Antología de Textos
para la oración y la meditación

Autor: Francisco Fdez-Carvajal
Ediciones Palabra

ACCIÓN DE GRACIAS - ADULACIÓN -  AFABILIDAD - ALEGRÍA - AMISTAD - AMOR - AMOR A DIOS - AMOR DE DIOS A LOS HOMBRES - ÁNGELES CUSTODIOS - APOSTOLADO - ARIDEZ - AVARICIA - AYUNO - BAUTISMO - BIENES TEMPORALES - BUEN PASTOR - CARIDAD - CASTIDAD - CIELO - COMPRENSIÓN - COMUNIÓN - COMUNIÓN DE LOS SANTOS - CONCIENCIA - CONFESIÓN - CONFIANZA EN DIOS -CONFIRMACIÓN - CONOCIMIENTO PROPIO - CONTEMPLACIÓN - CONTRICIÓN - CONVERSIÓN - CORAZÓN - CORRECCIÓN FRATERNA - CORRESPONDENCIA A LA GRACIA - COSAS PEQUEÑAS - CRISTIANOS - CRUZ - DEMONIO - DESCANSO - DESPRENDIMIENTO - DEVOCIONES - DIFAMACIÓN  - DIFICULTADES - DIRECCIÓN ESPIRITUAL - EJEMPLARIDAD - ENFERMOS - ENTREGA - ENVIDIA - ESCÁNDALO - ESPERANZA - ESPÍRITU SANTO - ETERNIDAD - EUCARISTÍA - EXAMEN DE CONCIENCIA - FAMILIA - FE - FELICIDAD - FIESTAS Y TIEMPOS LITÚRGICOS - FILIACIÓN DIVINA - FIN DEL HOMBRE - FLAQUEZAS - FORMACIÓN DOCTRINAL - FORTALEZA - FRUTOS - GENEROSIDAD - GRACIA - HUMILDAD - IGLESIA - INFIERNO - INSTRUMENTOS DE DIOS - IRA - JESÚS - JUICIO - JUICIO TEMERARIO - JUSTICIA - LECTURA ESPIRITUAL - LIBERTAD - LIMOSNA - LUCHA ASCÉTICA - LUGARES Y OBJETOS DE CULTO - MAGNANIMIDAD - MANSEDUMBRE - MILAGROS - MISA - MISERICORDIA - MISERICORDIA DIVINA - MORTIFICACIÓN - MUERTE - OBEDIENCIA - OFRECIMIENTO DE OBRAS - OMISIONES - ORACIÓN - ORACIÓN DE PETICIÓN - PACIENCIA - PAZ - PECADO - PECADO VENIAL - PEREZA - PERSEVERANCIA - PIEDAD - PREDICACIÓN - PREMIO - PRESENCIA DE DIOS - PRIMEROS CRISTIANOS - PROVIDENCIA - PRUDENCIA - PURGATORIO - PURIFICACIÓN - RECOGIMIENTO - RECTITUD DE INTENCIÓN - REDENCIÓN - RESPETO A LA PERSONA - RESPETOS HUMANOS - RESPONSABILIDAD - ROMANO PONTÍFICE - SABIDURÍA - SACERDOCIO - SACRAMENTOS - BAUTISMO - CONFIRMACIÓN - PENITENCIA - SACRAMENTO DEL ORDEN - UNCIÓN DE LOS ENFERMOS - MATRIMONIO - SAGRADA ESCRITURA - SAN JOSÉ - SANTIDAD - SANTOS - SERVIR A DIOS - SINCERIDAD - SOBERBIA - TEMOR DE DIOS - TEMPLANZA - TENTACIÓN - TIBIEZA - TIEMPO - TRABAJO - TRISTEZA - UNIDAD - VANAGLORIA - VERACIDAD - VIDA SOBRENATURAL - VIGILANCIA - VIRGEN SANTÍSIMA - VIRGINIDAD - VIRTUDES - VISITA AL SANTÍSIMO - VOCACIÓN - VOLUNTAD DE DIOS

 

A B C D E F G-H I J L M O P R S T-U V

 

VANAGLORIA

VERACIDAD

VIDA SOBRENATURAL

VIGILANCIA

VIRGEN SANTÍSIMA

VIRGINIDAD

VIRTUDES

VISITA AL SANTÍSIMO

VOCACIÓN

VOLUNTAD DE DIOS

 

VANAGLORIA

Citas de la Sagrada Escritura

Todo trabaja más de cuanto el hombre puede ponderar, y no se sacia el ojo de ver ni el oído de oir.
Si 1,2-9.

Una voz dice: Grita. Y yo respondo: ¿Qué he de gritar? Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo.
Is 40,6.

El que de sí mismo habla, busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que le ha enviado, ése es veraz y no hay en él injusticia.
Jn 7,18.

¿No sabes ya de siempre, desde que el hombre fue puesto sobre la tierra, que es breve la exaltación del malvado y dura un instante la alegria de los perversos?
Jb 20,4-5.

Porque, ¿quién es el que a ti te hace preferible? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y silo recibiste, ¿de qué te glorias, como si no lo hubieras recibido?
1Co 4,7.

Estad atentos a no hacer vuestra justicia delante de los hombres, para que os vean; de otra manera no tendréis recompensa ante vuestro Padre, que está en los cielos.
Mc 6,1.

No te vanaglories del dia de mañana, pues no sabes lo que dará de si.
Pr 27,1.

Quienes siembran vientos, recogerán tempestades. La espiga no dará fruto ni formará harina, y si algunas lo dieran; las devorará el extranjero. Os 8,7.

Peligros y consecuencias de la vanagloria


5256 Vanidad de vanidades; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho saca el hombre de todo por cuanto se afana debajo del sol?

Algunos tienen gran vanidad en ir montados en un buen caballo, de llevar una pluma en el sombrero, de estar ricamente vestidos; mas, ¿quién no conoce que esto es locura? Porque si hay alguna gloria en ello, es del caballo, del ave y del sastre; y ¿puede haber mayor flaqueza que mendigar estimación de un caballo, de una pluma y de un vestido? Otros se engríen y se van mirando porque llevan los bigotes levantados, la barba bien peinada, los cabellos encrespados; porque tienen suaves las manos, porque saben bailar, jugar o cantar; y ¿no será también flaqueza querer con unas cosas tan frívolas y ligeras aumentar su valor y acrecentar su reputación?

Otros, por un poco de ciencia, quieren ser honrados y respetados del mundo, como sí todos hubiesen de ir a su escuela y tenerlos por maestros, por lo cual se les da el nombre de pedantes. Otros se pavonean mirando su belleza, y creen que todo el mundo pone en ellos sus ojos; todo esto es sumamente vano, necio y descabellado, y la gloria que estriba en tan débiles fundamentos es vana, necia y frívola (SAN FRANCISCO DE SALES. Introd. a la vida devota, III,4).


5257 La vanagloría es una comida del alma que le brinda primero manjares deliciosos, pero después la deja vacía, despojada de virudes, en una absoluta desnudez, estéril y pobre de frutos espirituales (CASIANO, Instituciones,5).


5258 (El demonio procura) enredar nuestros pasos en las zarzas de la vanagloria (CASIANO, Instituciones,11).


5259 Ten cautela, no te dejes prender por el ardor de la vanagloria. ¿Cómo podéis creer; cuando andáis mendigando la gloria de los hombres? (
Jn 5,44). ¿Lo ves? Es tan grande este mal, que quien lo tiene no puede creer. Nosotros, por el contrario, digamos: Tú eres mi gloria (Sal 3,4), y el que se gloría, gloríese en el Señor (1Co 1,31) [. . . ]. Cuando des limosna, que sólo la vea Dios. Cuando ayunes, pon cara alegre 1. . . ] Tampoco has de presentarte como demásiado piadoso ni aparecer más humilde de lo que eres, no sea que, huyendo de la gloria, vayas en su busca (SAN JERÓNIMO, Epístola 22).


5260 Los ancianos usan de una comparación felicísima para describir el carácter de esta enfermedad que es la vanagloria. La asemejan a la cebolla y a otras plantas bulbosas. Quitáis una capa y encontráis una segunda: y cuantas más suprimís más envolturas halláis en ellas (CASIANO, Instituciones,11).


5261 Vanidad es buscar riquezas perecederas y esperar en ellas. También es vanidad desear honras y ensalzarse vanamente. Vanidad es seguir el apetito de la carne [. . . J. Vanidad es desear larga vida, y no curar que sea buena. Vanidad es pensar solamente en esta presente vida, y no proveer a 10 venidero. Vanidad es amar lo que tan presto pasa, y no apresurarse adonde está el gozo perdurable (Imitación de Cristo,1,1,4).


5262 Es necesario fijarse mucho en su entrada (de la vanagloria), como si se tratara de estar en guardia contra una fiera presta a arrebatar a aquel que no la vigila. Entra calladamente y destruye todas las cosas que encuentra en el interior (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol.
1P 336).


5263 La vanidad siempre se contrapone a la verdad, que permanece siempre y nunca desfallece (SAN AGUSTIN, Coment. sobre el Salmo 143).


5264 Ninguna otra cosa hace desear tanto las riquezas como el deseo de gloria. Los hombres presentan gran número de criados, de caballos, cubiertos de oro y mesas adornadas con plata, no porque ello reporte alguna utilidad, sino por ostentación delante de los demás. Y dice el Señor: No queráis atesorar para vosotros tesoros en la tierra (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol.
1P 383).


5265 Es una manifestación de soberbia que se dirige a buscar la excelencia en cosas de poco valor real.

Son cosas vanas las cosas falsas, las que no tienen solidez y aquellas que no pueden atender a su fin propio. (cfr. De malo, q. 9, a. 2; y Suma Teológica,2-2, q. 132, a. 1).


5266 Tu misma inexperiencia te lleva a esa presunción, a esa vanidad, a eso que tú crees que te da aire de importancia.

-Corrígete, por favor. Necio y todo, puedes llegar a ocupar cargos de dirección (más de un caso se ha visto), y, si no te persuades de tu falta de dotes, te negarás a escuchar a quienes tengan don de consejo. -Y causa miedo pensar el daño que hará tu desgobierno (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Camino, n. 352).


5267 La honra terrena se compara a la espuma, al agua helada o al humo, o al sueño (SAN JERÓNIMO, en Catena Aurea, vol.

IV, p. 27).

Se manifiesta de formas muy diversas


5268 Este vicio de la vanagloría, una vez abatido, se levanta y parece como que cobra mayores bríos para la lucha. Se le creía eliminado, y ahora renace más pujante y vigoroso de su muerte aparente (CASIANO, Instituciones,11).


5269 Ella fue la que los apartó de Dios; ella les hizo buscar otro teatro para sus luchas y los perdió. Porque cuando se procura agradar a los espectadores que cada uno tiene, según son los espectadores, tales son los combates que se realizan (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre 5. Mateo,72).


5270 Los otros vicios se manifiestan uniformes y simples. La vanagloria es distinta, compleja y varia. Arremete por todos los flancos, y su vencedor la encuentra en todo cuanto le circunda, enfrentándose con él. El porte y la actitud, el modo de andar, la voz, el trabajo, las vigilias, los ayunos, la plegaria, la soledad, la lectura, la ciencia, el silencio, la obediencia, la humildad, la longanimidad, son para este vicio otras tantas armas de que se sirve el enemigo para herir al soldado de Cristo.

Es como un arrecife que ocultan las olas agitadas. Emboscado en el agua y la espuma, pasa inadvertido a los navegantes (CASIANO, Instituciones,11).

Destruye la bondad de muchas obras.

Rectitud de intención


5271 Muchas veces nuestra débil alma, cuando recibe por sus buenas acciones el halago de los aplausos humanos, se desvía [. . . ], encontrando así mayor placer en ser llamada dichosa que en serlo realmente [. . . ]. Y aquello que había de serle un motivo de alabanza en Dios se le convierte en causa de separación de él (SAN GREGORIO MAGNO, Moralia,10>.


5272 Bueno es que padezcamos a veces contradicciones y que sientan de nos malamente, aunque hagamos buenas obras y tengamos buena intención. Esto ayuda a la humildad y nos defiende de la vanagloría. Mejor buscamos a Dios por testigo interior cuando Somos de fuera despreciados y no nos dan crédito ([initación de Cristo,1,12,1).


5273 Examina bien los motivos que te impulsan a obrar para descubrir las emboscadas de la vanidad y del amor propio; sólo a Dios debes referir todo el bien que hagas, porque has de saber que es una gran ganancia mantener oculta y secreta una obra buena de modo que sólo Dios la conozca; si por descuido tuyo viene a ser conocida de los hombres, pierde casi todo su valor, como un hermoso fruto que los pájaros han empezado a picotear (J. PECCI -León XIII-, Práctica de la humildad,48).


5274 Sí haces alguna mortificación extraordinaria, procura preservarte del veneno de la vanagloria, que destruye a menudo todo su mérito (J. PECCI -León XIII-, Práctica de la humildad,34>.


5275 Es treta sutil del enemigo hacer sucumbir al soldado de Cristo con sus propias armas, cuando no ha podido vencerle con las suyas (CASIANO, Instituciones,11).

Toda gloria es para Dios


5276 Nada más ridículo, nada más tonto que estar siempre dispuesto a hablar de 10 que se ha hecho, de lo que se ha dicho (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre el orgullo).


5277 Cuánto poder tenga para hacer daño el deseo de la vanagloria, nadie lo conoce mejor que aquel que le declara la guerra; porque es fácil no buscar la propia alabanza cuando ésta es negada, pero es difícil no complacerse en ella cuando se ofrece (SAN AGUsTíN en Catena Aurea, vol.
1P 336).


5278 Cuando des limosna, no vayas tocando la trompeta [. . . ]. Quizá procuraban reunir al pueblo cuando hacían algo bueno, para que todos fueran a ese espectáculo (SANTO ToMAS, Catena Aurea, vol.
1P 340).


5279 No te engrías sí has servido bien, porque has cumplido lo que tenias que hacer. El sol efectúa su tarea, la luna obedece; los ángeles desempeñan su cometido. El instrumento escogido por el Señor para los gentiles dice: yo no merezco el no7?bre de Apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios (
1Co 15,9) [. . . ]. Tampoco nosotros pretendamos ser alabados por nosotros mismos (SAN AMBROSIO, Hom. sobre 5. Lucas,8).


5280 Todos los males mortifican a los hijos del diablo, pero el deseo de la vanagloría mortifica más bien a los hijos de Dios que a los hijos del diablo (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol.
1P 336).


5281 Debes hacerte más pequeño que un niño; no andes tras las alabanzas de los hombres, ni ambiciones los honores; antes bien rechaza aquéllas y éstos (J. PECCI -León XIII-, Práctica de la humildad,30).

El premio para quienes rechazan la gloria


5282 Me veo precisado a decíros que temáis con mucho cuidado por las buenas obras que hacéis, no sea que por ellas busquéis algún favor o alguna gracia humana, no sea que se despierte en vosotros el deseo de alabanzas, y Jo que manifestáis al exterior se quede interiormente vacío de retribu ción (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 12 sobre los Evang. ).


5283 Debemos gozarnos y alegrarnos porque se nos prepara un premio en el reino de los cielos que no conseguirán los que van detrás de la vanagloria (SAN JERÓNIMO, en Catena Aurea, vol.
1P 258).


5284 El que dispensa la misericordia, la pierde si no se compadece con un corazón puro; si busca quedar bien, pierde todo el fruto [. . . ] (SAN AMBROSIO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 259).


5285 Tanto se es favorecido, cuanto menor se presume de las propias facultades. (SAN AGUSTíN, en Catena Aurea, vol. VI, p. 259).

 

VERACIDAD

Citas de la Sagrada Escritura

Sea tu sí, sí, tu no, no.
Mt 5,37.

Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Jn 14,6.

Cuando viniere Aquél, el Espíritu de verdad, os guiará hacia la verdad completa.
Jn 14,13.

Si permanecéis en mi palabra, seréis en verdad discípulos míos y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Jn 8,31-32.

Abrazados a la verdad, en todo ctezcamos en la caridad.
Ep 4,15.

El demonio es el padre de la mentira:
Jn 8,42.

El cristiano no debe mentir:
Ep 4,25 Ap 14,5.

Es una infamia en el hombre la mentira [. . . ].
Si 20,26.

Los cobardes, los infieles, los abominables, los homicidas, los fornicarios, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el estanque que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte.
Ap 21,8.

Seis cosas aborrece Yavé, y aun siete abomína su alma. Ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente. Corazón que trama iniquidades, pies que corren presurosos al mal. Testigos falsos, que difunden calumnias y encienden rencores entre hermanos.
Pr 6,16-19.

Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles, preservaos de la lengua mal hablada, porque la palabra más secreta no quedará impune, y la boca embustera da muerte al alma.
Sg 1,11.

Los labios mentirosos los aborrece Yavé, se agrada de los que proceden sinceramente.
Pr 12,22.

Es preferible el ladrón al mentiroso, uno y otro tendrán por heredad la perdíción.
Si 20,27.

Guárdate de mentir y de añadir mentiras a mentiras, que eso no acaba en bien.
Si 7,14.

Por lo cual, dejando de lado a la mentira, hable cada uno verazmente con su prójimo, pues que todos somos miembros unos de otros.
Ep 4,25.

No hay para qué gloriaros, ni levantar mentiras contra verdad:

que esa sabiduría no es la que desciende de arriba, sino más bien una sabiduría terrena, animal y diabólica.
Jc 3,14-15.

Ellos (los gentiles) habían colocado la mentira en el lugar de la verdad 1. . . ]
Rm 1,25.

Fuera perros, hechiceros, fornícanos, homicidas, idólatras y todos los que aman y practican la mentira.
Ap 22,15.

Nuestro Señor es la misma verdad; el Verbo de Dios que podemos conocer y en quien debernos vivir.
1Jn 5,7.

Por lo tanto, es inútil buscar la verdad fuera de El: toda la sabiduría está contenida en Jesús.
Col 2,3.

Amor a la verdad


5286 En sentido amplio, consiste la veracidad en el amor a la verdad. Más concretamente, designa la verdad en las palabras, la conformidad de éstas (o gestos equivalentes) con el pensamiento, con la convicción interior (cfr. Suma Teológica,2-2, q. 109, a. 1).


5287 No tengas miedo a la verdad, aunque la verdad te acarree la muerte (J. ESCRIVÄ DE BALAGLER, Camino, n. 34).


5288 Quien no ama la verdad, todavía no conoce (SAN GRECORIO MAGNO, Hom. 14 sobre los Evang. ).


5289 ¡Oh Verdad!, tú presides en todas partes a todos los que te consultan y a un tiempo les respondes a todos, aunque sean cosas diversas. Claramente tú respondes, pero no todos oyen claramente. Todos te consultan sobre lo que quieren. Optimo ministro tuyo es el que atiende tanto a oir de ti lo que él quisiera, cuanto a querer aquello que de ti oyere (SAN AGUSI¡N, Confesiones,10).


5290 (La mentira) asemeja al hombre al diablo (SANTO TOMAs, Sobre los mandamientos, l. c. , p. 280).


5291 La transigencia es señal cierta de no tener la verdad. Cuando un hombre transige en cosas de ideal, de honra

o de Fe, ese hombre es un. . . hombre sin ideal, sin honra, y sin Fe (J. ESCRivA DE BALAGUER, Camino, n. 394).


5292 Los hombres pasan, la verdad del Señor permanece para siempre (Imitación de Cristo,1,5,2).


5293 No poseemos plenamente una verdad sí no la enseñamos a otros, si no los hacemos partícipes de nuestra contemplación; no amamos verdaderamente una virtud si no deseamos ver cómo la aman los demás; no amamos sinceramente a Dios si no deseamos hacer que los demás le amen. (GARRIGOL-LAGRANGE R. Las conversiones del alma, p 19).

La veracidad y las demás virtudes


5294 Por ser animal sociable, el hombre debe a los demás cuanto sea necesario para la conservación de la sociedad. Ahora bien, no sería posible la convivencia entre los hombres si no se fiaran entre si, convencidos de que se dicen mutuamente la verdad (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,2-2, q. 109, a. 3).


5295 La verdad huye del entendimiento que no encuentra humilde (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 18 sobre los Evang. ).


5296 Es cierto que la verdad huye siempre de las mentes que no son humildes (SAN AGLSTIN, Sermón sobre humildad y temor de Dios).


5297 La mentira hace imposible la vida social (SANTO ToMÁS, Sobre los mandamientos,1. c. , p. 281).


5298 Se oponen entre sí la vanidad y la verdad (SAN AGUSTíN, Sermón 12).


5299 No podemos admitir el miedo a la ciencia, porque cualquier labor, si es verdaderamente científica, tiende a la verdad. Y Cristo dijo: Ego sum ventas (
Jn 14,6). Yo soy la verdad (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,10).

Rectificar cuando sea necesario


5300 Acostúmbrate a no mentir jamás a sabiendas, ni por excusarte, ni de otro modo alguno, y para esto ten presente que Dios es el Dios de la verdad. Si acaso faltas a ella por equivocación, enmiéndalo al instante, si puedes, con alguna explicación o reparación; hazlo así, que una verdadera excusa tiene más gracia y fuerza para disculpar que la mentira (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, III,30).


5301 Existen muchas personas -cristianos y no cristianos- decididas a sacrificar su honra y su fama por la verdad, que no se agitan en un salto continuo para buscar el sol que más caliente. Son los mismos que, porque aman la sinceridad, saben rectificar cuando descubren que se han equivocado. No rectifica el que empieza mintiendo, el que ha convertido la verdad sólo en una palabra sonora para encubrir sus claudicaciones (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,82).

Alguna vez es licito ocultar la verdad, pero nunca es lícito mentir


5302 De que se pueda en ocasiones ocultar la verdad, no se debe concluir que sea lícito mentir (SAN AGUSTíN, en Catena Aurea, vol.
1P 425).


5303 Por dos causas debe ocultarse el conocimiento de alguna cosa a quienes la preguntan. A saber, cuando el que inquiere es incapaz de comprenderla, o cuando por odio o menosprecio se hace indigno de que se le explique (SAN BE DA, en Catena Aurea, vol. VI, p. 368).


5304 La mentira unas veces constituye pecado mortal; otras, venial. Es mortal mentir en asuntos de fe, cosa que puede ocurrir a predicadores y maestros ilustres; y entre todas las clases de mentiras es ésta la más grave: Habrá entre vosotros maestros mendaces, que introducirán sectas perniciosas (2P 2,1). Algunos lo hacen en ocasiones por aparentar sabiduría (SANTO TOMAS. Sobre los mandamientos, l. c. , p. 281).

La ignorancia y el error


5305 Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo verdadero,para encubrir el engaño con apariencia de verdad. (SAN BEDA. en Catena Aurea, vol. IV, p. 76).


5306 Si me preguntáis por qué hay tan pocos cristianos que obren con la exclusiva intención de agradar a Dios, ved la razón de ello. Es porque la mayor parte de los cristianos se hallan sumidos en la más espantosa ignorancia, lo cual hace que todo su obrar sea meramente humano. De manera que, si comparaseis sus intenciones con las de los paganos, ninguna diferencia encontraríais. ¡Dios mio!, ¡cuántas buenas obras se pierden para el cielo! (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la virtud).


5307 Sólo como falsa ciencia puede ser calificada la doctrina de los herejes, los cuales enmascaran su propia ignorancia llamándola ciencia, del tiempo revuelto dicen que está sereno y a las tinieblas las llaman luz (SAN VICENTE DE LERINS, Conmonitorio, n. 21).


5308 Cuando se estudia mucho, se conoce a Dios: frecuentemente, la ignorancia es hija de la pereza (SAN JUAN CRISÓS-TOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 78).


5309 La antorcha encendida significa que no debemos permitir que nadie viva en las tinieblas de la ignorancia (SAN CIRILO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 101).


5310 La mayoría de las falsedades contienen algo de verdad; por lo menos, aquellas falsedades que son perversiones de la verdad son las que tienen más éxito. Pero, aun sin falsedad, vosotros sabéis cuán extraña puede aparecer la verdad a mentes no familiarizadas con ella (CARD. J. H. NEWMAN, Sermón en la inaugurac. del Seminario 5. Bernardo,3-X- 1873).


5311 Conmueven a Jesús el hambre y el dolor, pero sobre todo le conmueve la ignorancia (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,109).


5312 No se lee en el Evangelio que Cristo dijese: "os envío el Espíritu Santo para que os instruya sobre el curso del sol y de la luna". Porque quería hacer cristianos, no matemáticos (SAN AGUSTÍN, Sermón 2).


5313 Muchas veces juzgamos las cosas conforme a nuestro deseo, y perdemos con frecuencia el verdadero juicio por amor propio (Imitación de Cristo,1,14,1).


5314 Si se da una razón contra la autoridad de las divinas Escrituras, por muy aguda que sea, engaña con semejanza de verdad, pues no puede ser verdadera (SAN A(;USTIN, Epístola 143, a Marceliano).


5315 La doctrina del Salvador es por si misma perfecta v de ninguna necesita pues es la virtud y sabiduría de Dios La filosofía griega al unirse a ella no hace mas poderosa la verdad; mas por hacer debiles los argumentos de los sofistas contra aquella y rechazar las engañosas asechanzas contra la misma fue llamada ajustado muro, cerca y valladar de la viña (CLEMENTE DE ALEJANDRIA Stromata 1)

VIDA SOBRENATURAL

Citas de la Sagrada Escritura

Respondió Jesús y le dijo:

Quien bebe de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le diere no tendrá jamás sed; el agua que yo le de se liará en él una fuente que salte hasta la vida eterna. Jn 4,13-14.

Y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mi. Y aunque al presente vivo en carne, vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mi. Ga 2,20.

Os digo, pues: Andad en espíritu y no deis satisfacción a la concupiscencia de la carne. Porque la carne tiene tendencias contrarias a las del espíritu, y el espíritu tendencias contrarias a las de la carne, pues uno y otra se oponen de manera que no hagáis lo que queréis. Ga 5,16-17

Y murió por todos para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que por ellos murió y resucitó. 2Co 5,15.

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no lleve fruto, lo cortará; y todo el que dé fruto, lo podará, para que dé más fruto. Jn 15,1-2.

Permaneced en mi y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto de si mismo si no permaneciere en la vid, tampoco vosotros si no permaneciereis en mí. Yo soy la vid. Vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque sin mino podéis hacer nada. Jn 15,4-6.

Sí permanecéis en mi y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que quisiereis, y se os dará. En esto será glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así seréis discípulos míos. Jo 15,7-8.

Por sus frutos los conoceréis. ¿Por ventura se recogen racimos de los espinos o higos de los abrojos? Todo árbol bueno da buenos frutos, y todo árbol malo da frutos malos. No puede árbol bueno dar malos frutos, ni árbol malo frutos buenos. El árbol que no da buenos fruto0 es cortado y arrojado al fuego. Por los frutos, pues, los conocereis.
Mt 7,16-20.

Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será el varón prudente, que edífíca su casa sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa; pero no cayó, porque estaba fundada sobre roca.
Mt 7,24-25.

El que halla su vida, la perderá, y el que la perdiere por amor de mi, la hallará.
Mt 10,39.

Vida sobrenatural y deseos de Dios: Buscar a Dios


5320¡Oh, Vida que la dais a todos!, no me neguéis a mi esta agua dulcísima que prometéis a los que la quieren. Yo la quiero, Señor, y la pido, y vengo a Vos; no os escondáis, Señor, de mi, pues sabéis mi necesidad y que es verdadera medicina del alma llagada por Vos. ¡Oh, Señor, qué de maneras de fuegos hay en esta vida! ¡Oh, con cuánta razón se ha de vivir con temor! Unos consumen el alma, otros la purifican, para que viva siempre gozando de Vos. ¡Oh, fuentes vivas de las llagas de mi Dios, cómo manaréis siempre con gran abundancia para nuestro mantenimiento y qué seguro irá por los peligros de esta miserable vida el que procurare sustentarse de este divino licor! (SANTA TERESA, Exclamaciones,9).

La vida sobrenatural está destinada a crecer


5316 Cuanto más conoce el alma a Dios, tanto más le crece el deseo de verlo y la pena de no verLo (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual,6,2).


5317 Todo amor o sube o baja. Con el buen amor nos elevamos a Dios, con el malo nos hundimos en el precipicio (SAN AGUSTíN, Coment. sobre el Salmo 122).


5318 En la fragua suelen echar agua para que el fuego se encienda y avive más. Esto hace el Señor con algunas de estas almas que tienen estas calmas de amor. Les da algunas señales de su excelencia para enfervorizarías más y así ir preparándolas para los regalos que después les quiere hacer (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual,11,1).


5319 Si dijeres basta, estás perdido. Ve siempre a más, camina siempre, progresa siempre. No permanezcas en el mismo sitio [. . . ] (SAN AULST]N, Sermón 169).

"Recomenzar" muchas veces Ver nn. 1999-2000; 3381-3384.


5321 Hay quien no es capaz ni siquiera de cambiarse de sitio por Dios.

Quisieran sentir gustos y consuelos de Dios sin hacer más esfuerzo que tragar lo que El les echa en la boca y gozar lo que les pone en el corazón sin mortificarse ellos en nada; sin dejar sus gustos, consuelos y veleidades.

Pero esperan en vano. Porque mientras ellos no salgan a buscar a Dios, por mucho que le llamen, no le encontrarán (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual,3,2).


5322 Sin duda tenían fe los que dijeron: Señor auméntanos la fe. Y mientras se vive aquí, ésta es la canción de todos los

que avanzan (SAN AGUsTíN, Coment. sobre el Salmo 17).


5323 Se quedaron muy grabadas en mi cabeza de niño aquellas señales que, en las montañas de mi tierra, colocaban a los bordes de los caminos; me llamaron la atención unos palos altos, ordinariamente pintados de rojo. Me explicaron entonces que, cuando cae la nieve, y cubre senderos, sementeras y pastos, bosques, peñas y barrancos, esas estacas sobresalen como un punto de referencia seguro, para que todo el mundo sepa siempre por dónde va la ruta.

En la vida interior, sucede algo parecido (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,151).

Por eso, en los mmentos de nevada y de ventisca, unas 5324 prácticas piadosas sólidas -nada sentimentales-, bien arraigadas y ajustadas a las circunstancias propias de cada uno, serán como esos palos pintados de rojo, que continúan marcándonos el rumbo, hasta que el Señor decida que brille de nuevo el sol, se derritan los hielos, y el corazón vuelva a vibrar, encendido con un fuego que en realidad no estuvo apagado nunca: fue sólo rescoldo oculto por la ceniza de una temporada de prueba, o de menos empeño, o de escaso sacrificio (J. ESCRIVÁ DE BALACUER, Amigos de Dios,151).


5325 Está claro que es menester trabajar mucho, y gran ayuda es tener altos pensamientos para esforzarnos a que lo sean nuestras obras (SANTA TEREsA, Camino de perfección,4,

1).


5326 Según la capacidad que el vaso de la fe lleve a la fuente, así es su llenumbre (SAN AGUSTIN, Trat. Evang. S. Juan,17).


5327 Toda la vida del buen cristiano es un santo deseo. Lo que deseas no lo ves todavía, mas por tu deseo te haces capaz de ser saciado cuando llegue el momento de la visión. Supón que quieres llenar una bolsa, y que conoces la abundancia de lo que van a darte; entonces tenderás la bolsa, el saco, el odre o lo que sea; sabes cuán grande es lo que has de meter dentro y ves que la bolsa es estrecha, y por esto ensanchas la boca de la bolsa para aumentar su capacidad. Asi Dios, difiriendo su promesa, ensancha el deseo; con el deseo, ensancha el alma y, ensanchándola, la hace capaz de sus dones (SAN AGESTIN, Trat. sobre la 1a carta de S. Juan).


5328 ¡Oh, vida, vida! ¿cómo puedes sustentarte estando ausente de tu vida? (SANTA TERESA, Exclamaciones,1).


5329 Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti (SAN AGESTIN, Confesiones

1,1).

Manifestaciones


5330 En la vida espiritual no hay una nueva época a la que llegar. Ya está todo dado en Cristo, que murió, y resucitó, y vive y permanece siempre. Pero hay que unirse a El por la fe, dejando que su vida se manifieste en nosotros, de manera que pueda decirse que cada cristiano es no ya alter Chrístus, sino ipse Christus, ¡el mismo Cristo! (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,104).


5331 El que quisiere ver cuánto ha aprovechado en este camino de Dios, mire cuánto crece cada día en humildad interior y exterior. ¿Cómo sufre las injusticias de los otros? ¿Cómo sabe dar pasada a las flaquezas ajenas? ¿Cómo acude a las necesidades de sus prójimos? ¿Cómo se compadece y no se indigna contra los defectos ajenos? ¿Cómo sabe esperar en Dios en el tiempo de la tribulación? ¿Cómo rige su lengua? ¿Cómo guarda su corazón? ¿Cómo trae domada su carne con todos sus apetitos y sentidos? ¿Cómo se sabe valer en las prosperidades y adversidades? ¿Cómo se repara y provee en todas las cosas con gravedad y discreción? Y, sobre todo esto, mire si está muerto el amor de la honra, y del regalo, y del mundo, y según lo que en esto hubiere aprovechado o desaprovechado, así se juzgue, y no según lo que siente o no siente de Dios (SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, Tra(. de la oración y meditación, II,5).


5332 Es como si Dios penetrase cada vez más profundamente en nuestra voluntad. (SANTO TOMÁs. Suma Teológica,1-2, q. 2, a. 1 ad 3).


5333 Y así como hay cosas que ayudan a la devoción, así también hay cosas que la impiden, entre las cuales la primera son los pecados, no sólo los mortales sino también los veniales, porque éstos, aunque no quitan la caridad, quitan el fervor de la caridad, que es casi lo mismo que devoción; por donde es razón evitarlos con todo cuidado, ya que no fuese por el mal que nos hacen, a lo menos por el grande bien que nos impiden (SAN PEDRO ALCÁNTARA, Trat. de la oración y meditación, II,3).


5334 Tan sin peso es la carga de Cristo que, lejos de oprimir, alivia. No es al modo de las cargas que, por pesar poco, se dice no pesan nada; su peso tienen [. . . ]. No es así la carga de Cristo, antes conviene que la lleves para ser aliviado, y más agobiado te verás cuando la dejes en el suelo. Miradlo en las aves. El ave lleva la carga de sus alas; observad que las pliega para descender a tierra, para descansar [. . . ]

¿Piensas que está cargada? Quitale las alas, y caerá; cuando menos carga se le deje, menos volará. Te parecerá que es usar con ella de misericordia el quitarle ese peso de las alas; mas sí quieres hacerle favor, no se las quites, y si ya se las quitaste, deja que le vuelvan a crecer; así, creciendo en peso, alzará el vuelo sobre la tierra (SAN AGUSTíN, Sermón /1).


5335 Tú, al que llenas de ti, lo elevas; mas, como yo aún no me he llenado de ti, soy todavía para mi mismo una carga (SAN AGUSTíN. Confesiones,10).


5336 Ha de hacer cuenta el que comienza, que comienza a hacer un huerto en tierra muy infructuosa, que lleva muy malas hierbas, para que se deleite el Señor. Su Majestad arranca las malas hierbas, y ha de plantar las buenas. Pues hagamos cuenta de que está ya hecho esto cuando se determina a tener oración un alma, y lo ha comenzado a usar. Y, con ayuda de Dios, hemos de procurar, como buenos hortelanos, que crezcan estas plantas y tener cuidado de regarías, para que no se pierdan, sino que vengan a echar flores que den de sí gran olor, para dar recreación a este Señor nuestro, y así se venga a deleitar muchas veces a esta huerta y a holgarse entre estas virtudes (SANTA TERESA, Vida,11,2).


5337 Si me preguntáis qué es lo más esencial en la religión y en la disciplina de Jesucristo, os responderé: lo primero la humildad, lo segundo la humildad y lo tercero la humildad (SAN AGUSTíN, Epístola 118).


5338 Que nuestra vida tenga su centro en nuestro interior, donde Cristo habita (SAN BERNARDO, Sermón 5).


5339 Cada uno es lo que es su amor. . . ¿Amas la tierra? Te harás tierra. ¿Amas a Dios? Serás Dios (S\N A(USTIN, Trat. Evang. S. Juan,2).


5340 La fecunda vida cristiana reproduce de algún modo la "circulación" trinitaria: donde está una Persona están las otras dos. También el quehacer temporal, el apostólico, y el amor de Dios se reclaman mutuamente. Más aún: cuando esa nidad existe realmente, no se sabe con exactitud

dónde empiezan y terminan el trabajo, el apostolado y la oración; todo es a la vez oración, trabajo y apostolado (J. M. PEROSANz. El símbolo atanasiano, PP. 62-63).


5341 Distraerte. -¡Necesitas distraerte!. . . abriendo mucho tus ojos para que entren bien las imágenes de las cosas, o cerrándolos casi, por exigencia de tu miopía. . . ¡Ciérralos del todo!: ten vida interior, y verás, con color y relieve insospechados, las maravillas de un mundo mejor, de un mundo nuevo: y tratarás a Dios. . . , y conocerás tu miseria. . . , y te endiosarás. . . con un endiosamiento que, al acercarte a tu Padre, te hará más hermano de tus hermanos los hombres (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 283).

La vida sobrenatural del sacerdote


5342 Una contraposición entre el ministerio sacerdotal y la vida espiritual del sacerdote es falsa, y sólo puede proceder de no haber entendido rectamente una de las dos cosas, o las dos. Esa contraposición no se ha dado jamás en los sacerdotes santos, que han encontrado en el ejercicio del ministerio una exigencia de propia vida espiritual, y en esa vida espiritual un estimulo para el ministerio cultual y pastoral (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, p. 120).

¿Ejerces la cura de almas? No por ello olvides la cura de ti 5343 mismo, ni te entregues tan pródigamente a los demás que no quede para ti nada de ti mismo; porque es necesario, ciertamente, que te acuerdes de las almas a cuyo frente estás, pero no de manera que te olvides de ti (SAN CARLOS BoRROMEO, Sermón con ocasión de su último sínodo).


5344 El ministerio rectamente ejercido -por ejemplo, la Misa bien celebrada, los Sacramentos bien administrados, la Palabra de Dios bien predicada, la caridad pastoral delicadamente vivida, etc. - fomenta la vida interior; y la vida interior bien encauzada dispone para el mejor ejercicio del ministerio; pero ni una ni otra cosa salen solas, las dos requieren atención, correspondencia a la gracia (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, p. 121).


5345 Dice muy bien la Iglesia, refiriéndose a sus miembros enfermos: Me pusieron a guardar sus viñas; y n?i viña, la mía, no la supe guardar. Elegidos como guardas de las viñas, no custodiamos ni tan sólo nuestra propia viña, sino que, entregándonos a cosas ajenas a nuestro oficio, descuidamos los deberes de nuestro ministerio (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 17 sobre los Evang. )

La vida sobrenatural y los demás


5346 Sin una vida interior sólida, sin una auténtica unión con Jesucristo, sin piedad verdadera, no se puede ser apóstol. Para restaurar todas las cosas en Cristo por medio del apostolado es menester la gracia divina, y el apóstol no la recibe sí no está unido a Cristo. Todos los que participan del apostolado deben, por tanto, poseer la verdadera piedad (SAN Pío X, Carta,11-6-1909).


5347 Recibe de Cristo, para que puedas hablar a los demás. Acoge en ti el agua de Cristo [. . . ]. Llena, pues, de esta agua tu interior, para que la tierra de tu corazón quede humedecida y regada por sus propias fuentes (SAN ANIBROSIO, Carta 2).


5348 Donde está la caridad, ¿qué puede faltar? Y donde ella no está, ¿qué puede aprovechar? (SAN AGUSTíN, Trat. Evang.

S. Juan,3).


5349 Es preciso que seas "hombre de Dios", hombre de vida interior, hombre de oración y sacrificio. -Tu apostolado debe ser una superabundancia de tu vida "para adentro" (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER Camino, n. 961).


5350 Todo el que quiere vivir tiene de dónde vivir y de qué vivir. Que venga y crea. Que se incorpore para ser vivificado, que no le atemorice la unión con los demás miembros. Que no sea un miembro gangrenado que haya que amputar, ni torcido, del que haya que avergonzarse. Que sea un miembro robusto, adaptado, sano. Que se abrace firmemente al cuerpo (SAN AGUSTíN, Trat. Evang. S. Juan,26).


5351 (El Bautista) [. . . ] escuchaba en su interior la voz de la verdad para manifestar al exterior lo que oía (SAN GREGORIO M(N(), Hom. 20 sobre los Evang. ).


5352 Reina la concupiscencia carnal donde no hay caridad (SAN AGUSTíN, Enquiridio,117).


5353 No hay camino más sublime que el de la caridad, y por él sólo andan los humildes (SAN AGUSTíN, Co¡nent. sobre el

Sabno 141).


5354 Acá, estas dos cosas pide el Señor; amor a Su Majestad y al prójimo; es en lo que hemos de trabajar. Guardándolas con perfección, hacemos su voluntad, y así estaremos unidos con El [. . . ].

La señal más cierta que -a mi parecer- hay de si guardamos estas dos cosas, es guardando bien la del amor del prójimo; porque sí amamos a Dios no se puede saber (aunque hay indicios grandes para entender que le amamos), mas el amor del prójimo, sí. Y estad ciertas que mientras más en éste os viereis aprovechadas, más lo estáis en el amor de Dios; porque es tan grande el que Su Majestad nos tiene, que en pago del que tenemos al prójimo hará que crezca el que tenemos a Su Majestad por mil maneras; en esto yo no puedo dudar [. . . J creo yo que, según es malo nuestro natural, que si no es naciendo de raíz del amor de Dios, no llegaremos a tener con perfección el del prójimo. (SANTA TERESA Las Moradas,5,3).

VIGILANCIA

Citas de la Sagrada Escritura

Vela sobre ti, atiende a la enseñanza, insiste en ella. Haciendo así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan. 1Tm 4,16.

Yo sé que después de mí partida vendrán a vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño, y que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que enseñen doctrinas perversas para arrastrar a los discípulos en su seguimiento. Velad, pues, acordándoos de que por tres años, noche y día, no cesé de exhortaros a cada uno con lágrimas. Ac 20,29-31.

Yo duermo, pero mí corazón vela. Es la voz del amado que llama: ¡Abreme, hermana mía, amada mía, paloma mía, inmaculada mía!. Que está mí cabeza cubierta de rocío y mis cabellos de la escarcha de la noche. Ct 5,2.

Amo a los que me aman, y el que me busca me hallará. Pr 8,17.

entonces estarán dos en el campo, uno será tomado y otro será dejado. Dos molerán en la muela, una será tomada y otra será dejada.

Velad, pues, porque no sabéis cuándo llegará vuestro Señor. Pensad bien que si el padre de familia supiera en qué vigilia vendría el ladrón, velaria y no permitiría horadar su casa. Por eso vosotros habéis de estar preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre.
Mt 24,40-44.

Llegaron más tarde las otras vírgenes, diciendo: Señor, señor, ábrenos. Pero él respondió: En verdad os digo que no os conozco. Velad, pues que no sabéis el día ni la hora.
Mt 25,11-13.

Y tomando a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y angustiarse. Entonces les dijo: Triste está mi alma hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo.
Mt 26,37-38.

Y viniendo a los discípulos, los encontró dormidos, y dijo a Pedro: ¿De modo que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad para que no caigáis en la tentación; el espíritu está pronto, pero la carne cs flaca.
Mt 26,40-41.

Estad alerta, velad, porque no sabéis cuándo será el tiempo. Como el hombre que parte de viaje, al dejar su casa, encargó a sus siervos a cada uno su obra, y al portero le encargó que velase. Velad, pues, vosotros, porque no sabéis cuándo vendrá el amo de la casa, si por la tarde, si a medianoche, o al canto del gallo, o a la madrugada, no sea que, viniendo de repente, os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.

Mc 13,33-37.

Estad atentos, no sea que se emboten vuestros corazones por la crápula, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, y de repente venga sobre vosotros aquel día como un lazo; porque vendrá sobre todos los moradores de la tierra. Velad, pues, en todo empo y orad, para que podáis evitar todo esto que ha de venir y comparecer ante el Hijo del hombre. Lc 21,34-36.

Tened ceñidos vuestros lomos y encendidas las lámparas, y sed como hombres que esperan a su amo de vuelta de las bodas, para que, al llegar él y llamar, al instante le abran. Dichosos los siervos aquellos a quienes el amo hallare en vela; en verdad os digo que se ceñirá, y los sentará a la mesa, y se prestará a servirlos. Ya llegue a la segunda vigilia, ya a la tercera, silos encontrare así, dichosos ellos. Vosotros sabéis bien que, si el amo de casa conociera a qué hora habría de venir el ladrón, velaría y no dejaría horadar su casa. Lc 12,35-40.

Velad y estad firmes en la fe, obrando varonilmente y mostrándoos fuertes. 1 Co 16,13.

El fin de todo está cercano. Sed, pues, discretos y sobrios (para prepararse) a la oración. 1P 4,

Sed sobrios y vigilad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quien devorar. 1P 5,8.

Por lo cual, ceñidos los lomos de vuestra mente y viviendo sobriamente, tened vuestra esperanza completamente puesta en la gracia que os ha traído la revelación de Jesucristo. ]P 1,13.

Cuanto a vosotros, hermanos, no viváis en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas. Por consiguiente, no durmamos como los otros, sino que estemos vigilantes y vivamos sobriamente. Los que duermen, de [loche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, hijos del día, seamos sobrios, revestidos de la coraza de la fe y de la caridad y del yelmo de la esperanza en la salvación. Que no nos destína Dios a la ira, sino a la adquisición de la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros para que, ya velemos, ya durmamos, vivamos unidos a El,1 Th 5,4-10.

Al ángel de la iglesia de Sardes escribe: Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras y que tienes nombre de vivo, pero estás muerto. Estáte alerta y consolída lo demás, que está para morir, pues no he hallado perfectas tus obras en la presencia de mi Dios. Por tanto, acuérdate de lo que has recibido y has escuchado, y guárdalo y arrepiéntete. Porque, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás la hora en que vendré a ti. Ap 3,1-3.

He aquí que vengo como ladrón; bienaventurado el que vela y guarda sus vestidos para no andar desnudo y que se vean sus vergüenzas. Ap 16,15.

Tomad el yelmo de la salvación y la espada del espíritu, que es la palabra de Dios, con toda suerte de oraciones y plegarias, orando en todo tiempo en espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y súplica por todos los santos. Ep 6,17-18.

Aplicaos a la oración, velad en ella con hacímiento de gracias, orando a una también por nosotros; para que Dios nos abra puerta para la palabra, para anunciar el misterio de Cristo, por amor del cual estoy preso. Col 4,2-3.

"No sabemos ni el día ni la hora"


5355 [. . . ] cada cual ha de ser juzgado en el estado en que salga de este mundo; y por esto ha de velar todo cristiano, para que la llegada del Señor no le encuentre dormido: y le encuentra en esta situación al que en el último dia de su vida le encuentra desprevenido (SAN AGUSTIN, en Catena Aurea, vol. III, p. 202).


5356 Quiso el Señor que nos fuese desconocida la última hora, para que, no pudiendo preverla, estemos siempre preparándonos para ella (SAN GREGORIO MAGNO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 106).


5357 Siempre hemos de tener presente la hora de nuestra salida; siempre hemos de tener ante los ojos del alma este consejo de Nuestro Redentor: Velad, porque no sabéis el día ni la hora (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 12 sobre los Evang. ).


5358 Estad vigilantes, pues no sabéis cuándo llegará vuestro Señor. Pensad bien que si el padre de familias supiera en qué vigilia vendría el ladrón [. . . ].

Con esto parece confundir a aquellos que no ponen tanto cuidado en guardar su alma, como en guardar sus riquezas del ladrón que esperan (SAN JUAN CRISÓSTOMO en Catena Aurea, vol. III, p. 204).


5359 A nadie se le ha prometido nunca el día de mañana (SAN AGUSTIN, Sermón 87).

Vigilancia en la doctrina


5360 Se dejaron seducir por el brillo de un lenguaje acicalado y por ciertas máximas de los filósofos. Estas, a primera vista, no parecían estar en pugna con nuestros sentimientos religiosos ni en desacuerdo con nuestra santa fe. Tenían el brillo del oro; pero en realidad era un brillo falso, postizo. Por eso, después de haberse dejado engañar con esta apariencia de doctrina que, en la superficie, parecía inocua y verdadera, se encontraron de pronto en la miseria más absoluta, como quienes se han provisto sólo de moneda falsa (CASIANO, Colaciones,1).


5361 Como piezas falsas que imitan la moneda del rey legitimo, parecen estas obras, a primera vista, impresas con el troquel de la piedad o acuñadas con ella. Pero en realidad no llevan la impronta de la moneda autorizada, quiero decir, de los Padres católicos, reconocidos universalmente, ni proceden de la oficina legal de los antepasados, ya que no forman parte del genuino legado de sus enseñanzas. Al contrarío, son piezas fabricadas clandestinamente y en forma fraudulenta por los mismos demonios, que las hacen circular en seguida para engatusar a los ingenuos e ignorantes (CASIANO, Colaciones,1).

Parte de la virtud de la prudencia


5362 A la vigilancia se opone la negligencia o falta de solicitud debida, que procede de cierta desgana de la voluntad, lo cual impide que el entendimiento sea impulsado y movido a imperar lo que debe o en la forma que debe (SANTO To-MÁS, Suma Teológica,2-2, q. 54, a. 3).


5363 Cuidad que no se os oscurezcan las luces de vuestra inteligencia: porque los cuidados de esta vida ahuyentan la prudencia, hacen vacilar la fe y causan el naufragio (TITO BROCENSE, en Catena Aurea, vol. VI, p. 420).


5364 La prudencia está en guardia y en vigilancia diligente, no sea que insinuándose poco a poco una mala inclinación, nos engañemos y caigamos (SAN AGUSTíN, De las costumbres de la Iglesia,24).

Para custodiar el amor a Dios


5365 Vela con el corazón, vela con la fe, con la caridad, con las buenas obras ¡. . . ]; prepara las lámparas, cuida de que no se apaguen, alímentándolas con el aceite interior de una recta conciencia; permanece unido al Esposo por el Amor, para que El te introduzca en la sala del banquete, donde tu lámpara nunca se extinguirá (SAN AGUSTIN, Sermón 93).


5366 Me pondré de centinela, me plantaré en la atalaya, velaré para escuchar lo que me dice, lo que responde a mis quejas. Procuremos, hermanos, ponernos también nosotros de centinela, porque la vida presente es tiempo de lucha (SAN BERNARDO, Sermón 5).


5367 Para custodiar el Amor se precisa la prudencia, vigilar con cuidado y no dejarse dominar por el miedo. Entre los autores clásicos de espiritualidad, muchos comparan al demonio con un perro rabioso, sujeto por una cadena: sí no nos acercamos, no nos morderá, aunque ladre continuamente. Sí fomentáis en vuestras almas la humildad, es seguro que evitaréis las ocasiones, reaccionaréis con la valentía de huir; y acudiréis diariamente al auxilio del Cielo, para avanzar con garbo por este sendero de enamorados (J. EScRIvÁ DL BALAGUER, Amigos de Dios,180).


5368 No sabemos cuán grande es un pecado. No sabemos cuán sutil y penetrante es un mal. Da vueltas a nuestro alrededor y entra por cada rendija, o mejor, por cada poro. Es como el polvo, que todo lo cubre. contaminándonos por todos lados, y hace necesaria una atención y limpieza constantes (CARD, J. H. NEWMAN, Dom. de Septuagésima, Serm. del juicio).

Para no caer en la tentación


5369 Estad en vela, porque cuando el cuerpo duerme es nuestra naturaleza la que domina y obramos no guiados por nuestra voluntad, sino por los impulsos de nuestra naturaleza. Y cuando un pesado sopor, por ejemplo, la pusilanimidad o la tristeza, domina el alma, ésta es dominada por el enemigo y, bajo los efectos de ese sopor, hace lo que no quiere. Los impulsos dominan a la naturaleza y el enemigo al alma (SAN EFREN, Coment. al Diatéssaron,18,15-17).


5370 En fin, es menester siempre velar y orar, porque no hay mejor remedio para descubrir las cosas ocultas del demonio y hacerle dar señal que con la oración (SANTA TERESA, Camino de perfección,7,6).


5371 El diablo no permite a aquellos que no velan, que vean el mal hasta que lo han consumado (SAN JUAN CRIsOSTO1O, en Catena Aurea, vol. 111, p. 345).


5372 Si estás dormido y tu corazón no está en vela, se marcha sin haber llamado; pero si tu corazón está en vela, llama y pide que se le abra la puerta (SAN AMBROSIO, Coment. sobre el Salmo 18).


5373 Pero tened presente que, cum dormirent homines, mientras dormían los hombres, vino el sembrador de la cizaña, dice el Señor en una parábola (
Mt 13,25). Los hombres estamos expuestos a dejarnos llevar del sueño del egoísmo, de la superficialidad, desperdigando el corazón en mil experiencias pasajeras, evitando profundizar en el verdadero sentido de las realidades terrenas. ¡Mala cosa ese sueño, que sofoca la dignidad del hombre y le hace esclavo de la tristeza! (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,147).


5374 Este adversario enemigo nuestro por donde quiera que pueda procura dañar; y pues él no anda descuidado, no lo andemos nosotras (SANTA TERESA, Camino de perfección,19,13).

 

VIRGEN SANTISIMA

Citas de la Sagrada Escritura

1. Santa María Virgen

El Señor mismo os dará por eso la señal: He aquí que la virgen grávida da a luz, y le llama Emmanuel.
Is 7,14.

Eres jardín cercado, hermana mía, esposa, eres jardín cercado, fuente sellada.
Ct 4,12.

2. Madre del amor

Yo soy la madre del amor hermoso, del temor, de la ciencia y de la santa esperanza. Venid a mi cuantos me deseáis, y saciaos de mis frutos. Porque recordarme es más dulce que la miel, y poseerme, más rico que el panal de miel.
Si 24-26.

Amo a los que me aman, y el que me busca me hallará.
Pr 8,17

Y cantarán saltando de júbilo: "En ti están mis fuentes todas".
Ps 86,7.

3. Veneración a María

Tú, orgullo de Jerusalén; tú, gloria de Israel; tú, honra de nuestra nación; por tu mano has hecho todo esto, tú has realizado esta hazaña en favor de Israel. Que se complazca Dios en ella. Bendita seas tú del Señor omnipotente por siempre jamás. Amén.
Jdt 15,10.

Muchos hijos han hecho proezas, pero tú a todas sobrepasas.
Pr 31,29.

¿Quién es ésta que se levanta como la aurora, hermosa cual la luna, resplandeciente como el Sol, terrible como un ejército en orden de batalla? Ct 6,10.

4. Peticiones a través de María

Bienaventurado quien me escucha y vela a mi puerta cada día, guardando las jambas de mis puertas.
Pr 8,34.

Y una tienda como sombras de dia contra el calor, y como refugio y abrigo contra el turbión y el aguacero.
Is 4,6.

Entonces el creador de todas las cosas me dio una orden, y el que me creó reposó en mi tienda, y me dijo: Pon tu tienda en Jacob, y sea tu heredad en Israel. S
I 24,12.

Es tu cuello cual la torre de David, adornada de troleos, de la que penden mil escudos. .

S. inmaculada

(Pondré enemistad) [. . . J entre tu linaje y el suyo; Este te aplastará la cabeza, y tú le acecharás el calcañal.
Gn 3,15.

Eres del todo hermosa, amiga mía, no hay lacha en ti.
Ct 4,7.

Antes que los abismos fui engendrada yo, antes que fuesen las fuentes de abundantes aguas. .

Tus testimonios son verídicos en grado sumo, conviene a tu casa la santidad. ¡Oh Yavé!, por el transcurso de los días. .

El nombre de María


5375 El nombre hebreo de María se traduce por Domina en latín; el Angel le da, por tanto, el título de Señora (SAN PEDRO CRISÓLOGO, Sermón sobre la Anunciación de la B. Virgen María,142).


5376 Estas palabras, el Señor es contigo, son las más excelsas que se le podían haber dicho. Con razón, pues, el Angel reverencía a la Virgen, por ser Madre del Señor, y Señora por tanto. Y le es muy propio el nombre de María, que en siríaco quiere decir "Señora" (SANTO TOMÁS, Sobre el Avemaría,1. c. , p. 183).


5377 Y el nombre de la Virgen era María. Digamos también acerca de este nombre, que significa "estrella del mar" y se adapta a la Virgen Madre con la mayor proporción (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre,2).


5378 Porque sólo Ella conjuró la maldición, trajo la bendición y abrió la puerta del paraíso. Por este motivo le va el nombre de "María", que significa "estrella del mar"; como la estrella del mar orienta a puerto a los navegantes, María dirige a los cristianos a la gloria (SANTO TOMÁS, Sobre el Avemaría,1. c. , p. 185).


5379 Con razón se la llama "María", que quiere decir "iluminada": El Señor llenará tu alma de resplandores (
Is 58,11), y significa además "iluminadora de otros", por referencia al mundo entero; y se la compara a la luna y al sol (SANTO ToMAS, Sobre el Avemaría,1. c. ,182).


5380 La palabra María significa en hebreo estrella del mar, y en siríaco Señora. Y con razón, porque mereció llevar en sus entrañas al Señor del mundo y a la luz perenne de los siglos (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. V, p. 36).

"Su dignidad es casi infinita"


5381 La bienaventurada Virgen María, por el hecho de ser Madre de Dios, tiene una especie de dignidad infinita a causa del bien infinito que es Dios. Y en esa línea no puede imaginarse una dignidad mayor, como no puede imaginarse cosa mayor que Dios (SANTO TOMÁs, Suma Teológica,1, q. 25, a. 6).


5382 A la majestad de Dios convenía que no naciese sino de la Virgen, y a la Virgen convenía que no diera a luz a otro que a Dios (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre,2).


5383 Como el océano recibe todas las aguas, así María recibe todas las gracias. Como todos los ríos se precipitan en el mar, así las gracias que tuvieron los ángeles, los patriarcas, los profetas, los apóstoles, los mártires, los confesores y las vírgenes se reunieron en María (SAN BUENAvENTURA, Speculi,2).


5384 Quita este cuerpo solar que ilumina al mundo, ¿cómo podna haber día? Quita a María, esta estrella del mar (. . . ), ¿qué quedará, sino oscuridad que todo lo ofusque, sombra de muerte y densisímas tinieblas? (SAN BERNARDO, Hom. en la Natividad de la B. Virgen María,6).


5385 Sí se veneran todos los justos, ¿quién es el que no alabará a la fuente de la Justicia y al tesoro de la santidad? Ni la lengua de los hombres, ni la mente de los ángeles, que es lo más sublime del mundo, pueden dignamente ensalzaría (SAN JUAN DAMASCENO, Homilía en la Dormición de la Virgen,1).


5386 Dios dio el nombre de mar a la reunión de las aguas, y a la reunión de todas las gracias se llama María (SAN BERNARDO, Hom. super Missus est).


5387 Mujer, eres tan grande y tanto vales, que quien quiere una gracia y no recurre a ti, pretende volar n alas (LEÓN XIII, Enc. A ugustissimae Virginis Maríae).

Predestinación de María


5388 Eligió y señaló (Dios) desde el principio y antes de los tiempos, una Madre para que su unigénito Hijo, hecho carne de ella, naciera en la dichosa plenitud de los tiempos; y en tanto grado la amó por encima de todas las criaturas, que en sólo ella se complació con señaladísíma benevolencia (Pto IX, Bula Inefflabilis Deus,8-XII-1854).


5389 La Virgen bienaventurada, predestinada desde la eternidad como Madre de Dios, junto con la encarnación del Verbo Divino, por consejo de la Providencia divina se constituyó en esta vida como Madre santa del Redentor divino, como asociada generosa y excepcional, y como humilde esclava del Señor (CONC. VAT. II, Const. Lumen gentiuln,61).


5390 Fue enviado el ángel, dice el Evangelio, a la Virgen. Virgen en su cuerpo, virgen en su alma, virgen por su decisión, virgen, finalmente, santa en el cuerpo y en el alma; no hallada recientemente y por casualidad, sino elegida desde la eternidad, predestinada y preparada por el Mtísímo para El mismo, guardada por los ángeles, designada anticipadamente por los padres antiguos, prometida por los profetas (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre,2).

Concepción Inmaculada


5391 Declaramos, pronunciamos y definimos, que la doctrina que sostiene que la beatisíma Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y debe ser, por tanto, firme y constantemente creída por todos los fieles (Pto IX, Bula Ineffabilis Deus,8-XII-1854).


5392 Se da a entender que la Madre de Dios fue la sede de todas 5392 las gracias divinas y que fue adornada con todos los carismas del Espíritu Santo, hasta el punto de no haber estado nunca bajo el poder del mal y de merecer oír, participando a una con su Hijo de una bendición perpetua, aquellas palabras que Isabel pronunció movida por el Espíritu Santo:

Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus,8-XII-1854).


5393 En tanto grado la amó (Dios> por encima de todas las criaturas, que en sólo ella se complació con señaladísima benevolencia. Por lo cual, tan maravillosamente la colmó de la abundancia de todos los celestiales carismas, sacada del tesoro de la divinidad, muy por encima de todos los ángeles y santos, que ella, libre siempre absolutamente de toda mancha de pecado y toda hermosa y perfecta, manifestase tal plenitud de inocencia y santidad, que no se concibe en modo alguno mayor después de Dios y nadie puede imaginar fuera de Dios (Pb IX, Bula Ineffabilis Deus,8-XII-1854).

Plenitud de gracia y exención de todo pecado


5394 Dios te salve, llena de gracia. Y en verdad que es llena de gracia, porque a los demás se da con medida, pero en María se derramó al mismo tiempo toda la plenitud de la gracia. Verdaderamente es llena de gracia aquella por la cual toda criatura fue inundada con la lluvia abundante del Espíritu Santo (SAN JERÓNIMO, Sermón sobre la Asunción de la Virgen).


5395 No temas, María, porque hallaste gracia a los ojos de Dios. ¿Cuánta gracia? Una gracia llena, una gracia singular [. . . ]. Es tan singular como general, pues tú sola recibes más gracia que todas las demás criaturas. Es singular, por cuanto tú sola hallaste esta plenitud; es general, porque de esa plenitud reciben todos (SAN BERNARDO, Hom. en la Anunciación,3).


5396 María fue llena de gracia en cuanto a la dimanación de ésta a todos los hombres. Ya es grande para un santo tener tanta gracia que baste para la salvación de muchos, y lo más grande sería tenerla suficiente para salvar a todos los hombres del mundo; esto último ocurre en Cristo, y en la Santísima Virgen (SANTO TOMÁS, Sobre el Avemaría,1. c. , p. 182).


5397 El Sol de justicia, tomando un cuerpo purísimo de las entrañas de la Virgen, no sólo no se manchó, sino que, por el contrarío, santificó más a la Madre (SAN JUAN CRIsÓsTOMO, en Catena Aurea, vol. V, p. 42).


5398 Con razón, pues, se nos presenta a María vestida del sol, por cuanto penetró el abismo profundísímo de la divina sabiduría más allá de lo que se puede pensar, de suerte que, en cuanto lo permite la condición de simple criatura, sin llegar a la unión personal, parece estar sumergida totalmente en aquella inaccesible luz, en aquel fuego que purificó los labios del profeta Isaías, y en el cual se abrasan los serafines [. . . ]. Muy blanco es en verdad y también muy cálido el vestido de esta mujer, por quien todas las cosas se ven tan excelentemente iluminadas, que no es lícito sospechar en ella nada, no digo tenebroso, pero ni siquiera en modo alguno oscuro o menos lúcido, ni tampoco algo que ea tibio o no lleno de fervor (SAN BERNARDO, Hom. en la octava de la Asunción,4).

Virginidad perpetua


5399 La virginidad de María tiene tanto más valor y belleza cuanto que Cristo no sólo se la reservó celosamente después de haber sido concebido en ella, sino que eligió por madre a una virgen que previamente estaba consagrada a Dios (SAN AGUSTíN, Sobre la santa virginidad,4-5).


5400 Si alguno no confiesa, de conformidad con los Santos Padres, que la Santa Madre de Dios y siempre virgen e inmaculada María, propiamente y según la verdad, concibió del Espíritu Santo, sin cooperación viril, al mismo Verbo de Dios, que antes de todos los siglos nació de Dios Padre, e incorruptiblemente le engendró, permaneciendo indisoluble su virginidad incluso después del parto, sea condenado (CONC. DE LETRÁN, año 649, Contra los monoteletas, c. 3; Dz 503).


5401 Virgen antes del parto, en el parto y por siempre después del parto (PAULC IV, Const. Cum quorumdam,7-VIII-1555).


5402 La Iglesia, extendida por toda la tierra hasta los confines del orbe, recibió de los Apóstoles y de los discípulos esa fe que cree en un solo Dios y en un solo Jesucristo [. . . ] y en aquella generación que procede de una virgen (SAN IRENEO DE LYON, Trat. contra las herejías).


5403 [. . . ] Una virgen desposada con un varón que se llamaba José [. . . ]. Quiso más bien el Señor que algunos dudasen de su nacimiento que de la pureza de su Madre. Sabia que el honor de una Virgen es delicado, y la reputación del pudor, frágil; y no estimó conveniente que la fe de su nacimiento se demostrase con posibles injurias de su Madre. Y así como la Virgen fue íntegra por su pudor, así su virginidad debió ser inviolable en la opinión (SAN ANIBROSIO, en Catena Aurea, vol. V, p. 35).


5404 La dignididad virginal comenzó con la Madre de Dios (SAN AGUST!N, Sermón 51).


5405 Así engalanada con las joyas de estas virtudes, resplandeciente con la doble hermosura de su alma y de su cuerpo, conocida en los cielos por su belleza y atractivo, la Virgen regia atrajo sobre sí las miradas de los que allí habitan, hasta el punto de enamorar al mismo Rey y de hacer venir al mensajero celestial. (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre,2).


5406 Debemos profesar una ferviente devoción a la Santísima Virgen, si queremos conservar esta hermosa virtud; de lo cual no nos ha de caber duda alguna, sí consideramos que ella es la reina, el modelo y la patrona de las vírgenes [. . . ]. San Ambrosio llama a la Santísima Virgen señora de la castidad; San Epifanio la llama princesa de la castidad; y San Gregorio, reina de la castidad'[. . ] (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la pureza).


5407 Esta hermosa virtud, dice San Bernardo, fue la causa de que el Padre Eterno mirase a la Santísima Virgen con complacencia; y si la virginidad atrajo las miradas divinas, su humildad fue la causa de que concibiese en su seno al Hijo de Dios. Si la Santísima Virgen es la Reina de las Vírgenes, es también la Reina de los humildes (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la humildad).

Madre de Dios y Madre nuesra

Si alguno no confiesa que Dios es, según verdad, el Emma- 5408 nuel y que, por eso, la Santa Virgen es Madre de Dios (pues engendró carnalmente al Verbo de Dios hecho carne), sea anatema (CONC. DE EEESO, Sobre la unión de las naturalezas en Cristo, Dz 113).

Por el hecho mismo de haber dado a luz al Redentor del 5409 género humano es también Madre benignísima de todos nosotros, a quienes Cristo Nuestro Señor quiso tener por hermanos (
Rm 8,29) (Pío XI, Enc. Lux veritatis,25-XII-1931).

Tal nos la proclamó (Cristo) desde la cruz cuando en el 5410 discípulo Juan encomendó a su cuidado y amparo a todo el género humano (
Jn 19,26-27); tal, finalmente, se dio ella misma cuando, al abrazar generosamente aquella herencia de inmenso trabajo que su Hijo moribundo le deja ba, empezó inmediatamente a cumplir para todos sus oficios de Madre (LEÓN XIII, Enc. Octobri mense,22-IX-1891).

Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo,5411 presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la cruz, cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra Madre en el orden de la gracia (CONC. VAT. II, Const. Lumen gentium,61).

Me extraña en gran manera que haya alguien que tenga 5412 duda alguna de si la Santísima Virgen ha de ser llamada Madre de Dios. En efecto, si nuestro Señor Jesucristo es Dios, ¿por qué razón la Santísima Virgen, que lo dio a luz, no ha de ser llamada Madre de Dios? Esta es la fe que nos transmitieron los discípulos del Señor, aunque no emplearan esta misma expresión. Así nos lo han enseñado también los Santos Padres (SAN CIRILO DE ALEJANDRíA, Carta 1,27-30).


5413 Acuérdome que cuando murió mi madre, quedé yo de edad de doce años, poco menos. Como yo comencé a entender lo que había perdido, afligida fuime a una imagen de nuestra Señora y suplicaba fuese mi madre, con muchas lágrimas. Paréceme que, aunque se hizo con simpleza, que me ha valido; porque conocidamente he hallado a esta Virgen soberana en cuanto me he encomendado a Ella y, en fin, me ha tornado a si (SANTA TERESA, Vida,1,7).


5414 Nadie, pues, intente jamás privar a María Santísima del privilegio de esta gracia divina y de una gloria tan especial. Por el querer determinado del Señor, Dios nuestro e Hijo suyo, debemos proclamarla con toda verdad y acierto Theotokos, Madre de Dios (SAN VICENTE DE LERIN5, Conmonitorio, n. 15).


5415 Por María, la misma Vida fue introducida en el mundo, de manera que al dar a luz al Viviente es Madre de los vivientes (SAN EPIEANIO, Contra las herejías,78).


5416 Cuando la Virgen respondió que sí, libremente, a aquellos designios que el Creador le revelaba, el Verbo divino asumió la naturaleza humana: el alma racional y el cuerpo formado en el seno purísimo de María. La naturaleza divina y la humana se unían en una única Persona: Jesucristo, verdadero Dios y, desde entonces, verdadero Hombre; Unigénito eterno del Padre y, a partir de aquel momento, como Hombre, hijo verdadero de María; por eso Nuestra Señora es Madre del Verbo encarnado, de la segunda Persona de la Santísima Trinidad que ha unido a sí para siempre -sin confusión- la naturaleza humana. Podemos decir bien alto a la Virgen Santa, como la mejor alabanza, esas palabras que expresan su más alta dignidad: Madre de Dios (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,274).


5417 El único nacimiento digno de Dios era el procedente de la Virgen; asimismo, la dignidad de la Virgen demandaba que quien naciere de ella no fuere otro que el mismo Dios. Por esto el Hacedor del hombre, al hacerse hombre, naciendo de la raza humana, tuvo que elegir, mejor dicho, que formar para sí, entre todas, una madre tal cual El sabía que había de serle conveniente y agradable (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre,2).

María es verdaderamente la Madre de la Vida que hace vi- 5418 vir a todos los hombres; al engendrar a esa Vida, de alguna manera ha regenerado a todos los que iban a vivir con ella [. . . ]

La Madre de Cristo, que sabe que también lo es de los cristianos por razón de este misterio, se muestra madre de ellos por el cuidado y afecto que les tiene [. . . ]. Sus entrañas, fecundadas una sola vez, pero no agotadas, no dejan de engendrar el fruto de la bondad (BEATO GUERRIC, Sermón J para la Asunción,2-4; PL 185,187-189).

El que no cabe en todo el mundo, se encerró en las entra- 5419 ñas de una Virgen (SAN JUAN CRIsÓSTOMO, en Catena Aurea, vol.
1P 437).

Confianza y trato filial


5420 En mise encuentra toda gracia de doctrina y de verdad, toda esperanza de vida y de virtud (
Si 24,25). 1Con cuánta sabiduría la Iglesia ha puesto esas palabras en boca de nuestra Madre, para que los cristianos no las olvidemos! Ella es la seguridad, el Amor que nunca abandona, el refugio constantemente abierto, la mano que acaricia y consuela siempre (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Amigos de Dios,279).


5421 En todas nuestras penas, sean del alma, sean del cuerpo, después de Dios, hemos de concebir una gran confianza en la Virgen María (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la esperanza).


5422 Nada hay en ella austero, nada terrible; todo es suave. Mira con cuidado los Evangelios, y si acaso encuentras algo de dureza o de reprensión desabrida o alguna señal de indignación, aunque leve, en María, tenía en adelante por sospechosa y recela el llegarte a ella. Pero si más bien (como es así en verdad) encuentras las cosas que pertenecen a ella llenas de piedad y de misericordia, llenas de mansedumbre y de gracia, da las gracias a aquel Señor que con una benignisima misericordia proveyó para ti tal mediadora que nada puede haber en ella que infunda temor. Ella se hizo toda para todos; a los sabios y a los ignorantes, con una copiosísima caridad, se hizo deudora. A todos abre el seno de la misericordia, para que todos reciban de su plenitud:

redención el cautivo, curación el enfermo, consuelo el afligido, perdón el pecador [. . . ];en fin, toda la Trinidad gloriosa, y la misma persona del Hijo recibe de ella la sustancia de la carne humana, a fin de que no haya quien se esconda de su calor (SAN BERNARDO, Hom. en la octava de la Asunción,2).


5423 Honra, reverencia y respeta con especial amor a la sagrada y gloriosa Virgen María, porque es Madre de nuestro Padre soberano y, por consiguiente, nuestra gran Madre. Recurramos, pues, a ella, y como hijuelos suyos echémonos en su regazo en todo tiempo y ocurrencia, con firmisima confianza; invoquemos a esta dulce Madre, imploremos su amor maternal, procuremos imitar sus virtudes y tengamos un afecto verdaderamente filial con esta Señora (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, II,16).

Omnipotencia suplicante


5424 Con su poder delante de Dios, nos alcanzará lo que le pedimos; como Madre quiere concedérnoslo. Y también como Madre entiende y comprende nuestras flaquezas, alienta, excusa, facilita el camino, tiene siempre preparado el remedio, aun cuando parezca que ya nada es posible (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,292).


5425 María es, al mismo tiempo, una madre de misericordia y de ternura, a la qúe nadie ha recurrido en vano; abandónate lleno de confianza en su seno materno, pídele que te alcance esta virtud (de la humildad) que Ella tanto apreció; no tengas miedo de no ser atendido. María la pedirá para ti a ese Dios que ensalza a los humildes y reduce a la nada a los soberbios; y como María es omnipotente cerca de su Hijo, será con toda seguridad oída. Recurre a Ella en todas tus cruces, en todas tus necesidades, en todas las tentaciones. Sea María tu sostén, sea María tu consuelo (J. PECCI -León XIII-, Práctica de la humildad,56).


5426 Felix culpa, canta la Iglesia, (Vigilia Pascual, Praeconium), feliz culpa, porque ha alcanzado tener tal y tan grande Re-

dentor. Feliz culpa, podemos añadir también, que nos ha merecido recibir por Madre a Santa María. Ya estamos seguros, ya nada debe preocuparnos: porque Nuestra Señora, coronada Reina de cielos y tierra, es la omnipotencia suplicante delante de Dios. Jesús no puede negar nada a María, ni tampoco a nosotros, hijos de su misma Madre

(J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Amigos de Dios,288).


5427 Cese de ensalzar tu misericordia, oh bienaventurada Virgen María, quienquiera que, habiéndote invocado en sus necesidades, se acuerde de que no le hayas socorrido (SAN BERNARDO, Sernión sobre la Asunción de la Virgen,4).


5428 Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas con los escollos de la tentación, mira a la estrella, llama a María. Site agitan las olas de la soberbia, de la ambición o de la envidia, mira a la estrella, llama a María. Si la ira, la avaricia o la impureza impelen violentamente la nave de tu alma, mira a María. Si turbado con la memoria de tus pecados, confuso ante la fealdad de tu conciencia, temeroso ante la idea del juicio, comienzas a hundirte en la sima sin fondo de la tristeza o en el abismo de la desesperación, piensa en María. En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de tu corazón; y para conseguir su ayuda intercesora no te apartes tú de los ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si en ella piensas. Si ella te tiene de su mano, no caerás; site protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás sí es tu guía; llegarás felizmente al puerto si Ella te ampara (SAN BERNARDO. Hom. sobre la Virgen Madre,2).


5429 A ti, María, el Hijo de Dios y a la vez Hijo tuyo, desde lo alto de la cruz indicó a un hombre y dijo: "He ahí a tu hijo" (
Jn 19,26). Y en aquel hombre te ha confiado a cada hombre. Te ha confiado a todos. Y Tú, que en el momento de la Anunciación, en estas sencillas palabras: "He aquí la sierva del Señor; hágase en mi según tu palabra" (Lc 1,38), has concentrado todo el programa de tu vida, abrazas a todos, te acercas a todos, buscas maternalmente a todos. De esta manera se cumple lo que el último Concilio ha declarado acerca de tu presencia en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Perseveras de manera admirable en el misterio de Cristo, tu Hijo unigénito, porque estás siempre dondequiera están los hombres sus hermanos, dondequiera está la Iglesia. (JUAN PABLO II, Hom. en Guadalupe (México),27-1-1979).

Madre de la Iglesia


5430 Así pues, para gloria de la Virgen y consuelo nuestro, Nos proclamamos a María Santísima Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores, que la llaman Madre amorosa, y queremos que de ahora en adelante sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este gratisimo título (PABLO VI, Discurso en el Conc. Vat. IL,21-XI-1964).


5431 Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a la Madre: mujer, he ahí a tu hijo (
Jn 19,26). Así, de un modo nuevo, ha legado su propia Madre al hombre: al hombre, a quien ha transmitido el Evangelio. La ha legado a todo hombre. La ha legado a la Iglesia en el día de su nacimiento histórico, el día de Pentecostés. Desde aquel día toda la Iglesia la tiene como Madre. Y todos los hombres la tienen como Madre. Entienden como dirigidas a cada uno las palabras pronunciadas desde la Cruz. Madre de todos los hombres. La maternidad espiritual no conoce límites. Se extiende en el tiempo y en el espacio. ¡Alcanza tantos corazones humanos! Alcanza a las naciones enteras (JUAN PABLO II, Aud. gen. 10-1-1979).


5432 María edifica continuamente la Iglesia, la aúna, la mantiene compacta. Es difícil tener una auténtica devoción a la Virgen, y no sentirse más vinculados a los demás miembros del Cuerpo Místico, más unidos también a su cabeza visible, el Papa (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo quepa-sa,139).


5433 En las Escrituras divinamente inspiradas, lo que se entiende en general de la Iglesia, virgen y madre, se entiende en particular de la Virgen María; y lo que se entiende de modo especial de María, virgen y madre, se entiende de modo general de la Iglesia, virgen y madre. Y cuando los textos hablan de una u otra, dichos textos pueden aplícarse indiferentemente a las dos (BEATO ISAAC, Sermón 51).

Habitaré en la heredad del Señor. La heredad del Señor en 5434 su significado universal es la Iglesia, en su significado especial es la Virgen María y en su significado individual es también cada alma fiel. Cristo permaneció nueve meses en el seno de María; permanecerá en el tabernáculo de la fe de la Iglesia hasta la consumación de los siglos; y en el conocimiento y en el amor del alma fiel por los siglos de los siglos (BEATO ISAAC, Sermón 51).

Corredentora del mundo


5435 Con razón piensan los Santos Padres que María no fue un instrumento puramente pasivo en las manos de Dios, sino que cooperó a la salvación de los hombres con fe y obediencia libres. Como dice San Ireneo, obedeciendo se convirtió en causa de salvación para si misma y para todo el género humano. Por eso no pocos Padres antiguos afirman gustosamente con él en su predicación que "el nudo de desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de María mediante su fe"; y, comparándola con Eva, llaman a María "madre de los vivientes", afirmando aún con mayor frecuencia que "la muerte vino por Eva, la vida por María" (CONC. VAT. II, Const. Lumen gentium,56).


5436 (María), obedeciendo, se hizo la causa de su propia salvación y de la de todo el género humano (SAN IRENEO, Trat. contra las herejías,3).

Toda la naturaleza ha sido creada por Dios, y Dios ha na- 5437 cído de María. Dios lo creó todo, y María engendró a Dios; Dios, que hizo todas las cosas, se hizo a sí mismo de María; y de este modo rehizo todo lo que había hecho. El que pudo hacer todas las cosas de la nada, una vez profanadas, no quiso rehacerlas sin María.

Dios, por tanto, es padre de las cosas creadas y María es madre de las cosas recreadas. Dios es padre de toda la creación, María es madre de la universal restauración.

Porque Dios engendró a aquel por quien todo fue hecho, y María dio a luz a aquel por quien todo fue salvado. Dios engendró a aquel sin el cual nada en absoluto existiría, y María dio a luz a aquel sin el cual nada seria bueno (SAN ANSELMO, Sermón 52).


5438 Llegóse a Eva, la madre de todos los vivientes. Ella es la viña cuya cerca había abierto la muerte. Desde entonces Eva, la madre de todos los vivientes, se convirtió en causa de muerte para todos los vivientes.

Floreció luego María, nueva viña en sustitución de la antigua, y en ella habitó Cristo, la nueva vida; para que, al acercarse confiadamente la muerte en su continua costumbre de devorar, encontrara escondida allí, en un fruto mortal, a la vida destructora de la muerte (SAN EFREN, Sermón sobre Nuestro Señor,3-4).


5439 (. . . ] Nuestra Señora nos enseña a tratar a Jesús, a reconocerle y a encontrarle en las diversas circunstancias del día, y de modo especial, en ese instante supremo -el tiempo se une con la eternidad- del Santo Sacrificio de la Misa: Jesús, con gesto de sacerdote e#erno, atrae hacia si todas las cosas, para colocarlas, divino afflante Spiritu, con el soplo del Espíritu Santo, en la presencia de Dios Padre (J. Es-CRIvÁ DF BALAGUER, Es Cristo que pasa,94).


5440 ¿Cómo podríamos tomar parte en el sacrificio, sin recordar e invocar a la Madre del Soberano Sacerdote y de la Víctima? Nuestra Señora ha participado muy íntimamente en el sacerdocio de su Hijo durante su vida terrestre para que no esté ligada para siempre al ejercicio de su sacerdocio. Como estaba presente en el Calvario, está presente en la Misa, que es una prolongación del Calvario. En la Cruz asistía a su Hijo ofreciéndose al Padre; en el altar, asiste a la Iglesia que se ofrece a sí misma con su Cabeza, cuyo sacrificio renueva. Ofrezcamos a Jesús por medio de Nuestra Señora (P. BERNADOT, La Virgen en mi vida, p. 233).


5441 Las tres Personas divinas, viviendo y actuando en perfecta unidad [. . . ], al hacer la obra maestra de su poder y de su bondad, quieren asociar la Virgen a sí mismas, en la mayor de sus obras [. . . ]: han querido compartir la gloria de

esta obra entre la Virgen y ellas. Escogiéndola entre todas las criaturas, la han hecho capaz y digna de dar con ellas esta nueva naturaleza, y de ser la Madre del Verbo encarnado, llevando una persona humana a tal poder y calidad, y dándole tanta parte en un misterio tan grande (PEDRO DE BERULLE; Les mystéres de Marie, PP. 199-200).


5442 El martirio de la Virgen está sugerido tanto en la profecía 5442 de Simeón como en el relato mismo de la Pasión del Señor.

Este, decía el anciano hablando del niño Jesús, está puesto para ser señal de contradicción, y a ti misma, añadió, dirigiéndose a María, una espada te atravesará el alma (
Lc 2,34-35) [. . . ]. De hecho, cuando tu Jesús -que es de todos, pero especialmente tuyo- rindió su espíritu, la lanza cruel no alcanzó su alma. Si le abrió el costado, sin perdonarle, estando ya muerto, sin embargo no le pudo causar dolor. Pero sí atravesó tu alma; en aquel momento la suya no estaba allí, pero la tuya no podía en absoluto separarse de él (SAN BERNARDO Sermón para el domingo de la octava de la Asunción,14).

Mediadora universal


5443 Uno solo es nuestro Mediador, según las palabras del Apóstol [. . . ] (
1Tm 2,5-6). Sin embargo, la misión materna de María para con los hombres no oscurece ni disminuye en modo alguno esta mediación única de Cristo; antes bien, sirve para demostrar su poder. Pues todo el influjo salvífico de la Santísima Virgen sobre los hombres no dimana de una necesidad ineludible, sino del divino beneplácito y de la superabundancia de los méritos de Cristo; se apoya en la mediación de éste, depende totalmente de ella y de la misma saca todo su poder. Y, lejos de impedir la unión inmediata de los creyentes en Cristo, la fomenta. (CONC. VAT. II, Const. Lumen gentiun,60).


5444 Asunta a los cielos, no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna. Con su amor materno se cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada. Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora (CONC. VAT. II, Const. Lumen gen tium,62).


5445 María es nuestra mediadora, por ella recibimos, ¡oh Dios mío! tu misericordia, por ella recibimos al Señor Jesús en nuestras casas. Porque cada uno de nosotros tiene su casa y su castillo, y la Sabiduría llama a las puertas de cada uno; si alguna la abre, entrará y cenará con él (SAN BERNARDO, Hom. en la Asunción de la B. Virgen María,2,2).


5446 ¿Quién podrá investigar, pues, ¡oh Virgen bendita!, la longitud y latitud, la sublimidad y profundidad de tu misericordia? Porque su longitud alcanza hasta su última hora a los que la invocan. Su latitud llena el orbe de la tierra para que toda la tierra esté llena de su misericordia. En cuanto a su sublimidad, fue tan excelsa que alcanzó la restauración de la ciudad celestial, y su profundidad fue tan honda que obtuvo la redención para los que estaban sentados en las tinieblas y sombras de la muerte (. . . ), de suerte que tu potentísima y piadosísima caridad está llena de afecto para compadecerse y de eficacia para socorrer a los necesitados; en ambas cosas es igualmente rica y exuberante. A esta fuente generosa, pues, corra sedienta nuestra alma; a este cúmulo de misericordia recurra con toda solí&itud nuestra miseria (SAN BERNARDO, Hom. en la Asunción de la B. Virgen María,4,8-9).


5447 Aquello poco que desees ofrecer, procura depositarlo en manos de María, graciosísimas y dignisimas de todo aprecio, a fin de que sea ofrecido al Señor, sin sufrir de El respulsa (SAN BERNARDO, Hom. en la Natividad de la B. Virgen María,18).


5448 Ya no parecerá estar de más la mujer bendita entre todas las mujeres, pues se ve claramente el papel que desempeña en la obra de nuestra reconciliación, porque necesitamos un mediador cerca de este Mediador, y nadie puede desempeñar tan provechosamente este oficio como María (SAN BERNARDO, Hom. para el domingo infraoctava de la Asunción,2).

Dispensadora universal de todas las gracias


5449 La consecuencia de esta comunidad de sentimientos y dolores entre María y Jesús es que María mereció ser reparadora dignisima del orbe perdido y, por tanto, la dispensadora de todos los tesoros que Jesús nos conquistó con su muerte y con su sangre (SAN Pio X, Enc. Ad diem illum,2-11-1904).


5450 Asociada como Madre y Ministra al Rey de los mártires en la obra inefable de la humana redención, le queda para siempre asociada, con un poder casi inmenso, en la distribución de las gracias que se derivan de la redención (Pío XII, Radio,¡ensaje "Bendito sea el Señor",13-V-1946).


5451 [María es] puerto de los que naufragan, consuelo del mundo, rescate de los cautivos, alegría de los enfermos (SAN ALFONSO M. DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento,2).


5452 Siempre que tengamos que pedir una gracia a Dios, dirijámonos a la Virgen Santa, y con seguridad seremos escuchados (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la pureza).


5453 Con todo lo íntimo de nuestra alma, con todos los afectos de nuestro corazón y con todos los sentimientos y deseos de nuestra voluntad, veneremos a María, porque ésta es la voluntad de aquel Señor que quiso que todo lo recibiéramos por María. Esta es su voluntad para bien nuestro. Mirando en todo y siempre al bien de los necesitados, consuela nuestro temor, excita nuestra fe, fortalece nuestra esperanza, disipa nuestra desconfianza y anima nuestra pusilanimidad. (S. BERNARDO, Hom. en la Natividad de la B. Virgen María,7).


5454 Nuestra Señora es descanso para los que trabajan, consuelo de los que lloran, medicina para los enfermos, puerto para los que maltrata la tempestad, perdón para los pecadores, dulce alivio de los tristes, socorro de los que rezan (SAN JUAN DAMAsCENO, Hom. en la Dormición de la B. Virgen María).


5455 No le faltaba a Dios, ciertamente, poder para infundirnos la gracia sin valerse de este acueducto, sí El hubiera querido, pero quiso proveerse de ella por este conducto (SAN BERNARDO, Hom. en la Natividad de la B. Virgen María,18).


5456 [María es el] acueducto que, recibiendo la plenitud de la misma fuente del corazón del Padre, nos la franqueó a nosotros [. . . J; con todo lo íntimo, pues, de nuestra alma, con todos los afectos de nuestro corazón y con todos los sentimientos y deseos de nuestra voluntad, veneremos a María, porque ésta es la voluntad de aquel Señor que quiso que todo lo recibiéramos por María (SAN BERNARDO Hom. en la Natividad de la B. Virgen María,4-7).


5457 No apartes los ojos del resplandor de esta estrella si quieres no ser destruido por las borrascas (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre,2).


5458 María es el tesoro de Dios y la tesorera de todas las misericordias que nos quiere dispensar (SAN ALEONSO M. DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento,25).


5459 Este hilo de agua celestial ha descendido a nosotros por un acueducto que nos distribuye el agua de la fuente, no toda de una vez, sino que hace caer la gracia gota a gota sobre nuestros corazones resecos, a unos más, a otros menos. El acueducto está lleno, de suerte que todos reciben de su plenitud, sin recibir la plenitud que él contiene.

Si no me engaño, ya habéis adivinado cuál es este acueducto que, recibiendo la plenitud de la fuente que brota en el corazón del Padre, nos distribuye en seguida a nosotros lo que somos capaces de recibir. Sabéis, en efecto, a quién se dirigían estas palabras: Dios te salve, llena de gracia [. . . ] (SAN BERNARDO, Hom. en la Natividad de la B. Virgen María,3-5).


5460 Las madres no contabilizan los detalles de cariño que sus hijos les demuestran; no pesan ni miden con criterios mezquinos. Una pequeña muestra de amor la saborean como miel, y se vuelcan concediendo mucho más de lo que reciben. Si así reaccionan las madres buenas de la tierra, imaginaos lo que podremos esperar de nuestra Madre Santa María (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Amigos de Dios,280).


5461 Para todos abre el seno de su misericordia, a fin de que todos reciban de su plenitud; el cautivo la libertad, el enfermo la curación, el afligido el consuelo, el pecador el perdón, el justo la gracia, el ángel la alegría, en fin, la Trinidad entera la gloria, y el Hijo su carne humana. No hQy nada que escape a su calor (Sal 18,7) (SAN BERNARDO Hom. para el domingo infraoctava de la Asunción,1-2).

Asunción ea cuerpo y alma al cielo


5462 Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divina-mente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial (Pio XII, Const. Apost. Munificentissimus Deus, l-XI-1950).


5463 En la economía de la gracia perdura sin cesar el momento del asentimiento que prestó fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la Cruz hasta la consu mación perpetua de todos los elegidos. Pues, asunta a los cielos, no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna (CONC. VAT. II, Const. Lunen gen-tium,62).


5464 Subió al cielo nuestra Abogada, para que, como Madre del Juez y Madre de Misericordia, tratara los negocios de nuestra salvación (SAN BERNARDO, Hom. en la Asunción de la B. Virgen María,1).


5465 Un precioso regalo envió al cielo nuestra tierra hoy [. . . . Subiendo a lo alto, la Virgen bienaventurada otorgará copiosos dones a los hombres. ¿Y cómo no dará? Ni le falta poder ni voluntad. Reina de los cielos es, misericordiosa es; finalmente, Madre es del Unigénito de Dios (SAN BER NARDO, Hoin. en la Asunción de la B. Virgen María,1).

Reina y Señora de cielos y tierra


5466 La Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial y fue ensalzada por el Señor como Reina universal con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores (
Ap 19,16) y vencedor del pecado y de la muerte (CONC. VAT. II, Const. Lumen gentium,59).


5467 Pero, ¿y quién será capaz de pensar siquiera cuán gloriosa iría hoy la reina del mundo y con cuánto afecto y devoción saldría toda la multitud de los ejércitos celestiales a su encuentro? ¿Con qué cánticos sería acompañada hasta el trono de la gloria, con qué semblante tan plácido, con qué rostro tan sereno, con qué alegres abrazos seria recibida del Hijo y ensalzada sobre toda criatura con aquel honor que Madre tan grande merecía, con aquella gloria que era digna de tan gran Hijo? (SAN BERNARDO, Hom. en la Asunción de la B. Virgen María,1,4).

Devociones a Santa María Ver nn. 1673-1689; 1690-1699.


5468 ¡Templo vivo de la santísima divinidad del Hijo único! ¡Madre de Dios! Lo repito con acción de gracias: tu asunción de ninguna manera te ha alejado de los cristianos. Tú vives incorruptible y sin embargo no moras lejos de este mundo de corrupción; al contrario, estás cerca de los que te invocan, y los que te buscan con fe te encuentran (SAN GERMAN DE CONSTANTINOPLA, Hom. 1 para la Dormición de la Madre de Dios).


5469 Todas las generaciones nie llamarán dichosa (
Lc 1,48), di-jo María en su cántico profético; "Bendita eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús". Le responden a eco, a lo largo de los tiempos, pueblos de todas las latitudes, razas y lenguas. Unos más esclarecidos, otros menos, los fieles cristianos no cesan de recurrir a Nuestra Señora, la Santa Madre de Dios: en momentos de alegría, invocándola "Causa de nuestra alegría"; en momento de aflicción, llamándola "Consoladora de los afligidos"; y en momentos de desvarío, implorándola "Refugio de los pecadores" [. . . J (JUAN PABLO II, Hom. 8-VII-1980).


5470 Los que consideran superadas las devociones a la Virgen Santísima, dan señales de que han perdido el hondo sentido cristiano que encierran, de que han olvidado la fuente

de donde nacen: la fe en la voluntd salvadora de Dios Padre, el amor a Dios Hijo que se h20 realmente hombre y nació de una mujer, la conñ'anz n Dios Espíritu Santo que nos santifica con su gracia. E I)ios quien nos ha dado a María, y no tenemos derecho archazarla, sino que hemos de acudir a Ella con amor y coti alegría de hijos (J. Es-CRIVA DE BALAGUER, Es Cristo qu pasa,142).

Así como los grandes del mundo tinen a grande honra y gloria el que otros hombres llev su librea, así también María Santísima se complace en c¡e sus devotos y fieles servidores vistan su escapulario, para dar testimonio de que están consagrados a su servio'o y que pertenecen a la familia de la Madre de Dios. Los rejes modernos se ríen maliciosamente de esta devoción; pero la Santa Iglesia la ha aprobado por muchas Bulas, yl ha enriquecido con el tesoro de las indulgencias. (SAN FON5O M? DE LIGORIO Las glorias de María, l. c. , p. 601).

María, ejemplo de todos los cristios

Y esta práctica (del pudor y de la ¡)odestia) será una lección viva y atrayente enseñanza, qLi arrastre las almas hacia la santidad. Pero habéis de ha(crlo con la humildad de María, que oye a todos como discípla y aprendiz de virtudes, aunque era doctora consumada en la difícil ciencia de ellas (SAN AMBROSIO, Trat. sobre ¡a vfrgenes,2).

María fue purificada para dar ejemplo de obediencia y de humildad (SANTO TOMÁs, Suma TEOLOGICA,1-2, q. 1, a. 2).

En el recogimiento llevaba la mejor defensa, decoro y modestia, la cual resplandecía en sus movimientos y palabras con tal arte, que se granjeaba el respeto y veneración de cuantos la veían, alejada de las vanidades y entregada por entero a la virtud. De donde aprenderán las vírgenes a ser vigilantes de si mismas y guardadoras de su recato, si desean que las gentes las respeten (S\N MBROSIO, Trat. sobre las vfrgenes,2).

Haberse turbado fue pudor virgiral; no haberse perturbado, fortaleza; haber callado y pensado, prudencia (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre,3).


5476 Sí quieres que Dios te conceda más fácilmente la humildad, toma por abogada y protectora a la Santisíma Virgen. San Bernardo dice que María se ha humillado como ninguna otra criatura, y siendo la más grande de todas, se ha hecho la más pequeña en el abismo profundísímo de su humildad (J. PECCI -León XIII-, Práctica de la humildad,56).


5477 He aquí, dice, la esclava del Señor. ¿Qué humildad es ésta tan alta que no se deja vencer de las honras ni se engrandece en la gloria? Es escogida por Madre de Dios y se da el nombre de esclava (. . . ]. No es cosa grande ser humilde en el abatimiento, pero es muy grande y muy rara ser humilde en el honor (SAN BERNARDO Hoin. sobre la Virgen Madre,

4).


5478 Sírvanos la vida de María de modelo de virginidad, cual imagen que se hubiera trasladado a un lienzo; en ella, como en espejo, brilla la hermosura de la castidad y la belleza de toda virtud. Virgen no sólo en la carne, sino también en su alma, sin que la menor doblez de malicia corrompiese la pureza de sus afectos; humilde en su corazón, prudente en las palabras, madura en el consejo, parca en su conversación 1. . . ] solícita en sus labores. A nadie hizo mal, quiso bien a todos, respetó a los mayores, fue amable para con los iguales [. . . J. He aquí la imagen de la verdadera virginidad. Esta fue María, cuya vida pasó a ser norma para todas las vírgenes (SAN A1BROsIO, Trat. sobre las virgenes,2).


5479 Al querer hablar de las virtudes de esta augusta Reina, si bien es cierto que los Evangelios nos suministran muy pocos datos, sin embargo, cuando nos dicen que estuvo llena de gracia, nos dicen, de callada, que estuvo adornada de todas las virtudes, y que las tuvo todas en grado heroico. "De tal suerte que, mientras los demás Santos -como dice Santo Tomás- sobresalieron cada cual en una virtud particular, la bienaventurada Virgen María se aventajó en todas las virtudes, y en todas y en cada una de ellas puede ser nuestro ejemplar y modelo. (SAN ALFONSO M? DE LIGORIO, Las virtudes de María Santísima, l. c. , p. 545).


5480 María proclama que la llamarán bienaventurada todas las generaciones (
Lc 1,48). Humanamente hablando, ¿en qué motivos se apoyaba esa esperanza? ¿Quién era Ella, para s hombres y mujeres de entonces? Las grandes heroínas del Viejo Testamento -Judit, Ester, Débora- consiguieron ya en la tierra una gloria humana, fueron aclamadas por el pueblo, ensalzadas. El trono de María, como el de su Hijo, es la Cruz. Y durante el resto de su existencia, hasta que subió en cuerpo y alma a los Cielos, es su callada presencia la que nos impresiona. San Lucas, que la conocía bien, anota que está junto a los primeros discípulos, en oración. Así termina sus días terrenos, la que habría de ser alabada por las criaturas hasta la eternidad. (J. ESCRIVA [)E BALAGUER, Amigos de Dios,286).


5481 Aun con haber merecido alumbrar al Hijo del Altísimo,5481 era ella humildísima, y al nombrarse no se antepone a su esposo, diciendo: "Yo y tu padre", sino: Tu padre y yo. No tuvo en cuenta la dignidad de su seno, sino la jerarquía conyugal. La humildad de Cristo, en efecto, no había de ser para su Madre una escuela de soberbia. (S. A(UrIN, Ser¡nón 51).

Ved la humildad de la Virgen, ved su devoción: Ydtjo Ia- 5482 ría: He aquí la esclava del Señor. Se llama esclava la que es elegida como Madre, y no se llena de orgullo por una promesa tan sorprendente: porque la que había de dar a luz al manso y humilde, debió manifestar ante todo su humildad; llamándose a si misma esclava, no sc apropió la prerrogativa de una gracia tan especial, porque hacia lo que le mandaban (SAN AMBROSIO, en Catena Aurea, vol. V, p. 50).

Nuestra Señora es, en términos positivos, el buen instrumento que se identífíca por completo con la misión recibida. Una vez conocidos los planes de Dios, Santa María los hace cosa propia; no son algo ajeno para Ella. En el cabal desempeño de tales proyectos compromete por entero su entendimiento, su voluntad y sus energías. En ningún momento se nos muestra la Santísima Virgen como una especie de marioneta inerte: ni cuando emprende, vivaz, el víaje a las montañas de Judea para visitar a Isabel; ni cuando, ejerciendo de verdad su papel de Madre, busca y encuentra a Jesús Niño en el templo de Jerusalén; ni cuando provoca el primer milagro del Señor; ni cuando aparece -sin necesidad de ser convocada- al pie de la Cruz en que muere su Hijo. . . Es Ella quien libremente, como al decir Hágase, pone en juego su personalidad entera para el cumplimiento de la tarea recibida: una tarea que de ningún modo le resulta extraña: los de Dios son los intereses personales de Santa María. No es ya sólo que ninguna mira privada suya dificultase los planes del Señor: es que, además, aquellas miras propias eran exactamente estos planes. (J. M. PERO SANz La hora sexta, p. 292).


5484 Como flores en alegre jardín brillan en el alma de María las virtudes: en su pudor muéstrase el recato; en su fe, la firmeza y el valor; en su devoción, el amor obsequioso. Como virgen, ama el retiro de su casa y no sale de ella sin compañía; como madre, acude al templo a ofrecer a su Hijo a Dios (SAN AMBROSIO, Trat. sobre las vírgenes,2).


5485 Es virgen en el cuerpo y virgen en el alma, limpia de desordenados afectos. Humilde de corazón, prudente en el juicio, grave y mesurada en el hablar, recatada en el trato, amiga del trabajo [. . . ]. A nadie ofende, a todos sirve; es respetuosa con los mayores y afable con los iguales.

Enemiga de honras mundanas, regula sus acciones con el dictado de la razón, moviéndose sólo por el amor a la virtud.

Jamás dio enojo a sus padres ni con un leve gesto. Jamás afligió al humilde, ni menospreció al débil, ni volvió la espalda al necesitado, ni tuvo trato con hombres, fuera del que pedía la misericordia y toleraba el pudor. Sus ojos no conocieron el fuego de la lujuría, ni en sus palabras sonaron acentos de procacidad, ni en su continente faltó nunca la decencia.

Ni movimiento indecoroso, ni andar descompuesto, ni voz presumida vióse jamás en ella, reflejando en cambio en su compostura la interior pureza del alma (SAN AMBROSIO, Trat. sobre las vfrgenes,2).

Hoarar a María es alabar a Dios

Todo el que vive sincera y profundamente la devoción ma- 5486 nana siéntese ciertamente inclinado a vigilar, a orar, a acercarse al tribunal de la Penitencia y a la Eucaristía (Pío XlI, Enc. Sacra virginitas,25-3-1954).

Retírense, pues, esos vanidosos que tienen miedo de que 5487 hagamos demásiado honor a la Virgen. Ella es digna de todo el honor que pertenece a la pura criatura, tanto espiritual como corporal. Los que no son abortos del cristianismo, sino que pertenecen a la verdadera generación de Jesucristo, aman a esta Señora, la honran y la alaban en todo y por todo: Todas las generaciones inc llamarán bienaventurada (SAN FRANCISCo DE SALES, Sermón de Pentecostés).

Si buscáis a María, encontraréis a Jesús. Y aprenderéis a 5488 entender un poco lo que hay en ese corazón de Dios que se anonada . . . ]. (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,144).

No hay duda de que cuantas alabanzas dirigimos a la Virgen Madre pertenecen al Hijo; y que, igualmente, cuando honramos al Hijo no nos apartamos de la gloría de la Madre (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre,4).

El camino para penetrar en los sufrimientos del Hijo es penetrar en los sufrimientos de la Madre (CARD. J. H. NEWMAN Sermón para el Dom. III de Cuaresma. ' Ntra. Sra. en el Evangelio).

Fue enviado el ángel Gabriel por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret. ¿Te admiras de que la pequeña ciudad de Nazaret sea agraciada con un embajador de tan gran Rey y con una embajada de tanta importancia? En esta ciudad se oculta un tesoro riquísimo, se oculta a los hombres, no a Dios. ¿Por ventura no es María el tesoro de Dios? En cualquier parte que ella esté, está el corazón de Dios. Sus ojos están puestos en ella; en todas partes mira la humildad de su Sierva (SAN BERNARDO, Hom. en la Anunciación,3).

Amor a la Virgen


5492 El amor a la Señora es prueba de buen espíritu, en las obras y en las personas singulares. Desconfía de la empresa que no tenga esa señal (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Camino, n. 505).


5493 Que nuestra alma sedienta acuda a esta fuente, y que nuestra miseria recurra a este tesoro de compasión [. . . J. Virgen bendita, que tu bondad haga conocer en adelante al mundo la gracia que tú has hallado junto a Dios: consigue con tus oraciones el perdón de los culpables, la salud de los enfermos, el consuelo de los afligidos, ayuda y libertad para los que están en peligro (SAN BERNARDO, Hom. en la Asunción de la B. Virgen María,1,7-8).


5494 Recordare, Virgo Mater Dei, dum steteris in conspectu Do-mini, ut lo quaris pro nobis bona. Acuérdate, Virgen Madre de Dios, cuando estés delante del Señor, de decirle cosas buenas de mí. (Oración sobre ofrendas, de la Misa de Santa María Medianera de todas las gracias)

 

VIRGINIDAD

Citas de la Sagrada Escritura

Ha de observarse delicadamente:
Si 42,9-14.

Dije ronle los discípulos: Si tal es la condición del hombre con la mujer, no conviene casarse. El les contestó: No todos entienden esto, sino aquellos a quienes ha sido da-do. Porque hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que fueron hechos por los hombres, y hay eunucos que a si mismos se han hecho tales por amor del reino de los cielos. El que pueda entender, que entienda. .

Dijo María al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón? El ángel le contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altisimo te cubrirá con su sombra, y por esto el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios. .

Quisiera yo que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene de Dios su propio don: este, uno; aquél, otro.
1Co 7,7.

El casado ha de cuidarse de las cosas del mundo de cómo agradar a su mujer, y así está dividido. La mujer no casada y la doncella sólo tienen que preocuparse de las cosas del Señor, de ser santas en cuerpo y en espíritu. Pero la casada ha de preocuparse de las cosas del mundo, de agradar al marido. Esto os lo digo para vuestra conveniencia, no para tenderos un lazo, sino mirando a lo que es decoroso y fomenta el trato asiduo con el Señor sin distracción. Si alguno estima indecoroso para su hija doncella dejar pasar la flor de la edad y que así deba ocurrir, haga lo que quiera; no peca; que la case. Pero el que, firme en su corazón, no necesitado, sino libre y de voluntad, determina guardar virgen a su hija, hace bien. Quien, pues, casa a su hija doncella hace bien, y quien no la casa hace mejor.
1Co 7,33-38.

La mujer está ligada por todo el tiempo de vida de su marido; mas una vez que muera el marido, queda libre para casarse con quien quiera, pero en el Señor. Más feliz será si permanece así, conforme a mi consejo, pues también creo tener yo el espíritu de Dios. 1Co 7,39-40.

Vi, y he aquí el Cordero, que estaba sobre el monte de Sión, y con El ciento cuarenta y cuatro mil, que llevaban su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus frentes, y oí una voz del cielo, como voz de grandes aguas, como voz de gran trueno; y la voz que oí era de citaristas que tocaban sus citaras y cantaban un cántico nuevo delante del trono y de los cuatro vivientes y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino los ciento cuarenta y cuatro mil, los que fueron rescatados de la tierra. Estos son los que no se mancharon con mujeres y son vírgenes. Estos son los que siguen al cordero adondequiera que va. Estos fueron rescatados de entre los hombres, como primicias para Dios y para el Cordero, y en su boca no se halló mentira: son inmaculados. Ap 14,1-5.

Elección libre por amor a Dios

La virginidad no es para mandada, sino para aconsejada y 5495 deseada (SAN AMBROSIO, Trat. sobre las vfrgenes,1).


5496 Y porque sé de no pocas jóvenes que, deseosas de consagrar a Dios su virginidad, no lo consiguieron por estorbárselo sus madres (. . . ), a tales madres dirijo ahora mi discurso y pregunto: ¿no son libres vuestras hijas para amar a los hombres y elegir marido entre ellos, amparándolas la ley en su derecho aun contra vuestra voluntad? Y las que pueden libremente desposarse con un hombre, ¿no han de ser libres para desposarse con Dios? (SAN AMBROSIO Trat. sobre las vírgenes,1).


5497 Quienes se hayan dedicado a Cristo, apartándose de la concupiscencia carnal, se entreguen a Dios tanto en el espíritu como en la carne [. . . ], y que no traten de adornarse ni de agradar a nadie más que a su Señor (SAN CIPRIANO, Sobre el modo de proceder de las vfrgenes,4).


5498 ¿Quién os ha dicho que, siendo libre la mujer para elegir esposo, no lo sea para consagrarse a Dios? ¿Tanto cambiaron las cosas, que haya venido a ser culpa y agravio de la Religión la defensa de la integridad corporal y la invitación a la virginidad, predicadas continuamente por el sacerdote santo como oficio propio de su sagrado ministerio? (SAN AMBROsIO, Trat. sobre la virginidad,27).


5499 La virginidad misma no merece honores por ser virginidad, sino por estar dedicada al Señor [. . . ]. Ni tampoco nosotros elogiamos en las vírgenes el que sean vírgenes, sino el que lo sean con pía continencia por estar consagradas a Dios (SAN AGUSTIN, Sobre la santa virginidad,8).


5500 Tal es la finalidad principal y la razón priMaría de la virginidad cristiana, a saber, dirigirse únicamente a las cosas divinas poniendo en ello la mente y el corazón; querer en todas las cosas agradar a Dios, pensar en El constantemente y consagrarle por completo cuerpo y espíritu (Pto XII, Enc. Sacra virginitas,25-3-1954, n. 5).


5501 El celibato y la castidad perfecta dan al alma, al corazón y a la vida externa de quien los profesa, aquella libertad de la que tanta necesidad tiene el apóstol para poderse prodigar en el bien de las otras almas. Esta virtud que hace a los hombres espirituales y fuertes, libres y ágiles, los habitúa al mismo tiempo a ver a su alrededor almas y no cuerpos, almas que esperan luz de su palabra y de su oración, y caridad de su tiempo y de su afecto.

Debemos amar mucho al celibato y la castidad perfecta, porque son pruebas concretas y tangibles de nuestro amor de Dios y son, al mismo tiempo, fuentes que nos hacen crecer continuamente en este mismo amor. (S. CANALS. Ascética 'neditada, p. 93).

Virginidad, humildad y caridad


5502 Puesto que la perpetua continencia, y más aún la virginidad, es un espléndido don de Dios en los santos, preciso es velar con suma vigilancia, no sea que se corrompa con la soberbia. Y cuanto mayor me parece este bien, tanto más temo que traidoramente lo arrebate la soberbia. Ese don de la virginidad nadie lo guarda mejor que Dios, pues El mismo la concedió; y Dios es caridad. Por lo tanto, la guardiana de la virginidad es la caridad, pero el castillo de tal guardia es la humildad (SAN AGUSTIN, Sobre la santa virginidad,33).


5503 No es fecunda la virginidad tan sólo por las obras exteriores a que pueden dedicarse por completo y con facilidad quienes la abrazan; lo es también por las formas más perfectas de caridad hacia el prójimo, cuales son las ardientes oraciones y los graves sufrimientos voluntarios y generosa-

mente soportados por tal finalidad (Pto XII, Enc. Sacra vi#ginitas,25-3-54).


5504 Hermosa es la unión de la virginidad y de la humildad; y no poco agrada a Dios aquella alma en quien la humildad engrandece a la virginidad y la virginidad adorna a la humildad (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre,1).

Matrimonio y v¡rginidad


5505 La santa virginidad supera en excelencia al matrimonio. Ya el Divino Redentor la había propuesto a sus discípulos como un consejo de vida más perfecta (cfr.
1Co 7,33). [. . . ] La virginidad consagrada a Dios es por sí misma una expresión tal de fe en el reino de los cielos y una prueba tal de amor al Divino Redentor, que no es de maravillar el que produzca tamaños frutos de santidad [. . . ].

Recientemente hemos condenado, con tristeza de nuestra alma, la opinión de los que llegan a defender que el matrimonio es el único medio de asegurar a la pesona humana su incremento natural y su debida perfección: afirman que la gracia divina, conferida por el sacramento del matrimonio ex opere operato, hace tan santo el uso del matrimonio que lo convierte en instrumento más eficaz aún que la misma virginidad para unir las almas con Dios. Doctrina ésta, que hemos denunciado como falsa y muy peligrosa. Verdad es que este sacramento concede a los esposos la gracia divina para cumplir santamente sus deberes conyugales, y que afianza los lazos del amor que recíprocamente les unen [. . . J.

Posible es llegar a la santidad, aun sin consagrar a Dios la propia castidad; bien lo prueba el ejemplo de tantos santos y santas, honrados por la Iglesia con culto público, que fueron fieles esposos, ejemplares padres y madres de familia; ni es raro tampoco hoy encontrar personas casadas que con todo empeño tienden a la cristiana perfección. (Pío XII, Sacra virginitas,25-II 1-54).


5506 La virginidad y el celibato por el Reino de Dios no sólo no contradicen la dignidad del matrimonio, sino que la presuponen y la confirman. El matrimonio y la virginidad son dos modos de expresar y de vivir el único Misterio de la Alianza de Dios con su pueblo. Cuando no se estima el matrimonio, no puede existir tampoco la virginidad consagrada; cuando la sexualidad humana no se considera un gran valor donado por el Creador, pierde significado la renuncía por el Reino de los cielos (JUAN PABLO II, Exhortac. Apost. Familiaris consortio,22-XII-1981,
FC 16).


5507 Buena obra hace la que se casa; pero la que no se casa, hace mejor. Aquélla no peca escogiendo matrimonio, mas la virgen gozará de la eternidad, brillando perpetuamente en la gloria [. . . ]. No condeno a la casada, pero alabo fervorosamente a la virgen (SAN AMBROSIO, Trat. sobre las vírgenes,1).


5508 Quien condena al matrimonio, priva también a la virginidad de su gloria; en cambio, quien lo alab, hace la virginidad más admirable y luminosa. Lo que parece un bien solamente cuando es comparado con un mal, no es un bien demásiado grande; pero lo que es considerado como algo más excelente que los bienes considerados por todos como tales, es, ciertamente, un gran bien. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Trat. sobre la virginidad,10).


5509 Su condenación (del matrimonio) llevaría aparejada la de nuestro nacimiento, que no podría ser cosa buena siendo malo su origen. Por eso no van contra él mis alabanzas a la santa virginidad, ni pretendo con ellas alejar del matrimonio a los hombres, sino mostrarles un don precioso, que por ser desconocido de muchas almas tiene pocos devotos en el mundo, al revés del matrimonio, que nadie ignora, buscan muchos y a todos es lícito (SAN ANBR()SIO, Trat. sobre las vfrgenes,1).


5510 La virginidad mantiene viva en la Iglesia la conciencia del misterio del matrimonio y lo defiende de toda reducción y empobrecimiento.

Haciendo libre de modo especial el corazón del hombre (cfr.
1Co 7,32), [. . . ] la virginidad testimonia que el Reino de Dios y su justicia son la perla preciosa que se debe preferir a cualquier otro valor aunque sea grande, es más, que hay que buscarlo como el único valor definitivo. Por eso, la Iglesia, durante toda su historia, ha defendido siempre la superioridad de este carisma frente al del matrimonio, por razón del vínculo singular que tiene con el Reino de Dios.

Aun habiendo renunciado a la fecundidad física, la persona virgen se hace espiritualmente fecunda, padre y madre de muchos, cooperando a la realización de la familia según el designio de Dios. (JLAN PABlo II, Exhortac. Apost. Fainiliaris consortio, n. 16).

En María quedó consagrada la virginidad


5511 La virginidad está consagrada en María y en Cristo (SAN JERÓNIMO, Epístola 22, a Eustaquio).


5512 La dignidad virginal comenzó con la Madre de Dios (SAN AGLSTIN, Sermón 5]).


5513 (Dios) amó tanto a esta virtud, que no quiso venir al mundo sino acompañado de ella, naciendo de Madre virgen (SAN AMBROSIO, Trat. sobre las vírgenes,1).

VIRTUDES

Cualidades de la verdadera virtud


5514 Me parece que la definición breve y verdadera de la virtud es el orden del amor (SAN AGUSTíN, La Cñdadde Dios,15,22).


5515 Cuando hablamos de las virtudes [. . . ] debemos tener siempre ante los ojos al hombre real, al hombre concreto. La

virtud no es algo abstracto, separado de la vida, sino, al contrario, tiene profundas "raíces" en la vida misma, brota de ella y la forma. La virtud incide sobre la vida del hombre, sobre sus acciones y sobre su conducta. Se deduce de ello que, en todas estas reflexiones nuestras, no hablamos tanto de la virtud como del hombre que vive y actúa "virtuosamente"; hablamos del hombre prudente, justo, valiente (JUAN PABLO II, Aud. gen. 22-11-1978).


5516 La verdadera virtud no es triste y antipática, sino amablemente alegre (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Camino, n. 657).


5517 La virtud no es solamente propia de nuestro deseo, sino también de una gracia superior (SAN CIPRIANO, en Catena Aurea, vol.
1P 360).


5518 El primer grado de piedad consiste en amar la virtud (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 134).


5519 Verdad es que aquestas virtudes tienen tal propiedad que se esconden de quien las posee, de manera que nunca las ve ni acaba de creer que tiene alguna, aunque se lo digan; mas tiénelas en tanto que siempre anda procurando tenellas y valas perfeccionando en si (SANTA TERESA, Camino deperfección,10,4).


5520 De la misma manera que es propiedad natural de un árbol estar lleno de frutos y, sin embargo, las hojas que se ajustan en sus ramas le dan cierta vistosidad y adorno, así también el fruto del alma es primordialmente la verdad; pero, no obstante', el verse rodeada de sabiduría profana, lejos de hacerla desabrida o ingrata, le da un aspecto agradable y oportuno, a la manera como las hojas dan sombra al fruto (SAN BASILIO, Discurso a los jóvenes).


5521 Es una equivocación pensar que las expresiones término medio o justo medio, como algo característico de las virtudes morales, significan mediocridad: algo así como la mitad de lo que es posible realizar. Ese medio entre el exceso y el defecto es una cumbre, un punto álgido: lo mejor que la prudencia indica. Por otra parte, para las virtudes teologales no se admiten equilibrios: no se puede creer, esperar o amar demásiado. Y ese amor sin limites a Dios revierte sobre quienes nos rodean, en abundancia de generosidad, de comprensión, de caridad (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Amigos de Dios,83).


5522 Mientras más crece el amor y la humildad en el alma, mayor olor dan de sí estas flores de virtudes para sí y para los otros (SANTA TERESA, Vida,21,8).

Virtudes humanas y virtudes sobrenaturales


5523 Al final de la lucha ascética, cuando se vive unido a Dios, es posible vivir sobrenaturalmente las virtudes humanas:

con sencillez, día a día, con naturalidad sobrenatural. Entonces las virtudes naturales, vividas a lo divino, formarán como el reverso de la medalla de la falsa santidad, carente de valores humanos (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, Pp. 30-31).


5524 Cuando un alma se esfuerza por cultivar las virtudes humanas, su corazón está ya muy cerca de Cristo. Y el cristiano percibe que las virtudes teologales -la fe, la esperanza, la carídad, y todas las otras que trae consigo la gracia de Dios, le impulsan a no descuidar nunca esas cualidades buenas que comparte con tantos hombres (J. EsCRIvA DE BALAGLER, Amigos de Dios,91).


5525 No se es recto por ser duro, ni se alcanza un estado de ánimo perfecto por ser insensible (SAN AGUSTÍN La Ciudad de Dios,14,9).


5526 La verdadera dignidad y excelencia del hombre consiste [. . . ]en la virtud. La virtud es patrimonio común de todos los mortales, e igualmente la pueden alcanzar los altos y los bajos, los ricos y los pobres (LEÓN XIII, Enc. Rerum novarum,15-V-1981).


5527 De estas virtudes generales es necesario tener gran previsión y muy a mano, pues se han de estar usando casi de continuo (SAN FRANCISCO DE SALES Introd. a la vida devota, III,1).


5528 Así nos figuramos a los hombres, recios y varoniles: sin miedo al dolor; hombres que saben sufrir callando, y no lo comunican para que no los compadezcan; sin miedo al sacrificio ni a la lucha; que no se arredran ante las dificultades; sin miedo al miedo; sin timideces ni complejos imaginados; incompatibles con la frivolidad; que no se escandalizan de nada de lo que ven ni oyen. Entereza es reciedumbre. Energía y decisión no son orgullo, sino virilidad. Esos hombres recios no pueden ser transigentes en todo, y defenderán, con una energía que asustará a los débiles, el espíritu y las normas del Cristianismo que profesan (J. JRTEAGA, El valor divino de lo humano, p. 68).


5529 De este modo se explica que la Iglesia exija a sus santos el ejercicio heroico no sólo de las virtudes teologales, sino también de las morales o humanas; y que las personas verdaderamente unidas a Dios por el ejercicio de las virtudes teologales se perfeccionan también desde el punto de vista humano, se afinan en su trato; son leales, afables, corteses, generosas, sinceras, precisamente porque tienen colocados en Dios todos los afectos de su alma (A. DEI PoRTII[O, Escritos sobre el sacerdocio, p. 30).


5530 Para santificar cada jornada, se han de ejercitar muchas virtudes cristianas; las teologales en primer lugar y, luego, todas las otras: la prudencia, la lealtad, la sinceridad, la humildad, el trabajo, la alegría [. . . J (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,23).


5531 (La madurez) se manifiesta, sobre todo, en cierta estabilidad de ánimo, en la capacidad de tomar decisiones ponderadas y en el modo recto de juzgar los acontecimientos y los hombres. (CONC. VAl. 11, Decr. Optatam totius,11).

Relaciones de las virtudes entre sí


5532 La caridad es la que da unidad y consistencia a todas las virtudes que hacen al hombre perfecto (SAN ALEONSO M. DE LIGORIO, Práctica del anor a Jesucristo).


5533 (La humildad es) madre y maestra de todas las virtudes (SAN GREGORIO MAGNO, Moralia,23).


5534 Así como el enfermo está débil para trabajar, así el alma que en amor está floja también lo está para ejercitar las virtudes heroicas (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual,11,13).


5535 En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes (SAN-TO TOMAS, Sobre el Credo,1. c. ,6).


5536 Aun las buenas acciones carecen de valor cuando no están sazonadas por la virtud de la humildad. Las más grandes, practicadas con soberbia, en vez de ensalzar rebajan. El que acopía virtudes sin humildad arroja polvo al viento, y donde parece que obra provechosamente, allí incurre en la más lastimosa ceguera. Por lo tanto, hermanos mios, mantened en todas vuestras obras la humildad [. . . ] (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 7 sobre los Evang. ).


5537 Practiquemos la caridad, sin la cual todas las demás virtudes pierden su brillo (SAN LEON MAGNO, Sermón 72, sobre la Ascensión del Señor).


5538 Así como las ramas de un árbol reciben su solidez de la raíz, así también las virtudes, siendo muchas, proceden de la caridad. Y no tiene verdor alguno la rama de las buenas obras si no está enraizada en la caridad (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 27 sobre los Evang. ).


5539 Amad la humildad, que es fundamento y guarda de todas las virtudes (SAN BERNARDO, Sermón en la Natividad del Señor,1).


5540 La fe muestra el fin, la esperanza va a su consecución, la caridad une con él (SANJO TO\ lAS, Coment. 1. Epístola a h'moteo,12).


5541 Pedimos con la fe, buscamos con la esperanza, y llamamos con la caridad. Primeramente debemos pedir para alcanzar, después buscar para encontrar, y después de haber hallado guardar lo que poseemos para poder entrar (SANJo TOMAS, Catena Aurea, vol. 1, PP. 427-428).


5542 Templanza es el amor que se mantiene íntegro e incólume 5542 para Dios; fortaleza es el amor que, por Dios, todo lo soporta con alegría; justicia es el amor que sólo sirve a Dios y, por esto, pone en su orden debido todo lo que está sometido al hombre; prudencia es el amor que sabe distinguir bien entre lo que es ventajoso en su camino hacia Dios y lo que puede ser un obstáculo (SAN AGUSTíN, Sobre las costumbres de la Iglesia,1).


5543 Tenemos necesidad de fortaleza para ser hombres. En efecto, el hombre verdaderamente prudente es aquel que posee la virtud de la fortaleza; de la misma manera que el hombre verdaderamente justo es solamente aquel que tiene la virtud de la fortaleza (JUAN PABlo II, Aud. gen. 15-11-1978).

Crecimiento de las virtudes


5544 Los ladrones no escarban donde sólo puede haber paja, sino donde sospechan que se encuentra el oro. El demonio persigue a los que disfrutan el oro de la virtud. Donde hay virtud hay tentación (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. 1).


5545 Las virtudes humanas [. . . ] son el fundamento de las sobrenaturales; y éstas proporcionan siempre un nuevo empuje para desenvolverse con hombría de bien. Pero, en cualquier caso, no basta el afán de poseer esas virtudes: es preciso aprender a practicarlas. Discite benefacere (
Is 1,7), aprended a hacer bien. Hay que ejercítarse habitualmente en los actos correspondientes -hechos de sinceridad, de veracidad, de ecuanimidad, de serenidad, de paciencia-, porque obras son amores, y no cabe amar a Dios sólo de palabra, sino con obras y de verdad (1Jn 3,18) (J. ESCRIVA DE BALAGLER, Amigos de Dios,91).


5546 La confesión engendra el apartamiento del pecado, y de la penitencia se originan las virtudes (SANTO TO\íAS, Catena Aurea, vol.
1P 51).

Virtudes del sacerdote


5547 Su servicio no es el del médico, del asistente social, del político o del sindicalista. En ciertos casos, tal vez, el cura podrá prestar, quizá de manera supletoria, esos servicios y, en el pasado, los prestó de forma muy notable. Pero hoy, esos servicios son realizados adecuadamente por otros miembros de la sociedad, mientras que nuestro servicio se específica cada vez más claramente como un servicio espiritual. Es en el campo de las almas, de sus relaciones con Dios, y de su relación interior con sus semejantes, donde el sacerdote tiene una función esencial que desempeñar. Es ahí donde debe realizar su asistencia a los hombres de nuestro tiempo. Ciertamente, siempre que las circunstancias lo exijan, no debe eximirse de prestar también una asistencia material, mediante las obras de caridad y la defensa de la justicia. Pero, como he dicho, eso es en definitiva un servicio secundario, que no debe jamás perder de vista el servicio principal, que es el de ayudar a las almas a descubrir al Padre, abrirse a El y amarlo sobre todas las

cosas. (JUAN PABLO II, Hom Río de Janeiro,2-VII-1980).


5548 El anuncio del mensaje de Jesucristo hace que el sacerdote experimente la necesidad de llenarse de la Palabra, de remansaría en su mente y en su corazón; el ministerio de los Sacramentos pide no una realización externa y oficial -suficiente para la validez-, sino sincero deseo de identificación con Jesucristo; finalmente, la misión de educar en la fe al Pueblo de Dios exige que la vida del sacerdote

-hecho sacrificib gustoso, ofrenda gozosa- esté plenamente informada por la caridad pastoral, de la que derivan todas las virtudes humanas y sobrenaturales necesarias para el cumplimiento de su misión: caridad sin límites, hasta el olvido de sí mismo; fe que ilumina y anima a perseverar, sin dejarse vencer por el cansancio; obediencia total y delicada, pero a la vez inteligente, operativa y responsable; humildad y mansedumbre, que saben conjugar la comprensión con la firmeza; continencia perfecta, que llena de libertad el corazón para ofrecerlo a Dios en la adoración y entregarlo plenamente en el servicio de las almas; paciencia, que sabe sufrir en silencio y perdonar siempre; pobreza, que es lección de bienaventuranza y testimonio de esperanza (A. DEL PORTíLLO, Escritos sobre el sacerdocio, Pp. 50-51).


5549 Entre las virtudes que mayormente se requieren para eministerio de los presbíteros hay que contar aquella disposición de ánimo por la que están siempre prontos a buscar no su propia voluntad, sino la voluntad de Aquel que los ha enviado. Porque la obra divina, para cuyo cumplimiento los ha tomado el Espíritu Santo, trasciende todas las fuerzas humanas y toda humana sabiduría, pues Dios escogió lo flaco del mundo para confundir lo fuerte (
1Co 1,27). Así pues, consciente de su propia flaqueza, el verdadero ministro de Cristo trabaja con humildad, indagando cuál sea el beneplácito de Dios y, como atado por el Espíritu, se guía en todo por la voluntad de Aquel que quiere que todos los hombres se salven; voluntad que puede descubrir y cumplir en las circunstancias cotidianas de la vida, sirviendo a todos los que le han sido encomendados por Dios en el cargo que se le ha confiado y en los mtiples acontecimientos de su vida. (CoN(. V AT 11, Decr. Presbyteroruin Ordinis,15).

Santa María, "escuela de virtudes"


5550 (María es) modelo y escuela viva de todas las virtudes (SAN ANíEROSIo, Trat. sobre las vírgenes,2).


5551 ¡Cuánto crecerían en nosotros las virtudes sobrenaturales, si lográsemos tratar de verdad a María, que es Madre Nuestra! (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Amigos de Dios,293).

VISITA AL SANTISIMO

Fuente de gracias

Siendo esta devoción tan útil es al mismo tiempo la más fácil (SAN ALEONSO M. DE LíGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento, Introducción).


5553 No dejes la Visita al Santísimo. -Luego de la oración vocal que acostumbres, di a Jesús, realmente presente en el Sagrario, las preocupaciones de la jornada. -Y tendrás luces y ánimo para tu vida de cristiano (J. ESCRIVÄ DE BALA-GUER Camino, n. 554).


5554 ¡Oh, cuán abundantes gracias han sacado los santos de esta fuente del Santísimo Sacramento, donde el amoroso Jesús liberalmente concede todos los merecimientos de su Pasión! (SAN ALEONSO M. [)E LIGoRIO, Visitas al Stmo. Sacramento,1).

Fortaleza para la vida cristiana


5555 Es como llegarnos al fuego, que aunque le haya muy grande, si estáis desviadas y escondéis las manos mal os podéis calentar, aunque todavía da más calor que no estar a donde no hay fuego. Mas otra cosa es querernos llegar a él, que si el alma está dispuesta -digo que esté con deseo de perder el frío- y se está allá un rato, queda para muchas horas con calor (SANTA TEREsA Camino de perfección,35,1).


5556 ¡Cuán consoladores y suaves son los momentos pasados con este Dios de bondad! ¿Estás dominado por la tristeza? Ven un momento a echarte a sus plantas, y quedarás consolado. ¿Eres despreciado del mundo? Ven aquí, y hallarás un amigo que jamás quebrantará la fidelidad. ¿Te sientes tentado? Aquí es donde vas a hallar las armas más seguras y terribles para vencer a tu enemigo. ¿Temes el juicio formidable que a tantos santos ha hecho temblar? Aprovéchate del tiempo en que tu Dios es Dios de misericordia y en que tan fácil es conseguir el perdón. ¿Estás oprimido por la pobreza? Ven aquí, donde hallarás a un Dios inmensamente rico, que te dirá que todos sus bienes son tuyos [. . . ] (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre el Corpus Christi).


5557 A cualquier alma que visita a Jesús en el Santísimo Sacrameñto le dice este Señor: [. . . ] "Alma que me visitas, levántate de tus miserias, pues estoy aquí para enriquecerte de gracias. Date prisa, llega a mi, no temas mi majestad, porque está humillada en este Sacramento, para apartar de ti el miedo y darte toda confianza" (SAN ALFONSO M. a DE LiGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento,8).

El Señor "espera nuestra visita"


5558 No todos pueden hallar al rey de la tierra, y lo más que pueden algunos conseguir es valerse para esto de alguna tercera persona; mas para hablar con Vos, oh Rey de la gloria, no es preciso buscar terceras personas, porque empre estáis pronto en este Sacramento para oírnos; el rey de la tierra da audiencia pocas veces en el año, mas Vos, en ese Sacramento, a todos nos dais audiencia, de día y de noche, siempre que queremos (SAN ALFONSO M. DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento,10).


5559 ¿Sabéis aún cuál fue el motivo que movió a Jesucristo a permanecer día y noche en nuestros templos? Pues fue para que, cuantas veces quisiéramos verle, nos fuese dado hallarle. ¡Cuán grande eres, ternura de un padre! ¡Qué cosa puede haber más consoladora para un cristiano que sentir que adora a un Dios presente en cuerpo y alma! (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre el Corpus Christi).


5560 Es verdad que a nuestro Sagrario le llamo siempre Betania. . . -Hazte amigo de los amigos del Maestro: Lázaro, Marta, María. -Y después ya no me preguntarás por qué llamo Betania a nuestro Sagrario (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Camino, n. 322).

Fácil de hacer y abundancia de frutos


5561 Es preciso valorar la devoción eucarística bajo todos sus aspectos: la participación plena de la misma -con la comunión- y también las visitas al Santisimo. Cristo permanece sacramentalmente con nosotros para darnos vida abundante y facilitar el encuentro personal con él. El creyente hallará en estos encuentros eucarísticos paz y serenidad; Cristo sabrá dar la fortaleza y paciencia en la lucha, luz y entusiasmo en la fe, vigor para hacer frente a las tentaciones, profundidad en las convicciones cristianas, fervor en el amor a Dios y en la entrega y servicio a los demás. Todas las virtudes de Jesús están ahí al servicio de todos los que quieran acudir ("Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco", nos dice). Es una invitación, una presencia ofrecida; sólo producirá efecto en quienes la acepten. La pérdida de esta devoción eucarística sería una lamentable y gran privación

(J. DELICADO BAEzA, En medio de las plazas, p. 60).


5562 Muchos cristianos, exponiéndose a grandes peligros y padeciendo muchas fatigas, emprenden largas jornadas sólo con el fin de visitar los lugares de la Tierra Santa en que nuestro Salvador nació, padeció y murió. ¡Ah, y cómo es-tos santos excesos acusan nuestros descuidos y nuestra ingratitud! Pues dejamos muchas veces de visitar al mismo Señor que habita en las iglesias pocos pasos distantes de nuestras casas (SAN ALFONSo M. DE LIGORIO, Visitas al St-mo. Sacramento,23).

Prueba de gratitud, signo de amor, deber de adoración


5563 Y entró Jesús en el templ Esto era lo propio de un buen hijo: pasar enseguida a la casade su padre, para tributarle allí el honor debido. Como tú, que debes imitar a Jesucristo, cuando entres en una ciudad debes, lo primero, ir a la iglesia (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 14).


5564 Durante el día, los fieles no omitan el hacer la visita al Santísimo Sacramento, que debe estar reservado en un sí-tío dignisimo con el máximo honor en las iglesias, conforme a las leyes litúrgicas, puesto que la visita es prueba de gratitud, signo de amor y deber de adoración a Cristo Señor, allí presente (PAB[() VI, Enc. Mysteriuii fidei).


5565 ¡Ah!, y ¿qué haremos, preguntáis algunas veces, en la presencia de Dios Sacramentado? Amarle, alabarle, agradecerle y pedirle, ¿Qué hace un pobre en la presencia de un rico? ¿Qué hace un enfermo delante del médico? ¿Qué hace un sediento en vista de una fuente cristalina? (SAN ALEONSO M. DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento,1).

VOCACION

Citas de la Sagrada Escritura

1. Elección divina: Yo te he llamado por tu nom bre. 1

Llamó a los que quiso. .

No me habéis elegido vosotros a mi, sino que yo os elegi a vosotros.
Jn 15,16.

(Pablo, llamado y elegido) no por los hombres ni por obra de hombres, sino por Jesucristo y Dios Padre.
Ga 1,1.

Nos eligió antes de la creación del mundo.
Ep 1,4.

Nos llamó con vocación santa, no en virtud de nuestras obras, sino en virtud de su designio.
2Tm 1,9.

2. Correspondencia pronta, sin dilaciones:

Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permiteme que antes vaya a dar sepultura a mi padre. Pero Jesús le respondió: Sigueme y deja que los muertos entierren a sus muertos.
Mt 21,22.

Al pasar vio a Leví el de Alfeo sentado al telonio, y le dijo: Sigue-me. El, levantándose, le siguió.
Lc 2,14.

3. Llamada a través de otros

(Andrés) encontró a su hermano Simón y le dijo: Hemos hallado al Mesias, que quiere decir el Cristo. Le condujo a Jesús, que, fijando en él la vista, dijo: Tú eres Simón, el hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas, que quiere decir Pedro.
Jn 1,41-42.

Fijó la vista (el Bautista) en Jesús que pasaba y dijo: He aquí el Cordero de Dios. Los dos discípulos, que le oyeron, siguieron a Jesús. Jn 1,36-37.

4. A veces no coincide con nuestros planes

(Jonás, el profeta) levantóse para huir lejos de Yahvé, a Tarsis; bajó a Jope y halló un barco que estaba para ir a Tarsis. Pagó el pasaje y entró en el barco para irse con ellos a Tarsis, lejos de Yahvé.
Jon 1,3.

El joven rico y su negación a seguir a Cristo:
Mt 19,16-26.

5. Las excusas

Un hombre daba una gran cena, e invitó a muchos. Y envió a su criado a la hora de la cena para decir a los invitados: Venid, pues ya está todo preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: he comprado un campo y tengo necesidad de ir a verlo; te ruego que me des por excusado. Y otro dijo: compré cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas; te ruego que me des por excusado.
Lc 14,16-20.

6. El premio

Al que venciere le daré el maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en ella escrito un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe.
Ap 2,17.

En verdad os digo que no hay nadie que, habiendo dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o campos por mi y por el Evangelio, no reciba en esta vida cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna.
Mc 10,29-31.

La vocación cristiana comporta una llamada a la santificación personal y al apostolado

 

5566 Todos los fieles, desde el Papa al último bautizado, participan de la misma vocación, de la misma fe, del mismo Espíritu, de la misma gracia [. . . ]. Todos participan activa y corresponsablemente -dentro de la necesaria pluralidad de ministerios- en la única misión de Cristo y de la Iglesia (A. DEL PORTILLO, Fieles y laicos en la Iglesia, p. 38).


5567 Para decirlo brevemente, lo que el alma es en el cuerpo, eso son los cristianos en el mundo (Discurso a Diogneto,5).


5568 Vuestra vocación humana es parte, y parte importante, de vuestra vocación divina. Esta es la razón por la cual os tenéis que santificar, contribuyendo al mismo tiempo a la santificación de los demás, de vuestros iguales, precisamente santificando vuestro trabajo y vuestro ambiente:

esa profesión u oficio que llena vuestros días, que da fisonomía peculiar a vuestra personalidad humana, que es vuestra manera de estar en el mundo; ese hogar, esa familia vuestra; y esa nación, en la que habéis nacido y a la que amáis (J. ESCRIVÄ DE BALACLER, Es Cristo que pasa,46).

Especiales llamamientos de Dios


5569 La vocación no es debida a nuestros méritos, sino a la benevolencia y misericordia de Dios (SAN AGUSTIN, Coment. sobre el Salmo 5).


5570 [. . . ] Dios no hace acepción de personas (cfr. 2 Par 19,7;
Rm 2,11 Ff6,9; Col 3,25, etc. ), como nos repite insistentemente la Escritura. No se fija, para invitar a un alma a una vida de plena coherencia con la fe, en méritos de fortuna, en nobleza de familia, en altos grados de ciencia. La vocación precede a todos los méritos [. . . ] (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,33).


5571 También se dice que es semejante el reino de los cielos a un comerciante que anda en busca de perlas finas, y hallando una muy preciosa, vende cuanto tiene y la compra [. . . J. En comparación con aquélla, nada tiene yalor, y el alma abandona todo cuanto había adquirido, derrama todo cuanto había congregado, se enardece con el amor de las cosas celestiales, no siente placer en las cosas terrenas y considera como deforme todo lo que le parecía bello en la tierra, porque sólo brilla en el alma el resplandor de aquella perla preciosa (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 11 sobre los Evang. ).


5572 El descubrimiento de la vocación personal es el momento más importante de toda existencia. Hace que todo cambie

sin cambiar nada, de modo semejante a como un paisaje, siendo el mismo, es distinto después de salir el sol que antes, cuando lo bañaba la luna con su luz o le envolvían las tinieblas de la noche. Todo descubrimiento comunica una nueva belleza a las cosas y, como al arrojar nueva luz provoca nuevas sombras, es preludio de otros descubrimientos y de luces nuevas, de más belleza (F. SUÁREZ, La Virgen

Nuestra Señora, p. 80).


5573 Comencé a rezar muchas oraciones vocales y a procurar que todas me encomendasen a Dios que me diese el estado

en que le había de servir; mas todavía deseaba no fuese monja, que éste no fuese Dios servido de dármele, aunque también temía el casarme (SANTA TERESA, Vida,3,2).


5574 ¡Oh, válgame Dios, por qué términos me andaba Su Majestad disponiendo para el estado en que se quiso servir de mi, que, sin quererlo yo, me forzó a que me hiciese fuerza!. . .

Aunque fueron los días que estuve pocos, con la fuerza que hacían en mi corazón las palabras de Dios, así leídas como oídas, y la buena compañía, vine a ir entendiendo la verdad de cuando niña, de que no era todo nada, y la vanldad del mundo, y cómo acababa en breve, y a temer, si me hubiera muerto, cómo me iba al infierno [. . . ]. Poníame el demonio que no podría sufrir los trabajos de la religión, por ser tan regalada. A esto me defendía con los trabajos que pasó Cristo, porque no era mucho yo pasase algunos por El; que El me ayudaría a llevarlos -debía pensar-, que esto postrero no me acuerdo. Pasé hartas tentaciones estos dias (SANTA TERESA, Vida,3,4-6).


5575 Y subiendo a un monte llamó a los que El quiso [. . . ]. Pues no por propia iniciativa y preparación, sino por la gracia

divina, setian llamados al apostolado (SAN BEDA, Trat. Evang. S. Marcos).


5576 No se ha de mirar tanto a la edad como a las prendas del alma [. . . ]. ¿Y qué más razonamientos, sino decir que en cualquier edad puede servir a Dios y ser perfecta para consagrarse a Cristo? (SAN AMBROSIO, Sobre la virginidad,40).


5577 Calla: No olvides que tu ideal es como una lucecica recién encendida. - Puede bastar un soplo para apagarla en tu corazón (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Camino, n. 644).


5578 Los demás soldados van se como pueden, y a las veces se apartan de donde ven el mayor peligro, y no los echa nadie de ver ni pierden honra; mas estotros, como llevan todos los ojos en ellos, no se pueden bullir. Bueno es el oficio, y honra grande y merced hace el Rey a quien le da; mas no se obliga a poco quien le recibe (SANTA TERESA, Camino de perfección,18,6).

Respuesta personal a la llamada de Dios. Dios llama en el momento oportuno


5579 Pero, ¿por qué no llamó a Mateo al mismo tiempo que a Pedro y a Juan? Porque aún no estaba bien dispuesto.

Aquel que conoce bien el fondo de los corazones sólo llama a quien está dispuesto a obedecer (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol. II, p. 11).


5580 Si ves claramente tu camino, síguelo. -¿Cómo no desechas la cobardía que te detiene? (J. ESCRIVA DE BALAGLER, Camino, n. 903).


5581 Mas ya que habéis visto el poder del que llama, considerad también la obediencia del llamado. Porque Mateo no opuso ni un momento de resistencia, ni dijo, dudando: ¿Qué es esto? ¿No será una ilusión que me llame a mi, que Soy hombre tal? Humildad, por cierto, que hubiera estado totalmente fuera de lugar. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. Sobre S. Mateo,30).


5582 Y al mostrar (Mateo) una decisión pronta para todo y desprenderse así de golpe de todas las cosas de la vida, atestiguaba muy bien, por su perfecta obediencia, que le había llamado el Señor en el momento oportuno (SAN JUAN CRíSÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,30).


5583 El Señor, cuando prepara a los hombres para el Evangelio, no quiere que interpongan ninguna excusa de piedad temporal o terrena, y por eso dice: Sígueme y deja a los muertos que entierren a sus muertos (SAN AGUSTIN, en Catena Aurea vol.
1P 493).


5584 Si Dios nos ha elegido entre una infinidad de criaturas posibles para desempeñar un papel en la creación, esto es un hecho que nosotros no podemos cambiar y ante el cual la única actitud digna de un hombre es la de aceptarlo tal cual es, porque ni depende de nosotros ni dejará de ser así porque pretendamos ignorarlo. (F. SUÁREZ, La Virgen Nuestra Señora, p. 81).

Dios da las gracias necesarias para perseverar


5585 A los que Dios elige para una misión los dispone y prepara de suerte que resulten idóneos para desempeñar la misión para la que fueron elegidos (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,3, q. 27, a. 4 c).


5586 Es norma general de todas las gracias especiales comunicadas a cualquier creatura racional que, cuando la gracia divina elige a alguien para algún oficio especial o algún estado muy elevado, otorga todos los carismas que son necesarios a aquella persona así elegida y que la adornan con profusión (SAN BERNARDINO DE SIENA, Sermón 2).


5587 En una ocasión vi un águila encerrada en una jaula de hierro. Estaba sucia, medio desplumada; tenía entre sus garras un trozo de carroña. Entonces pensé en lo que sería de mi, si abandonara la vocación recibida de Dios. Me dio pena aquel animal solitario, aherrojado, que había nacido para subir muy alto y mirar de frente al sol (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,11).

El Señor llama de muchas y diferentes maneras

Cuando Jesús dice: Sigueme, lo hace a través de la predicación, o por la voz de la Escritura, o por una inspiración interior (RABANO MAURO, en Catena Aurea, vol. II, p. 17).

so ni un momento de resistencia, ni dijo, dudando: ¿Qué es esto? ¿No será una ilusión que me llame a mi, que Soy hombre tal? Humildad, por cierto, que hubiera estado totalmente fuera de lugar. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,30).


5588 Cuando Jesús dice: Sigueme, lo hace a través de la predicación, o por la voz de la Escritura, o por una inspiración interior (RABANO MAURO, en Catena Aurea, vol. II, p. 17).


5589 Hay tres géneros de llamamiento. Uno, cuando nos llama Dios directamente; otro, cuando nos llama por medio de los hombres; y el tercero, cuando lo hace por medio de la necesidad (CASIANO, Colaciones,3).


5590 En esta especie de Iglesia doméstica los padres deben ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe, mediante la palabra y el ejemplo, y deben fomentar la vocación propia de cada uno, pero con un cuidado especial la vocación sagrada (CONC. VAT. II, Const. Lumen gen tium,11).


5591 Muchos son los caminos que conducen a Dios. Por eso, cada cual debe seguir con decisión irrevocable el modo de vida que primero abrazó, manteniéndose fiel en su dirección primera. Cualquiera que sea la vocación escogida, podrá llegar a ser perfecto en ella (CASIANO Colaciones,14).


5592 Muchos piden consejos a Dios sobre diversas cosas. El da a todos una sola e inmediata respuesta, con palabra abierta y clara; pero no siempre la entienden todos, aunque les haya hablado claro, pues se dirigen a El para pedirle consejo de lo que desean, y no siempre obtienen lo que piden. Bueno y fiel servidor será, por cierto, quien no aspire a obtener respuesta con arreglo a su voluntad y quiera solamente lo que estime agradable a Dios, según la respuesta que le plazca darle, conformando su voluntad a la de la Majestad Divina (SAN FRANCISCO DE SALES, Epistolario, fragm. 46,1. c. , p. 680).

La Iglesia tiene necesidad de vocaciones


5593 Son pocos los operarios que hay para recoger tan abundante mies, lo cual no podemos decir sin que nos cause profunda pena, porque aun cuando hay quienes oigan cosas buenas, escasean los que las dicen (SAN GREGORIO MAO NO, Hom. 17 sobre los Evang. ).


5594 Si existen buenas ovejas habrá también buenos pastores, pues de entre las buenas ovejas salen los buenos pastores (SAN AGUSTIN, Sermón 46, sobre los pastores).


5595 Escuchemos lo que dice el Señor a los predicadores que envía a sus campos: La mies es mucha, pero los operarios son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que envíe trabajadores a su mies. Por tanto, para una mies abundante son pocos los trabajadores; al escuchar esto, no podemos dejar de sentir una gran tristeza, porque hay que reconocer que, si bien hay personas que desean escuchar cosas buenas, faltan, en cambio, quienes se dediquen a anunciarlas (SAN GREGORIO MAGNO, Hoin. 17 sobre los Evang. ).


5596 (Todo sacerdote tiene necesidad) -signo inequívoco de amor a su misión- de promover vocaciones al sacerdocio. Esta exigencia, que afecta a todo el Pueblo de Dios, recae especialmente sobre el sacerdote, que ha de sentir el anhelo de dar un testimonio constante de servicio y de la alegría de su vida de entrega, y de emplear todos los medios, en primer lugar los sobrenaturales, para que sean muchos quienes, sintiendo las necesidades de la Iglesia y la grandeza de la vocación sacerdotal, sepan hacer de su vida un servicio ministerial a Dios y a los hombres. El sacerdote ha de tener el corazón puesto en el seminario, sabiendo que los nuevos presbíteros serán continuadores de su misión y corona de su vida de entrega (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, p. 49).

Los padres y la vocación de los hijos


5597 Y porque sé de no pocas jóvenes que, deseosas de consagrar a Dios su virginidad, no lo consiguieron por estorbárselo sus madres [. . . ], a tales madres dirijo ahora mi discurso y pregunto: ¿no son libres vuestras hijas para amar a los hombres y elegir marido entre ellos, amparándolas la ley en su derecho aun contra vuestra voluntad? Y las que pueden libremente desposarse con un hombre, ¿no han de ser libres para desposarse con Dios? (SAN A1BROsI(), Trat. sobre las vírgenes,1).


5598 Dijo esto (Deja a los muertos que entierren a sus muertos) no mandando despreciar el honor que se debe a los padres, sino mostrando que ninguna cosa es tan necesaria para nosotros como ocuparnos de los negocios del cielo. Con este fin nos debemos entregar con todo nuestro ardor, y no tardar ni un momento, por inevitables o importantes que sean las cosas que quieran detenernos (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol.
1P 494).


5599 "Nesciebatis quia in his quae Patris mei sunt oportet me esse?" -¿No sabíais que yo debo emplearme en las cosas que miran al servicio de mi Padre?

Respuesta de Jesús adolescente. Y respuesta a una madre como su Madre, que hace tres días que va en su busca, creyéndole perdido. -Respuesta que tiene por complemento aquellas palabras de Cristo, que transcribe San Mateo: "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí" (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Canzino, n. 907).


5600 Cuando en el seno del hogar te presente el demonio la batalla, mostrándote a los padres suplicantes, con lágrimas en los ojos, anunciadoras del dolor que tu partida deja en sus corazones, no te rindas, sino puesta la mirada en Dios, resiste valerosamente, porque si alcanzas victoria en el ataque del amor paterno, no habrá ya amor del mundo capaz de volverte atrás (SAN AMBROSIO, Trat. sobre las vírgenes,


5601 Ni siquiera pidió (Mateo) al Señor que le permitiera ir a su casa y dar la noticia a los suyos; por lo demás, tampoco lo hicieron los pescadores. Estos dejaron redes, barca y padre, y Mateo su oficio de alcabalero y su negocio, para seguir al Señor (SAN JUAN CRISOSTONIO, Hom. sobre S. Mateo,30).


5602 Déjenlas, pues, ir a ella si Dios las llama, que El sabe cuidar a sus escogidos (SA\ ANIBROSIO, Sobre la virginidad (1,38).


5603 Santiago y Juan son alabados porque siguieron al Señor, abandonando a su padre, y no porque su padre los incitase al mal, sino porque estimaron que su padre podría pasar la vida de otro modo, siguiendo ellos a Cristo (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,2-2, q. 101, a. 4 ad 1).


5604 Cosa es de gran lástima, que está el mundo ya con tanta desventura y ceguedad, que les parece a los padres que está su honra en que no se acabe la memoria de este estiércol de los bienes de este mundo, y no la haya en que tarde o temprano se ha de acabar; y todo lo que tiene fin, aunque dure, se acaba, y hay que hacer poco caso de ello, y que a costa de los pobres hijos quieran sustentar sus vanidades, y quitar a Dios con mucho atrevimiento las almas que quiere para sí, y a ellas un tan gran bien [. . . ]. Abridíes, Dios mío, los ojos; dadíes a entender qué es el amor que están obligados a tener a sus hijos, para que no los hagan tanto mal, y no se quejen delante de Dios en aquel juicio final de ellos, adonde, aunque no quieran, entenderán el valor de cada cosa (SANTA TERESA, Fundaciones,10,9).

VOLUNTAD DE DIOS

Citas de la Sagrada Escritura

Jesús le dijo: Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y acabar su obra.
Jn 4,34.

Que no os conforméis a este siglo, sino que os transforméis por la renovación de la mente para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios, buena, grata y perfecta.
He 12,2.

Por esto, no seáis insensatos, sino sabed cuál es la voluntad del Señor.
Ep 5,17.

Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Lc 22,42.

Por esto, también desde el dia en que tuvimos esta noticia, no cesamos de orar y pedir por vosotros; para que seáis llenos del conocimiento de la voluntad de Dios, con toda sabiduría e inteligencia espiritual.
Col 1,9.

No todo el que dice: ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.
Mt 7,21.

Ese siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no se preparo ni hizo conforme a ella, recibirá muchos azotes.
Lc 12,47.

Y el mundo pasa, y también sus concupiscencias; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
1Jn 2,17.

Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será semejante al varón prudente, que edifica su casa sobre roca.
Mt 7,24.

¡Ah! si hubieses atendido a mis mandamientos, tu paz sería como un río, y tu justicia como las olas del mar.
Is 48,18.

Quien me escuche vivirá tranquilo, seguro y sin temor de mal.
Pr 1,33.

Los que cumplen la voluntad de Dios son los verdaderos parientes de Nuestro Señor:
Mt 12,50 Mc 3,35 Lc 8,19-21.

Nuestro Señor bajó del cielo para cumplir la voluntad 4e su Padre:
Jn 6,38.

Cómo Pablo conoce y cumple su voluntad divina:
Ac 20,22-25 Ac 21,13-14.

La voluntad divina es inmutable:
2Co 1,18-22.

No debemos buscar agradar sino a Dios:
Ga 1,10-16.

Cómo hay que cumplir esta santa voluntad:
Ph 2,14-15.

Las órdenes que nos son dadas por nuestros superiores representan la voluntad de Dios respecto de nosotros:
Col 3,22-24.

Cómo los Sagradas Escrituras nos revelan esta santa voluntad:
2Tm 3,16-17.

Cómo cumplió Nuestro Señor la santa voluntad de su Padre:
Ph 2,8 He 10,7-9.

El cumplimiento de la voluntad de Dios, camino cierto de salvación y de felicidad


5605 El corazón del hombre camina derecho cuando va de acuerdo con la voluntad divina (SANTO TOMÁS, Sobre el Padrenuestro,1. c. ,142).


5606 La verdadera prueba del hombre no es el gusto de la oración, sino la paciencia de la tribulación, la abnegación de sí mismo y el cumplimiento de la divina voluntad, aunque para todo esto aprovecha grandemente así la oración como los gustos y consolaciones que en ellas se dan (SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, Trat. de la oración y ,metación II,5).


5607 Si fuésemos capaces de guardar los mandamientos, iríamos mejor nosotros e iría también mejor el mundo (JUAN PABLO I, Abc. 6-IX-1978).


5608 Pierde ella su regalo, y lo tiene por bien perdido, porque no se acuerda de su contento, sino en cómo hacer más la voluntad del Señor, y así es en la obediencia. Sería recia cosa que nos estuviese claramente diciendo Dios que fuésemos a alguna cosa que le importa, y no quisiésemos, porque estamos más a nuestro placer (SANTA TERESA, Fundaciones,5,5).


5609 Si no me hubiese retenido el amor que os tengo, no hubiese esperado a mañana para marcharme. En toda ocasión yo digo: "Señor, hágase tu voluntad: no lo que quiere éste o aquél, sino lo que tú quieres que haga". Este es mi alcázar, ésta es mi roca inamovible, éste es mi báculo seguro. Si esto es lo que quiere Dios, que así se haga. Si quiere que me quede aquí, le doy gracias. En cualquier lugar donde me mande, le doy gracias también (SAN JUAN CRISÓSTOMO,

Hom. antes del exilio,1-3).


5610 Esforcémonos en guardar sus mandamientos, para que su voluntad sea nuestra alegría (Epístola de Bernabé,2).


5611 Y ya que en su voluntad está la vida, no podemos dudar lo más mínimo de que nada encontraremos que nos sea más

útil y provechoso que aquello que concuerda con el querer divino. Por tanto, si en verdad queremos conservar la vida de nuestra alma, procuremos con solicitud no desviarnos en lo más mínimo de la voluntad de Dios (SAN BERNARDO,

Sermón 5).


5612 ¿De dónde procede esta inquietud general de los espíritus, sino de un cierto disgusto que sentimos hacia la sujeción, y una bajeza de espíritu que nos hace pensar que cada uno está mejor que nosotros? Pero todo es lo mismo: el que no está plenamente resignado, vuélvase donde se vuelva, no hallará reposo. Los que tienen fiebre no encuentran ningún lugar cómodo, apenas duran quince minutos en una cama y ya querrían otra; y no es defecto de la cama sino de la fiebre que los atormenta. Una persona que no tiene fiebre pasa bien con todo, con tal que Dios sea servido no se preocupa de la dignidad en que Dios lo emplea: con tal de hacer la voluntad divina, todo le es igual (SAN FRANCISCO DE SALES Carta a la Presidente Brulart,13-X-1604).


5613 Porque cuando el cuerpo sigue las inspiraciones del espíritu, de la misma manera que la tierra se somete al cielo, dejamos de padecer (SAN AGUSTíN, en Catena Aurea, vol.
1P 374).


5614 El camino del Reino de los cielos es la obediencia a la voluntad de Dios, no el repetir su nombre (SAN HILARIO, en Catena Aurea, vol.
1P 449).


5615 Aceptemos sin miedo la voluntad de Dios, formulemos sin vacilaciones el propósito de edificar toda nuestra vida de acuerdo con lo que nos enseña y exige nuestra fe. Estemos seguros de que encontraremos lucha, sufrimiento y dolor, pero, si poseemos de verdad la fe, no nos consideraremos nunca desgraciados: también con penas e incluso con calumnias, seremos felices con una felicidad que nos impulsará a amar a los demás, para hacerles participar de nuestra alegría sobrenatural (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,97).


5616 Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Antes de llegar al cielo nos enseña a hacer de la tierra cielo con estas palabras: Hágase tu voluntad [. . . ] (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol.
1P 359).


5617 (No se haga mi voluntad, sino la tuya). Esta voz de la cabeza es la salvación de todo el cuerpo; esta voz enseña a todos los fieles, enciende a los confesores, coronó a todos los mártires (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 58).


5618 ¿Quiénes son los rectos de corazón? Los que quieren lo que Dios quiere [. . . ]. No quieras torcer la voluntad de Dios para acomodarla a la tuya; corrige en cambio tu voluntad para acomodarla a la voluntad de Dios (SAN AGUS-TIN, Coment. sobre el Salmo 93).


5619 La perfección consiste en hacer Su voluntad, en ser lo que El quiere que seamos (SANTA TERESA DE LISIELX, Manuscritos autobiográficos).

Dios quiere lo mejor para nosotros, aunque, en ocasiones, no lo entendamos. "Dios sabe más"


5620 Dios sabe más. Los hombres entendemos poco de su modo paternal y delicado de conducirnos hacia El (A. DEL PORTI LLO, en la presentación de "Amigos de Dios").


5621 [. . . ] si el Creador cuida de todos -incluso de sus enemigos-, ¡cuánto más cuidará de sus amigos! (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,305).


5622 Este es nuestro engaño, no dejarnos del todo a lo que el Señor hace, que sabe mejor lo que nos conviene (SANTA TERESA, Vida,6,3).


5623 Cualquier cosa que te suceda recíbela como un bien, consciente de que nada pasa sin que Dios lo haya dispuesto (Epístola de Bernabé,19).


5624 Son dignos, ciertamente, de alabanza los designios de Dios, que inflige a los suyos unos castigos temporales para preservarlos de los eternos, que hunde para elevar, que corta para curar, que humilla para ensalzar (SAN PEDRO DAMIÁN, Cartas,8).


5625 Si algo acontece en contra de lo que hemos pedido, tolerémoslo con paciencia y demos gracias a Dios por todo, sin dudar en lo más mínimo de que lo más conveniente para nosotros es lo que acaece según la voluntad de Dios y no según la nuestra (SAN AGUSTIN, Carta 130, a Proba).


5626 El Señor conoce mejor que el hombre lo que conviene en cada momento, lo que ha de otorgar, añadir, quitar, aumentar, disminuir, y cuándo lo ha de hacer (SAN AGUSTIN, Epístola 138).


5627 Nunca debemos olvidar que nosotros no hemos de cumplir nuestra propia voluntad, sino la de Dios, tal como el Señor nos mandó pedir en nuestra oración cotidiana. ¡Qué contrasentido y qué desviación es no someterse inmediatamente al imperio de la voluntad del Señor, cuando él nos llama para salir de este mundo! Nos resistimos y luchamos, somos conducidos a la presencia del Señor como unos siervos rebeldes, con tristeza y aflicción, y partimos

de este mundo forzados por una ley necesaria, no por la sumisión de nuestra voluntad; y pretendemos que nos honre con el premio celestial aquel a cuya presencia llegamos por la fuerza (SAN CIPRIANO Trat. sobre la muerte,18,24).


5628 (Pone en labios de Cristo las siguientes palabras): "No es la voluntad del hombre, sino mi voluntad, la que obra en ellos y en ti . . . ). Mi voluntad no quiere más que vuestro bien, y cuanto doy o permito, lo permito y lo doy para que consigáis vuestro fin, para el cual os crié" (SANTA CATAL 1-NA DE SIENA, El Diálogo,2,6).


5629 Abandono en Dios
Vuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí?
Soberana Majestad,
Eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía,
Dios, alteza, un ser, bondad,
La gran vileza mirad
Que hoy os canta amor así.
¿Qué mandáis hacer de mí? Vuestra soy, pues me criastes,
Vuestra, pues me redimistes,
Vuestra, pues me sufristes,
Vuestra, pues me llamastes,
Vuestra, pues me conservastes,
Vuestra, pues no me perdí.
¿Qué mandáis hacer de mí? (. . . J Dadme riqueza o pobreza,
Dad consuelo o desconsuelo,
Dadme alegría o tristeza,
Dadme infierno o dadme cielo,
Vida dulce, sol sin velo,
Pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí? [. . . ]
Vuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí (SANTA TERESA. Poesías,5).


5630 Como gente que tiene dormida la fe, no van adelante con la consideración, ni se acuerdan que es Dios el que así lo ordena, para dejarlo todo en sus manos (SANTA TERESA, Fundaciones,20,3).


5631 Cada uno entienda que el fin de todos estos ejercicios y de toda la vida espiritual es la obediencia de los mandamientos de Dios y el cumplimiento de la divina voluntad, para lo cual es necesario que muera la voluntad propia, para que así viva y reine la divina, pues es tan contraria a ella (SAN PEDRO DE ALCANTARA, Trat. de la oración y meditación,2,5).


5632 Acto de identificación con la Voluntad de Dios: ¿Lo quieres, Señor?. . . ¡Yo también lo quiero! (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 762).


5633 Renunciar a la propia vida significa no buscar nunca la propia voluntad, sino la voluntad de Dios, y hacer del querer divino la norma única de la propia conducta (SAN GREGORIO DE NISA Sobre la conducta cristiana).


5634 Basta decir con verdadera determinación: fiat voluntas tua: cúmplase, Señor, en mí vuestra voluntad de todos los modos y maneras que Vos, Señor mio, quisiéredes. Si queréis con trabajos, dadme esfuerzo y vengan; si con persecuciones y enfermedades y deshonras y necesidades, aquí estoy; no volveré el rostro, Padre mío, ni es razón vuelva las espaldas. Pues vuestro Hijo dio en nombre de todos mi voluntad, no es razón falte por mi parte (. . . ]; pues El me lo pidió, disponed en mi como en cosa vuestra conforme a vuestra voluntad (SANTA TERESA Camino de perfección,32,10).


5635 Finalmente [. . . ], de lo que estoy cierto es de que Dios no me abandonará sin culpa mía. Por esto me pongo totalmente en manos de Dios con absoluta esperanza y confianza (SANTO TOMÁS MORO Carta escrita en la cárcel a su hija Margarita).


5636 Nuestra conformidad con la voluntad divina debe ser entera, sin reserva y constante. Esta es la cima de la perfección, y a ella, repito, deben tender todas nuestras acciones, todos nuestros deseos, todas nuestras oraciones (SAN ALFONSO Ma DE LIGORIO, Práctica del amor a Jesucristo,13).


5637 ¿Qué quieres que haga? Palabra breve, pero muy llena, viva y eficaz, y digna de ser atendida. ¡Qué pocas personas se encuentran en esta disposición de obediencia perfecta, que hayan renunciado a su voluntad hasta el punto de que su mismo corazón no les pertenezca! Se encuentran muy pocos que en cada momento busquen, no lo que ellos en particular quieran, sino lo que Dios quiera, y que le digan: ¿Qué quieres que haga?, o estas palabras de Samuel: Habla, Señor, que tu siervo escucla (1S
1S 3,10) (SAN BERNARDO Sermón 1, sobre la conversión de S. Pablo).


5638 Un acto de perfecta conformidad con la voluntad divina basta para hacer un santo. Ved a Saulo: cuando él avanza como perseguidor de la Iglesia, Jeuscristo le ilumina y lo convierte. ¿Qué hace Saulo? ¿Qué dice? Sólo una cosa, se ofrece a la volutnad de Dios: Señor, ¿qué quieres que haga? (
Ac 9,6). Y en seguida el Señor le proclama vaso de elección y apóstol de las naciones (Ac 9,15) (SAN ALFONSO M. DE LIGORIO, La conformidad con la voluntad de Dios).


5639 En lo que está la suma perfección claro está que no es en regalos interiores ni en grandes arrobamientos [. . . ], sino en estar nuestra voluntad tan conforme a la Voluntad de Dios, que ninguna cosa entendamos que no quiera, que no la queramos con toda nuestra voluntad (SANTA TERESA, Fundaciones,5,10).

Cumplimiento de la voluntad de Dios en los pequeños deberes de cada día


5640 No hay que llevar la cruz de los demás, sino la propia; y para llevar cada uno la suya, nuestro Señor quiere que cada cual renuncie a sí mismo, es decir, a su propia voluntad.

Preferiría esto o aquello; estaría mejor aquí o allí: son tentaciones. Nuestro Señor sabe muy bien lo que hace: hagamos lo que quiere, continuemos donde nos ha puesto (SAN FRANCISCO DE SALES, Carta a la Presidente Brulart,13-X-1604).


5641 Hay que abrir los ojos, hay que saber mirar a nuestro alrededor y reconocer esas llamadas que Dios nos dirige a través de quienes nos rodean (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,146).


5642 Vuestra reverencia tenga paciencia. Pues le ha dado el Señor tanto deseo de padecer, alégrese de cumplirle en eso, que ya entiendo no es pequeño trabajo. Si hubiésemos de andar a escoger los que queremos y dejar los otros, no sería imitar a nuestro Esposo, que con sentir tanto en la oración del Huerto su Pasión el remate era: Fiat voluntas tua. Esta voluntad hemos menester hacer siempre, y haga El lo que quisiere de nosotros (SANTA TERESA, Carta 287 a la M. María de San José).

Amor a Dios y cumplimiento de su Santa Voluntad


5643 Es señal manifiesta de amor la prontitud en la observancia de los mandamientos de Dios (SANTO TOMÁS, Sobre la caridad, l. c. ,203).


5644 Dame, Señor, lo que me mandas, y manda lo que quieras (SAN AGUSTÍN, Confesiones,10,29).


5645 Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y me abre la puerta entraré en su casa, cenaré con él y él conmigo. Nosotros escuchamos su voz, le abrimos la puerta y le recibimos en nuestra casa cuando de buen grado prestamos nuestro asentimiento a sus advertencias, ya vengan desde fuera, ya desde dentro, y ponemos por obra lo que conocemos que es voluntad suya (SAN BEDA, Hom. 21).


5646 Verdaderamente es prudente el que todo lo terreno tiene por estiércol por ganar a Cristo; y verdaderamente es sabio aquel que hace la voluntad de Dios y deja la suya (Imitación de Cristo,1,4,2).


5647 Y ya que las fiestas se han de celebrar con alegría, los que aman al Crucificado procurarán celebrar esta fiesta de la cruz sufriendo en silencio, con un rostro alegre y sereno, de tal manera que quede oculta a los hombres y conocida sólo de Aquel que es el sumo bien. En esta fiesta se celebran continuamente solemnes banquetes, en los que el alimento es la voluntad divina, según el ejemplo que nos dejó nuestro Amor crucificado (SAN PABLO DE LA CRUZ, Carta 1).


5648 El primer grado de la contemplación, amados hermanos, consiste en considerar atentamente cuál sea la voluntad del Señor y qué es lo acepto a sus ojos (SAN BERNARDO, Sermón 5).


5649 Jesús, lo que tú "quieras". . . yo lo amo (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Camino, n. 773).


5650 Si nosotros, pues, deseamos agradar enteramente al corazón de Dios, procuremos no solamente conformarnos en todo a su santa voluntad, sino aún más, uniformamos a ella, si se me permite hablar así. La palabra "conformar" quiere decir que nosotros unimos nuestra voluntad a la de Dios, pero "uniformar" significa más, que de dos voluntades hacemos una, de tal manera que solamente queremos lo que Dios quiere, que solamente permanece la voluntad de Dios y que ella es la nuestra (SAN ALEONSO M. a DE LIGO-RIO, La conformidad con la voluntad de Dios).

 

5651 Para honrar a Dios, someteos enteramente a su voluntad y por nada creáis que le serviréis mejor de otro modo, pues no se le sirve nunca bien, sino cuando se le sirve como El quiere (SAN FRANCISCO DE SALES, Epistolario, fragm. 13, l. c. , p. 647).

Frutos del abandono en Dios


5652 Por encima de todo, conservad la paz del corazón, que es el mayor tesoro. Para conservarla, nada ayuda tanto como el renunciar a la propia voluntad y poner la voluntad del corazón divino en lugar de la nuestra (SANTA MARGARITA M. ALACOQUE, Cartas).


5653 Pues quiéroos avisar y acordar qué es su Voluntad. No ha- yáis miedo que sea daros riquezas ni deleites ni honras, ni todas estas cosas de acá; no os quiere tan poco, y tiene en mucho lo que le dais y quiéreoslo pagar bien, pues os da su reino aun viviendo (SANTA TERESA, Camino de peijección,32,6).


5654 Los únicos frutos buenos consisten en hacer la voluntad del Padre que está en los cielos, de lo cual se dígnó dársenos El mismo como ejemplo (SAN AGUSTIN, Sobre el Sermón de la Montaña,2).


5655 Toda la pretensión de quien comienza oración -y no se olvide, que esto importa mucho- ha de ser trabajar y determinarse y disponerse, con cuantas diligencias pueda, a hacer su voluntad conforme a la de Dios [. . . ] Y en esto consiste la mayor perfección que se puede alcanzar en el camino espiritual. Quien más perfectamente tuviera esto, más recibirá del Señor, y más adelante estará en el camino (SANTA TERESA, Moradas segundas,8).


5656 La paz del cristiano proviene de estar unido a la voluntad de Dios (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 9, en la Natividad del Señor).


5657 La aceptación rendida de la Voluntad de Dios trae necesariamente el gozo y la paz: la felicidad en la Cruz. - Entonces se ve que el yugo de Cristo es suave y que su carga no es pesada (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Canino, n. 758).

Aprender de la Virgen


5658 ¿ Qué hombre no lloraría, si viera a la Madre de Cristo en tan atroz suplicio?

Su Hijo querido. . . Y nosotros lejos, cobardes, resistiéndonos a la Voluntad divina.

Madre y Señora mía, enséñame a pronunciar un si que, como el tuyo, se ídentifique con el clamor de Jesús ante su Padre: non mea voluntas. . . (
Lc 14,2): no se haga mi voluntad, sino la de Dios (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Vía Crucis, p. 43).