Eutanasia,
laberinto sin salida
La
reciente aprobación de la eutanasia en Holanda comienza rápidamente a
convertirse en el ejemplo que los legisladores anti-vida de otros países
esperaban, pues ya se escuchan voces en Francia y otros lugares donde se busca
extender el suicidio asistido. La decisión del poder legislativo holandés
ciertamente provocó una oleada de críticas: la Iglesia católica, políticos
de diversos países y organizaciones pro-vida y de asistencia social levantaron
su voz de inmediato para señalar el desvarío legal y moral de la eutanasia, así
como los grandes peligros que la nueva ley va a acarrear. Sin embargo, muchos
políticos de Europa y otros lugares, así como asociaciones médicas y grupos
diversos aplaudieron la legislación holandesa e iniciaron movimientos para
implantar leyes parecidas en sus países.
En
Francia, por ejemplo, el ministro de sanidad, Bernard Kouchner, anunció que
presionará a su gobierno para que legalice la eutanasia. Kouchner es, por
cierto, cofundador de la organización humanitaria Médicos sin Fronteras. En
Corea del Sur los médicos han redactado una propuesta que, de ser aprobada por
su Asamblea, les permitirá no sólo suspender, sino incluso negarse a dar
atención médica a las personas que ellos consideren que ya no tienen
esperanzas.
Parece
que las discusiones parlamentarias sobre la asistencia al suicidio voluntario
serán pronto una realidad en muchos países democráticos desarrollados. También
es muy posible que diversos países del Tercer Mundo, por imitación o por
servilismo, intenten la aprobación de leyes de eutanasia. Sin embargo, todas
las propuestas para implantar legislaciones de ese tipo se enfrentarán a
discusiones extremadamente complicadas, dado que cualquier versión de ley sobre
eutanasia está, por principio, llena de contradicciones y puntos cuestionables
desde infinidad de puntos de vista (legal, religioso, filosófico, médico,
etc.). Corresponde a los cristianos y a toda persona de buena voluntad hacer
saber a sus representantes que los enfermos terminales no necesitan que los
asesinen, sino que se les dé amor, atención con calidad y servicios médicos
verdaderamente humanos.
Problema
legislativo sobre la eutanasia
Cualquier
ley sobre eutanasia que pretendiera ser más o menos justa acabaría por
enloquecer al enfrentarse a los problemas legales que provocarían las
siguientes situaciones:
Si es el paciente quien pide la eutanasia:
-si la pide con anticipación, puede ser que se arrepienta cuando ya se acerque a
su muerte;
-si no sabe de medicina, puede decidir erróneamente sobre lo que autoriza y sobre los casos en que lo
autoriza;
-si la pide en el momento de su enfermedad, puede ser víctima de un arranque
emocional, miedo o desesperación;
-puede ser una señal de que le falta amor y cuidados;
-hay riesgo de que cambie constantemente de opinión, según sus
estados de ánimo.
Si es el médico el que decide la eutanasia:
-viola su vocación de servicio a favor de la salud y la
vida;
-está sujeto a error;
-puede obrar de mala fe o condicionado por su ideología;
-contribuye a la ya acelerada deshumanización de los servicios médicos;
-lesiona gravemente la relación médico-paciente. Éste puede empezar a
desconfiar de su médico e incluso a temerle.
Si es la familia la que decide:
-puede usar el recurso de la eutanasia para deshacerse del enfermo, ya sea para
librarse de la carga, para despojarlo de sus propiedades;
-viola todo rastro de derecho si toma la decisión en lugar del paciente por
estar éste inconsciente, vegetativo, enfermo mental o menor de edad;
-la relación del enfermo con su familia se deteriora irremediablemente cuando
aquel sabe que su vida ya no está en sus propias manos.
Débil defensa de la eutanasia
Los pro-eutanasia dicen que:
-un
paciente terminal con terribles dolores tiene derecho a morir para acabar
con su sufrimiento;
-si hay
derecho a la vida también debe haber derecho a la muerte;
-decidir el
momento de la muerte es un derecho si se ejerce con libertad;
-mantener
con vida a un paciente inconsciente o totalmente incapacitado viola su
dignidad e intimidad.
Pero los hechos demuestran que:
-menos de
la mitad de los solicitantes de eutanasia incluyen el dolor como factor y sólo
el 5% de los solicitantes manejan el dolor como factor único;
-morir no
es un derecho, pues no es algo que se tiene, se compra o se vende. No es
algo que se hace o se puede exigir que se haga;
-al momento
mismo de ejercer esa libertad se extingue
el sujeto mismo del “derecho” y de la libertad, lo que crea una
contradicción legal;
-si hay
atención médica humana no hay violación de la dignidad. Además, la
dignidad y más aún la intimidad pueden verse y sentirse menoscabadas en
mayor o menor grado durante una hospitalización normal o durante ciertos
tratamientos médicos rutinarios.
DIEGO
GARCÍA, Querétaro, México
Act: 25/01/16 @noticias del mundo E D I T O R I A L M E R C A B A M U R C I A |