Gnosticismo
Una plaga que surgió desde los primeros siglos de la era
cristiana es el gnosticismo. Varios magos y filósofos que se acercaron
al cristianismo no quisieron renunciar a sus antiguas prácticas y creencias,
por lo que intentaron fusionar sus dos doctrinas y crear una nueva fe que les
diera los beneficios del cristianismo sin tener que renunciar a sus privilegios
y al orgullo de ser miembros de una élite mística e iniciática.
Los gnósticos pensaban que la salvación no venía por la
fe en Jesucristo, sino por la
dedicación al estudio y a la meditación (de ahí su nombre: gnosis, lit.
conocimiento). Existieron y existen múltiples grupos y sectas gnósticas, las
cuales comparten algunas líneas de pensamiento pero se distinguen por proponer
un infinito de variantes, contradicciones y aportaciones nuevas.
La base del gnosticismo es suponer que existe Dios, pero
es tan lejano a nosotros que nos es completamente desconocido e incognoscible;
la Biblia no nos habla realmente de Él y ni siquiera la fe en Cristo nos
permitirá elevarnos hasta tal divinidad. La materia es mala, completamente
perversa y corrupta, y como Dios no puede hacer cosas malas, entonces Dios no es
el creador del universo. Dios, sin darse cuenta, emanó de sí una serie de
seres cada vez más lejanos a él y menos perfectos, hasta que uno de ellos, el
Demiurgo, acabó por crear la materia, incluyendo a los hombres. El Demiurgo es
ignorante y estúpido; por eso creó algo tan vil como la materia. Lo más
curioso de la doctrina gnóstica es que pretende que ese Demiurgo tonto, después
de crear al mundo, se sintió tan brillante que empezó a creerse Dios. Se reveló
a los hombres y es nada menos que el Yahveh del Antiguo Testamento. Según esto,
el Dios de Abraham, Moisés y los profetas no es más que un impostor.
La doctrina o doctrinas gnósticas son demasiado complicadas como para resumirlas en un simple artículo. Con lo poco que hemos podido decir hasta aquí, concluyamos diciendo que el gnosticismo no sólo es incompatible con la fe cristiana, sino verdadero enemigo. El gnosticismo aparta al hombre de la fe y la oración para arrojarlo al oscuro mundo de la magia, la meditación orientalista, el ocultismo y el satanismo. El gnosticismo es la base doctrinal del luciferianismo. En fin, todo cristiano hace bien en mantenerse lo más lejos posible de las asociaciones y sociedades gnósticas que pululan en México.
Los gnósticos creen que una de las emanaciones del
verdadero Dios Padre es un ser espiritual llamado El Unigénito, el cual para
devolver la armonía al mundo espiritual (pleroma) emanó a su vez a un
Cristo Superior, el cual se metió en el cuerpo de un hombre común y corriente
llamado Jesús. Otros dicen que, como la materia es mala, el Cristo no pudo
rebajarse tanto como para encarnarse, así que lo que hizo fue formarse un
cuerpo aparente; el Jesús que los romanos crucificaron no era sino un fantasma.
DIEGO GARCÍA, Querétaro, México
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