Antología de Textos
para la oración y la meditación
Autor: Francisco Fdez-Carvajal
Ediciones Palabra
ACCIÓN DE GRACIAS - ADULACIÓN - AFABILIDAD - ALEGRÍA - AMISTAD - AMOR - AMOR A DIOS - AMOR DE DIOS A LOS HOMBRES - ÁNGELES CUSTODIOS - APOSTOLADO - ARIDEZ - AVARICIA - AYUNO - BAUTISMO - BIENES TEMPORALES - BUEN PASTOR - CARIDAD - CASTIDAD - CIELO - COMPRENSIÓN - COMUNIÓN - COMUNIÓN DE LOS SANTOS - CONCIENCIA - CONFESIÓN - CONFIANZA EN DIOS -CONFIRMACIÓN - CONOCIMIENTO PROPIO - CONTEMPLACIÓN - CONTRICIÓN - CONVERSIÓN - CORAZÓN - CORRECCIÓN FRATERNA - CORRESPONDENCIA A LA GRACIA - COSAS PEQUEÑAS - CRISTIANOS - CRUZ - DEMONIO - DESCANSO - DESPRENDIMIENTO - DEVOCIONES - DIFAMACIÓN - DIFICULTADES - DIRECCIÓN ESPIRITUAL - EJEMPLARIDAD - ENFERMOS - ENTREGA - ENVIDIA - ESCÁNDALO - ESPERANZA - ESPÍRITU SANTO - ETERNIDAD - EUCARISTÍA - EXAMEN DE CONCIENCIA - FAMILIA - FE - FELICIDAD - FIESTAS Y TIEMPOS LITÚRGICOS - FILIACIÓN DIVINA - FIN DEL HOMBRE - FLAQUEZAS - FORMACIÓN DOCTRINAL - FORTALEZA - FRUTOS - GENEROSIDAD - GRACIA - HUMILDAD - IGLESIA - INFIERNO - INSTRUMENTOS DE DIOS - IRA - JESÚS - JUICIO - JUICIO TEMERARIO - JUSTICIA - LECTURA ESPIRITUAL - LIBERTAD - LIMOSNA - LUCHA ASCÉTICA - LUGARES Y OBJETOS DE CULTO - MAGNANIMIDAD - MANSEDUMBRE - MILAGROS - MISA - MISERICORDIA - MISERICORDIA DIVINA - MORTIFICACIÓN - MUERTE - OBEDIENCIA - OFRECIMIENTO DE OBRAS - OMISIONES - ORACIÓN - ORACIÓN DE PETICIÓN - PACIENCIA - PAZ - PECADO - PECADO VENIAL - PEREZA - PERSEVERANCIA - PIEDAD - PREDICACIÓN - PREMIO - PRESENCIA DE DIOS - PRIMEROS CRISTIANOS - PROVIDENCIA - PRUDENCIA - PURGATORIO - PURIFICACIÓN - RECOGIMIENTO - RECTITUD DE INTENCIÓN - REDENCIÓN - RESPETO A LA PERSONA - RESPETOS HUMANOS - RESPONSABILIDAD - ROMANO PONTÍFICE - SABIDURÍA - SACERDOCIO - SACRAMENTOS - BAUTISMO - CONFIRMACIÓN - PENITENCIA - SACRAMENTO DEL ORDEN - UNCIÓN DE LOS ENFERMOS - MATRIMONIO - SAGRADA ESCRITURA - SAN JOSÉ - SANTIDAD - SANTOS - SERVIR A DIOS - SINCERIDAD - SOBERBIA - TEMOR DE DIOS - TEMPLANZA - TENTACIÓN - TIBIEZA - TIEMPO - TRABAJO - TRISTEZA - UNIDAD - VANAGLORIA - VERACIDAD - VIDA SOBRENATURAL - VIGILANCIA - VIRGEN SANTÍSIMA - VIRGINIDAD - VIRTUDES - VISITA AL SANTÍSIMO - VOCACIÓN - VOLUNTAD DE DIOS |
TEMOR DE DIOS
TEMPLANZA
TENTACIÓN
TIBIEZA
TIEMPO
TRABAJO
TRISTEZA
Citas de la Sagrada Escritura
Temed a Yahvé y servidie con integridad y en verdad [. . . ].
Jos 24,14.
persevera en el temor, pero el de duro corazón caerá en la desventura.
Pr 28,14.
Al que teme al Señor no le saldrá lo malo al encuentro, y aun en las pruebas
será librado.
Si 33,1.
Engañosa es la gracia, vana la belleza: la mujer que teme a Dios, ésa es de
alabar.
Pr 31,30.
Su misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen.
Lc 1,50.
Yo os mostraré a quién habéis de temer; temed al que, después de haberle dado la
muerte (al cuerpo) tiene poder para echarlo en la gehenna. Si, yo os digo que
temáis a ése. .
¿Quién no te temerá, Rey de las naciones? Pues a ti se te debe el temor, y no
hay entre todos los sabios y en todos sus reinos nadie como tú.
Jr 10,7.
Vi otro ángel que volaba por medio del cielo y tenía un evangelio eterno para
pregonarlo a los moradores de la tierra y a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
diciendo a grandes voces: Temed a Dios, dadle gloria porque llegó la hora de su
juicio.
Ap 14,6-7.
Si no te atas fuertemente al temor de Dios, pronto será derribada tu casa.
Si 27,3-4.
[. . . ] completando nuestra santificación en el temor de Dios.
2Co 7,1.
Por toda Judea, Galilea y Samaria, la Iglesia gozaba de paz y se fortalecía y
andaba en el temor del Señor, llena de los consuelos del Espíritu Santo.
Ac 9,31.
El grande, el juez y el poderoso son glorificados, pero ninguno de éstos es
mayor que el que teme al Señor.
Si 10,27.
Bienaventurado el hombre que El que teme al Señor no puede estar descuidado, y
no se desalentará, porque El es su esperanza.
Si 34,16.
El temor del Señor es como un paraíso de bendiciones y como baldaquino
sobremanera glorioso.
Si 40,28.
Y los supervivientes conocerán que nada hay mejor que el temor del Señor y nada
más dulce que atenerse a sus mandamientos.
Si 23,37.
Yahvé nos ha mandado poner por obra todas sus leyes y temer a Yahvé, nuestro
Dios, para que seamos dichosos siempre y El nos conserve la vida, como hasta
ahora ha hecho.
Dt 6,24.
Riquezas, honra y vida, son premio de la humildad y del temor de Yahvé.
Pr 22,4.
Temblarán con temor grande, pues Yahvé está con la generación justa. .
No envidies a los pecadores, antes persevera siempre en el temor de Yahvé.
Pr 23,17.
No temas, hijo; somos pobres, pero rico serás si temes a Dios y te apartas de
todo pecado y haces lo que le es grato.
Tb 4,21.
El temor de Yahvé es la confianza del fuerte, y sus hijos en él hallarán
refugio.
Pr 14,26.
Temor de amor
5015 Cuando el amor llega a eliminar del todo el temor, el mismo temor se
convierte en amor. (S. GREGORIO DE NISA. Homilía 15).
5016 El remedio que podemos tener, hijas, y nos dio su Majestad es amor y temor;
que el amor nos hará apresurar los pasos y el temor nos hará ir mirando adónde
ponemos los píes para no caer en camino a donde hay tanto que tropezar como
caminamos todos los que vivimos, y con esto a buen seguro que no seamos
engañadas. (SANTA TERESA, Camino de perfección,40,1).
5017 El temor de Dios repele el temor del infierno porque hace que el hombre
huya del pecado y multiplique sus buenas
obras. Tras lo cual llegará a aquel temor que se llama santo y permanece para
siempre (Sal 18,10), porque está fundado en el amor. (S. AGUSTIN, Sermón sobre
la humildad y el temor de Dios).
5018 (Los demonios, a quienes están metidos en la tibieza y no hacen nada por
salir de ella), empiezan a despojarles del temor y recuerdo de Dios, así como de
la meditación espiritual. Luego, una vez desarmados del socorro y protección
divinos, se abalanzan osados sobre sus víctimas como sobre una presa fácil. Y
así acaban por establecer allí su morada, cual sí fuera una posesión que ha sido
entregada en sus manos. (CASIANO. Colaciones,7).
5019 De la misma manera que son mejores aquellos a quien8 guía el amor, también
hay muchos a quienes corrige el temor. (S. AGUSTiN, en Catena Aurea, vol.
1P 319).
Temor filial
5020 "Timor Domini sanctus". -Santo es el temor de Dios. -Temor que es
veneración del hijo para su Padre, nunca temor servil, porque tu Padre-Dios no
es un tirano. (J. EScRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 435).
5021 Fundada en la caridad perfecta, se eleva el alma necesariamente a un grado
más excelente y más sublime, al temor de amor.
Esto no deriva del pavor que causa el castigo ni del deseo de la recompensa.
Nace de la grandeza misma del amor. Es esa amalgama de respeto y afecto filial
en que se barajan la reverencia y la benevolencia que un hijo tiene para con un
padre benigno, el hermano para con su hermano, el amigo para con su amigo, la
esposa para con su esposo. No recela los golpes ni reproches. Lo único que teme
es herir el amor con el más leve roce o herida. En toda acción, en toda palabra,
se echa de ver la piedad y solicitud con que procede. Teme que el fervor del
amor se enfríe en lo más mínimo. (CASIANO, Colaciones,11).
Principio de la Sabiduría
5022 El temor de Dios es el principio de la sabiduría; hasta que no veáis a Dios
como un fuego consumidor y no os acerquéis a El con reverencia y santo temor,
por ser pecadores, no podréis decir que tenéis siquiera a la vista la puerta
estrecha. El temor y el amor deben ir juntos; continuad temiendo, continuad
amando hasta el último día de vuestra vida. Esto es cierto; pero debéis saber
qué quiere decir sembrar aquí abajo con lágrimas, si queréis cosechar con
alegría en el más allá (CARDENAL J. H. NEWMAN, Sermones Parroquiales, Sermón
24).
5023 Vemos, pues, cuántos pasos hay que dar previamente para llegar al temor del
Señor. Antes, en efecto, hay que invocar a la inteligencia, llamar a la
prudencia, procurarla como el dinero y buscarla como un tesoro. Así se llega a
lacomprensión del temor del Señor. Porque el temor, en la común opinión de los
hombres, tiene otro sentido. (S. HILARIO, Trat. sobre el Salmo 127).
Utilidad en las tentaciones
5024 Mejor es que, si el amor no nos desvía de lo malo, a lo menos el temor del
infierno nos refrene. Mas el que pospone el temor de Dios no puede estar mucho
tiempo en el bien, mas cae muy presto en los lazos del diablo. (Imitación de
Cristo,1,24,9).
5025¡Como quien no dice nada: amor y temor de Dios! Son dos castillos fuertes,
desde donde se da guerra al mundo y a los demonios. (SANTA TERESA Camino de
perfección,40,2).
5026 Bienaventurada el alma de quien teme a Dios, está fuerte contra las
tentaciones del diablo; Bienaventurado el hombre que persevera en el temor (Pr
28,14) y a quien le ha sido dado
tener siempre ante los ojos el temor de Dios. Quien teme al Señor se aparta del
mal camino y dirige sus pasos por la senda de la virtud; el temor de Dios hace
al hombre precavido y vigilante para no pecar. Donde no hay temor de Dios reina
la vida disoluta. (S. AGUsTíN, Sermón sobre la humildad y el temor de Dios).
5027 Allí será el llanto y el crujir de dientes. Esto, hermanos carísimos, es
más para temerse que para explicarse. Bien terminantemente se nombran los
castigos que esperan a los pecadores, para que nadie se excuse por ignorancia,
sí se hablase con alguna oscuridad acerca de los suplicios eternos. (S. GREGORIO
MAGNO, Hom. 11 sobre los Evang. ).
5028 Si alguno vive como si hubiese de morir todos los días, porque es incierta
nuestra vida por naturaleza, no pecará, puesto que el temor grande apartará la
mayor parte de los malos deseos; y al contrario, el que se prometa una vida
larga se llenará de ellos. (S. ATANASIO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 83).
Citas de la Sagrada Escritura
La semilla caída entre espinas son los que la escucharon, pero los cuidados, las
riquezas y los placeres de la vida la sofocan y nunca llega a dar su fruto. Lc
8,14.
Perecerán en los vergonzosos desórdenes en que están sumergidos 1. . . ) quienes
ponen su felicidad en pasar la vida entre placeres [. . . ]
2P 2,12-13.
Se levantarán hombres 1. 1 más amadores de deleites que de Dies, mostrando, así,
apariencia de piedad, pero renunciando a su espíritu. Apártate de ellos.
2Tm 3,4-5.
Andemos decentemente y corno de día, no viviendo en comilonas y borracheras, no
en amancebamientos y libertinaje, no en querellas y envidias, antes vestios del
Señor Jesucristo y no os deis a la carne para satisfacer sus concupiscencias.
Rm 13,13.
No seas insaciable ante cualquier clase de comida, no seas glotón al comer.
Si 37,32.
El harto pisotea la miel, pero al hambriento le es dulce lo amargo.
Pr 27,7.
¡Ay de vosotros los que ahora estáis hartos, porque tendréis hambres! ¡Ay de
vosotros los que ahora reis, porque gemiréis y lloraréis!
Lc 6,25.
Vendrá a parar en la miseria el que ama los deleites, y el que ama el vino y los
perfumes no se enriquecerá.
Pr 21,17.
¡Ay de ti, país que tienes por ícy a un niño y cuyos gobernantes banquetean de
mañana!
Si 10
Si 16.
El término de ésos será la perdición; su dios es el vientre y la conclusión será
la gloria de los que sólo aprecian las cosas terrenas.
Ph 3,19.
Estos son deshonra de vuestros ágapes; banquetean con vosotros sin vergüenza,
apacentándose a sí mismos; son nubes sin agua arrastradas por los vientos;
árboles otoñales sin fruto, dos veces muertos, desarraigados. .
Bien manifiestas son las obras de la carne [. . . ], embriaguez, glotonería y
cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya tengo dicho, que los que
tales cosas hacen no alcanzarán el reino de Dios.
Ga 5,19.
Habéis vívido abandonados a las mismas pasiones que los paganos, viviendo en
lascívias, en embriagueces, en glotonerías, en exceso de bebidas [. . . 1
1P 4,3.
Velad sobre vosotros mismos, no suceda que se ofusquen vuestros corazones con la
glotonería y embriaguez [. . . 1 y os sobrecoja de repente aquel dia.
Lc 21,34.
No durmamos como los demás, antes bien estemos en vela y vivamos con templanza.
1Th 5,6.
No nos ha dado Dios espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de
templanza.
2Tm 1,7.
Tu. vigila en todas las cosas [. . . ], cumple todos los cargos de tu
ministerio. Vive con templanza. .
Vivamos sobria, justa y religiosamente en este siglo, aguardando la
bienaventuranza esperada.
Tt 2,12-13.
Teniendo, pues, qué comer y con qué cubrirnos, contentémonos con esto. .
Los que se embriagan, de noche se embriagan. Nosotros, empero, que somos del
día, vivamos en sobriedad.
1Th 5,7-8.
Virtud cardinal
Es la virtud cardinal que enriquece habitualmente a la 5029 voluntad y la
inclina a refrenar los diferentes apetitos sensitivos hacia los bienes
deleitables contrarios a la razón. El cometido propio de esta virtud es poner
orden en las pasiones para que, lejos de oponerse, contribuyan al bien honesto.
5030 '[. . . ]. No se puede ser hombre verdaderamente prudente, ni
auténticamente justo, ni realmente fuerte si no se Posee también la virtud de la
templanza. Se puede decir que esta virtud condiciona indirectamente todas las
demás virtudes, pero se debe decir también que todas las demás indispensables a
fin de que el hombre pueda ser "moderado" o "sobrio" (JUAN PABLO II, Sobre la
templanza, Aud. gen. 22-11-1978).
5031 La moralidad cristiana jamás se ha identificado con la moralidad estoica.
Al contrario, considerando toda la riqueza de los afectos y de las emociones de
que todo hombre está dotado -por otra parte, cada uno de forma distinta: de una
forma el hombre, de otra la mujer, a causa de la propia sensibilidad-, es
necesario reconocer que el hombre no puede conseguir esta espontaneidad madura
si no es por medio de una labor lenta y continua sobre sí mismo y una
"vigilancia" particular sobre toda su conducta. En esto, en efecto, consiste la
virtud de la "templanza", de la "sobriedad". (JUAN PABLO II, Sobre la templanza,
Aud. gen. 22-11-1978).
Necesaria para elevar el alma a Dios
5032 Con el cuerpo pesado y harto de mantenimiento, muy mal aparejado está el
ánimo para volar a lo alto. (S. PEDRO DE ALCÁNTARA, Trat. de la oración y
meditación, II,3).
5033 Acuérdate cuanto te sientes a la mesa que debes orar después que hayas
comido; y no llenes el estómago de una manera inconsiderada para poder Postrarte
sin dificultad y hacer oración. (S. JUAN CRISÓSTOMO, Sermón sobre Lázaro).
5034 Cualesquiera que sean los alimentos con que cargamos excesivamente el
organismo, engendran a la larga los estímulos de la impureza. En esta situación
el alma, abrumada bajo el peso de los manjares, no es capaz ya de sujetar la
brida de la templanza. Por donde no es sólo el vino el que embriaga la mente.
Todo exceso en la comida la vuelve tornadiza y vacilante, y la despoja por
completo de la integridad y pureza. (CASIANO Instituciones,5).
Dominio sobre el cuerpo
5035 Templanza es señorío. No todo lo que experimentamos en el cuerpo y en el
alma ha de resolverse a rienda suelta. No todo lo que se puede hacer se debe
hacer. Resulta más cómodo dejarse arrastrar por los impulsos que llaman
naturales; pero al final de ese camino se encuentra la tristeza, el aislamiento
en la propia miseria. (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Amigos de Dios,84).
5036 Pienso que esta virtud exige de cada uno de nosotros una humildad
específica respecto a los dones que Dios ha depositado en nuestra naturaleza
humana. Diría, "la humildad del cuerpo" y la del "corazón". Esta humildad es
condición necesaria para la "armonía interior del hombre", para la belleza
"interior" del hombre. Reflexionen todos bien sobre ello, y en particular los
jóvenes, y más aun las jóvenes, en la edad en que preocupa tanto ser bellos o
bellas, para agradar a los demás. Acordémonos de que el hombre debe ser bello
sobre todo interiormente. Sin esta belleza, todos los esfuerzos dirigidos
solamente al cuerpo no harán -ni de él, ni de ella- una persona verdaderamente
hermosa. (JUAN PABLO II, Sobre la templanza, Aud. gen. 22-11-1978).
5037 La virtud de la templanza hace, sin duda alguna, que el cuerpo y nuestros
sentidos encuentren el puesto justo que les corresponde en nuestro ser humano.
(JUAN PABLO II, Sobre la templanza, Aud. gen. 22-11-78),.
5038 No debemos, con una vida desarreglada, como el hijo (pródigo) del rico que
narra el Evangelio, abusar de los dones del Padre; sino usar de ellos como
señores, sin debilidad. (CLEMENTE DE ALEJANDRIA, Pedagogo,2).
Está íntimamente relacionada con la fortaleza. (Cfr SANTO TOMÁS, Suma
Teológica,2-2, q. 141-170).
5039 La perfección de la virtud está en que incluso en nuestro apetito
temperemos nuestros alimentos, que hemos de tomar movidos por la necesidad de
sostener las fuerzas físicas. (CASIANO, Instituciones,5).
5040 Hombre moderado es el que es dueño de sí mismo. Aquel en el que las
pasiones no consiguen la superioridad sobre la razón, sobre la voluntad y
también sobre el "corazón". ¡El hombre que sabe dominarse a sí mismo! Si es así,
nos damos cuenta fácilmente del valor fundamental y radical que tiene la virtud
de la templanza. Ella es justamente indispensable para que el hombre "sea
plenamente hombre". Basta mirar a alguno que, arrastrado por sus pasiones, se
convierte en "víctima" de las mismas, renunciando por sí mismo al uso de la
razón (como, por ejemplo, un alcoholizado, un drogado), y comprobamos con
claridad que "ser hombre" significa respetar la dignidad propia, y por ello,
entre otras cosas, dejarse guiar por la virtud de la templanza. (JUAN PABLO II,
Sobre la templanza, Aud. gen. 22-XI-1978).
5041 Al cuerpo, hay que darle un poco menos de lo juto. Si no, hace traición.
(J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 196).
5042 Se han de tener las riquezas con la templanza de quien las usa, no con el
afán de quien pone en ellas su corazón. (S. AGUSTIN, Sobre las costumbres de la
Iglesia,1).
Pecados y defectos contra esta virtud. Consecuencias de la intemperancia
5043 El hombre, por un ansia desmesurada, quiere cosas que sobrepasan su estado
y condición, y no se conforma con las que corresponden a éstos; por ejemplo, en
punto a indumentaria, si es soldado no la quiere de soldado sino de conde, si es
clérigo no se conforma con la de clérigo sino que la desea de obispo. Semejante
actitud aleja a los hombres de las inquietudes espirituales, pues sus deseos
están demásiado apegados a lo temporal. (SANTO TOMÁs, Sobre el Padrenuestro, l.
c. ,149).
5044 No solo la calidad sino también la cantidad de comida entorpece la limpieza
del corazón, y después de agobiar el alma juntamente con el cuerpo, atiza el
fuego de los vicios. (CASIANO, Instituciones,5).
5045 Cuando el cuerpo se entrega a los placeres de la mesa, el corazón
experimenta una alegría desordenada. (S. GREGORiO MAGNO, en Catena Aurea, vol.
VI, p. 242).
5046 Hay que elegir una comida tal que amortigüe los ardores de la
concupiscencia, en lugar de fomentarlos. (CASIANO. Instituciones,5).
5047 Quien no sabe dominar su concupiscencia es como caballo desbocado, que en
su violenta carrera atropella cuanto encuentra, y él mismo, en su desenfreno, se
maltrata y se hiere. (S. AMBROSIO, Trat. sobre las vírgenes,3).
5048 La glotonería es un pecado más sutil que la embriaguez, porque no se nota
tanto. (CARO J. H. NLWMAN, Sermón en el Domingo 1 de Cuaresma, Entrega a Dios).
5049 Las especies de gula son cinco: comer manjares exquisitos, en cantidad
excesiva, preparados con excesivo esmero, fuera de tiempo y con voracidad.
(SANTO TOMÁS. Suma Teológica,1-2, q. 72, a. 9 c, ad 2).
5050 Hay tres géneros de gula. La primera trata de anticipar la hora regular
establecida para la refección. La segunda sólo atiende a satisfacer el apetito,
importándole poco los manjares, con tal que pueda comer hasta la saciedad. La
tercera gusta de los platos exquisitos y suculentos. (CASIANO, Instituciones,5).
Gula e impureza
5051 La gula es un vicio capital, cuyas cinco hijas son: la alegría necia, la
bufonería, la impureza, las palabras necias y el embotamiento de la mente.
(SANTO TONIAS, Suma Teológica,2-2, q. 148, a. 5 ad 6).
5052 Mal se podrá contener en la lujuria quien no corrija primero el vicio de la
gula. (CASIANO, Colaciones,5).
5053 La gula es la vanguardia de la impureza. (J. EScRIA DL BALAGUER, Camino, n.
126).
5054 Entre la gula y la lujuria existe un parentesco y una analogía peculiares.
(CASIANO, Colaciones,5).
5055 Te aconsejo usar sobriamente de los manjares, para no excitar la
sensualidad, como hace el águila, que abandona la presa cogida si le estorba
para remontar el vuelo (S. AMBROSIO, Sobre las vírgenes,3).
Frutos de la templanza
5056 Sé sobrio como un atleta de Dios: el premio ofrecido es la inmortalidad y
la vida eterna, en la que tú crees también firmemente. (S. IGNACIO DE ANTIOQUIA,
Epístola a S. Policarpo).
5057 La templanza cría al alma sobria, modesta, comprensiva; le facilita un
natural recato que es siempre atractivo, porque se nota en la conducta el
señorío de la inteligencia. La templanza no supone limitación, sino grandeza.
Hay mucha más privación en la destemplanza, en la que el corazón abdica de si
mismo, para servir al primero que le presente el pobre sonido de unos cencerros
de lata. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,84).
5058 (La templanza es) el amor que se conserva para Dios íntegro e incorrupto.
(SAN AGUSTíN, Sobre las costumbres de la Iglesia,1,15).
5059 Y así (viviendo la virtud de la templanza) no sólo nuestra vida aprovechará
para Dios, sino que esta misma conducta nuestra inflamará a otros para gloria
del mismo Dios, según aquellas palabras: y todo el pueblo, al verlo, alabó a
Dios. (S. GREGORIO MAGNO, Hom. 2 sobre los Evang. ).
5060 La templanza en el comer, la abstinencia en el beber preservan del vicio,
porque así como se libra de él quien de sus causas huye, así no es raro que
caiga en sus redes, quien temerariamente con ellas juega. (S. AMBROSIO, Trat.
sobre las vírgenes,1).
5061 La luz debe estar bien alta para que ilumine a los demás; no debajo del
celemín, es decir, de la gula, ni debajo de la cama, o del ocio, porque nadie
que se entregue a la gula y al ocio puede ser luz para los demás. (TEÓFILO, en
Catena Aurea, vol. IV, p. 102).
Citas de la Sagrada Escritura
El Señor quiso ser tentado para darnos ejemplo: Mt 4,1-11; Mc 1,12-13; Le
4,1-13.
Que no es nuestra lucha contra la sangre y la carne, sino contra los dominadores
de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aíres. Ep 6,12.
Sed sobrios y vigilad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiente,
anda rondando y busca a quien devorar.
1P 5,8.
Simón, Simón, Satanás os busca para acecharos como trigo.
Lc 22,31.
Hijo mio, si te das al servicio de Dios, prepara tu ánimo a la tentación.
Si 2,1.
Siento otra ley en mis miembros que repugna a la ley de mi mente y me encadena a
la ley del pecado, que está en mis miembros.
Rm 7,23.
Tened, hermanos míos, por sumo gozo veros rodeados de diversas tentaciones.
Jc 1,2.
Bienaventurado el varón que oporta la tentación porque, probado, recibirá la
corona de la vida que el Señor prometió a los que le aman.
Jc 1,12.
Al vencedor le daré de comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de mi
Dios.
Ap 2,7.
Al vencedor yo le haré columna en el templo de mi Dios, y no saldrá ya jamás
fuera de él, y sobre él escribiré el nombre de Dios, de la nueva Jerusalén, la
que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo.
Ap 3,12.
Al que venciere le haré sentarse conmigo en mí trono, así como yo también vencí
y me senté con mi Padre en su trono.
Ap 3,21.
Al que venciere le daré del maná escondido y le daré también una piedrecita
blanca y en ella escrito un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que la
recibe.
Ap 2,17.
Cada uno es tentado, atraído y halagado por la propia concupiscencia.
Jc 1,14.
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que obedezcáis a sus
concupiscencias.
Rm 6,12.
Fiel es Dios, que no permitirá seáis tentados sobre vuestras fuerzas, sino que
de la misma tentación os hará sacar provecho para que podáis sosteneros. .
Vigilad y orad para que no caigáis en la tentación.
Mt 26,41.
Ten recto corazón y muéstrate firme, y no te dejes arrastrar al tiempo de la
adversidad. Adhiérete a El y no te separes, para que tengas buen éxito en tus
postrimerías. Recibe todo lo que te sobrevenga y ten buen ánimo en las
vicisitudes de tu humillación. Pues el oro se prueba en el fuego, y los hombres
gratos a Dios, en el crisol de la humillación. Confíate a El y te acogerá,
endereza tus caminos y espera en El.
Si 2,2-6.
Jesús permitió ser tentado. nosotros tendremos tentaciones
5062 No obró (el Señor en la tentación) usando de su poder -¿de qué nos hubiera
aprovechado entonces su ejemplo?-, sino que, como hombre, se sirvió de los
auxilios que tiene en común con nosotros (SANTO TOMÁs, Coment. Evang. S. Lucas).
5063 [. . . ] Jesús, siendo Dios, permitió que le tentaran: para que así nos
llenemos de ánimo y estemos seguros de la victoria. Porque El no pierde batallas
y, encontrándonos unidos a El, nunca seremos vencidos, sino que podremos
llamarno5 y ser en verdad vencedores: buenos hijos de Dios (J. ESCRI. VÁ DE
BALAGUER, Es Cristo que pasa,66).
5064 Fue tentado cuarenta días y cuarenta noches, para mostrarnos que durante
todo el tiempo que sirvamos al Señor en esta vida, ya nos sonría la prosperidad
(lo que pertenece al día) o nos hiera la adversidad (lo que representa la
noche), se halla constantemente presente el adversario, que no cesa de poner
obstáculos en todo tiempo, en nuestro camino (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. IV,
PP. 25-26).
5065 Cristo era tentado por el diablo y en Cristo eras tentado tú, porque Cristo
tomó tu carne y te dio su salvación, tomó tu mortalidad y te dio su vida, tomó
de ti las injurias y te dio los honores, y toma ahora tu tentación para darte la
victoria. Si fuimos tentados en El, vencimos también al diablo en El. ¿Te fijas
en que Cristo es tentado y, sin embargo, no consideras su triunfo? (SAN AGIN,
Coment. sobre el Salmo 60).
5066 No hay orden tan santa ni lugar tan secreto, donde no haya tentaciones y
adversidades (finitación de Cristo,1, 13,2).
5067 Hubiera podido Cristo impedir la acción tentadora del diablo; pero entonces
tú, que estás sujeto a la tentación, no hubieras aprendido de El a vencerla (SAN
AGESTIN, Coment. sobre el Salmo 60).
5068 Es imposible que no sea tentada el alma humana; por ello dice: Orad, no
para que no seáis tentados, sino para que no entréis en tentación. Esto es, para
que no seáis vencidos (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. VI, p. 459).
5069 Como el Señor todo lo hacía y lo soportaba para nuestra enseñanza, quiso
también ser conducido al desierto y trabar allí combate con el diablo, a fin de
que los bautizados, si después del bautismo sufren mayores tentaciones, no se
turben por eso, como si no fuera de esperar (SAN JUAN CRISOSTOMO, HoM. sobre S.
Mateo,13).
5070 Era justo que de esta manera venciese nuestras tentaciones con las suyas,
de la misma manera que había venido a vencer con la suya nuestra muerte (SAN
GREGORIO MAGNO Hom. 16 sobre los Evang. ).
5071 1º No hemos de forjarnos la ilusión de que vamos a quedar libres de
tentaciones que, de una u otra manera, nos atormentan mientras vivamos; por
consiguiente, es preciso combatir hasta la muerte. 2º Apenas nos sintamos
tentados, hemos de recurrir pronto a Dios, y no cesar de pedir su auxilio
mientras dure la tentación, puesto que si el demonio persevera en tentarnos, es
siempre con la esperanza de hacernos sucumbir (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre
las tentaciones).
¿Qué es la tentación?
5072 Tentar no es otra cosa que tantear, poner a prueba; tentar al hombre es
poner a prueba su virtud (SANTO TOMAs, Sobre el Padrenuestro,1. c. , p. 160).
5073 La tentación puede consistir en estas dos cosas: o en la esperanza de
alcanzar alguna comodidad temporal, o en el temor a perderla (SAN AGUSTIN, Sobre
el Sermón de la Montaña,2).
5074 Yo no sé si alcanzáis a comprender lo que es tentación. No sólo son
tentación los pensamientos de impureza, de odio, de venganza, sino además todas
las molestias que nos sobrevengan: tales como una enfermedad en que nos sentimos
movidos a quejamos, una calumnia que se nos levanta, una injusticia que se hace
contra nosotros, una pérdida de bienes, el morírsenos el padre, la madre, un
hijo. Si nos sometemos gustosos a la voluntad de Dios, entonces no sucumbimos a
la tentación, pues el Señor quiere que suframos aquello por su amor; mientras
que, por otra parte, el demonio hace cuanto puede para inducirnos a murmurar
contra Dios (SANTO CERA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).
5075 ¡De cuántas cosas te había el mundo, y cuánto ruido hace detrás de ti para
que vuelvas la cabeza! ¡Oh mundo inmundo!, ¿por qué ese ruido? ¿Por qué quieres
hacernos volver atrás? Quieres detener, siendo tú perecedero, ¿qué harías si
fueras durable? ¿A quién no engañarías siendo dulce, puesto que engañas con
alimentos amargos? (SAN AGUSTIN, Sobre el Sermón de la Montaña,29).
5076 La carne tienta empujándonos a los gozos momentáneos de la vida presente.
Pero la fe nos muestra que, silos buscamos desordenadamente, perdemos los gozos
eternos (SANTO TOMÁS, Sobre el Credo,1. c. , p. 31).
5077 Y envía a sus ángeles cerca de ti, dice el Salmo, para que te guarden en
todos sus caminos. Por eso mismo hemos de velar con más cuidado, ya que no
habría tanta solicitud por nosotros en el cielo si no nos viesen tan
necesitados. No pondrían tantos guardianes si no fuera tanta la asechanza (SAN
BERNARDO, Sermón sobre el Salmo 90).
5078 Siempre está ojo avizor contra nosotros el enemigo antiguo; no nos
durmamos. Sugiere halagos, pone celadas, introduce malos pensamientos y, para
llevarnos a dolorosa ruina, pone delante lucros y amenaza con perjuicios. Todos
y cada uno son probados, cada cual a su modo (SAN AGU5T[N, Sermón 6).
5079 El mundo tienta incitando con la prosperidad o amedrentando con las
dificultades. La fe nos hace creer en otra vida mejor [. . . ] y nos enseña a
creer en males mayores, los del infierno (SANTO TOMÁS, Sobre el Credo,1. c. , p.
31).
Confianza en Dios. No seremos tentados por encima de nuestras fuerzas
5080 Si en medio de estas tormentas nos apresuramos a despertarle, bien pronto
calmará la tempestad, restablecerá la tranquilidad y nos conducirá al puerto de
salvación (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. IV, p. 114).
5081 No te turbes si al considerar las maravillas del mundo sobrenatural sientes
la otra voz -íntima, insinuante- del hombre viejo.
Es "el cuerpo de muerte" que dama por sus fueros perdí-dos. . . Te basta la
gracia: sé fiel y vencerás (J. ESCRiVA DE BALAGLER, Catnino, n. 707).
5082 Algunos padecen graves tentaciones al principio de su conversión, otros al
fin; otros casi toda su vida padecen. Algunos son tentados blandamente, según la
sabiduría y juicío de la divina ordenación, que mide el estado y los méritos de
todos y todo lo tiene ordenado para salud de sus escogidos (Imitación de
Cristo,1,13,6).
5083 De dos maneras ataca el mundo a los soldados de Cristo:
los halaga para seducirlos, los atemoriza para doblegarlos. No dejemos que nos
domine el propio placer, no dejemos que nos atemorice la ajena crueldad, y
habremos vencido al mundo. En uno y otro ataque sale al encuentro Cristo, para
que el cristiano no sea vencido (SAN AGUSTIN, Sermón 276).
5084 (Mas líbranos del mal). Nada queda ya que deba pedirse al Señor cuando
hemos pedido su protección contra todo lo malo; la cual, una vez obtenida, ya
podemos considerarnos seguros contra todas las cosas que el demonio y el mundo
puedan hacer. ¿Qué miedo puede darnos el siglo, si en él tenemos a Dios por
defensor? (SAN CIPRIANO, en Catena Aurea, vol. 1, PP. 371-372).
5085 Si sucumbimos, es porque no queremos valernos de los medios que Dios nos
envía para combatir. Es preciso, sobre todo, estar bien convencidos de que, por
nuestra parte, no podemos hacer otra cosa que perdernos; mas, con una gran
confianza en Dios, lo podemos todo (SANTO CERA DE ARS, Sermón sobre la
perseverancia).
5086 Su gracia combate a nuestro favor con un poder incomparablemente superior
al de toda esa multitud de adversarios que nos acosan. Dios no se límita
únicamente a inspirarnos el bien. Nos secunda y nos empuja a cumplirlo. Y más de
una vez, sin percatamos de ello y a pesar nuestro, nos atrae a la salvación. Es,
pues, un hecho cierto que el demonio no puede seducir a nadie, sí no es a aquel
que libremente le presta el consentimiento de su voluntad (CASIANO,
Colaciones,7).
5087 El vendaval que sopla es el demonio, quien se opone con todos sus recursos
a que nos refugiemos en el puerto. Pero es más poderoso el que intercede por
nosotros, el que nos conforta para que no temamos y nos arrojemos fuera del
navío. Por muy sacudido que parezca, sin embargo, en él navegan no sólo los
discípulos, sino el mismo Cristo. Por eso no te apartes de la nave y ruega a
Dios. Cuando fallen todos los medios, cuando el timón no funcione y las velas
rotas se conviertan en mayor peligro, cuando se haya perdido la esperanza en la
ayuda humana, piensa que sólo te resta rezar a Dios. Quien de ordinario impulsa
felizmente a puerto a los navegantes no ha de abandonar la barquilla de su
Iglesia (SAN AGUSTIN, Sermón 63).
5088 El diablo no puede dominar a los siervos de Dios que de todo corazón
confían en El. Puede, sí, combatirlos, pero no derrotarlos (Pastor de Hermas,2).
5089 El comienzo de toda mala tentación es no ser constante en el bien comenzado
y no confiar en Dios. Porque, como a la nave sin gobernalle por acá y por allá
la baten las olas, así el hombre descuidado y que deja su propósito es tentado
de diversas maneras. El fuego prueba el hierro, y la tentación al justo. Muchas
veces no sabemos lo que podemos, mas la tentación descubre lo que somos.
Debemos, empero, velar, principalmente al principio de la tentación, porque
entonces más fácilmente es vencido el enemigo, cuando no lo dejamos pasar de la
puerta del ánima. Por lo cual dijo uno: "resiste a los principios. Tarde viene
el remedio cuando la llaga es muy vieja" (Imitación de Cristo,1,13,
5).
La tentación, medio para mostrar nuestro amor a Dios.
Necesaria para crecer en la virtud
5090 Los muy estimados por buenos, muchas veces han caído en graves peligros por
su mucha confianza. Por lo cual es utilísimo a muchos que no les falte del todo
tentaciones, sino, por el contrario, que sean muchas veces combatidos, para que
no estén muy seguros de si, y no se levanten con soberbia ni se derramen en las
consolaciones de fuera (Imitación de Cristo,1,20,4).
Nuestra vida, mientras dura esta peregrinación, no puede 5091 verse libre de
tentaciones; pues nuestro progreso se realiza por medio de la tentación y nadie
puede conocerse a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha
vencido, ni puede vencer si no ha luchado, ni puede luchar si carece de enemigo
y de tentaciones (SAN AGLSIIN, Coi7lent. sobre el Salmo 60).
5092 Porque al alma que Dios da luz de la verdad, las tentaciones y estorbos que
pone el demonio la ayudan más; porque es Su Majestad el que pelea por ella
(SANTA TERESA, Fundaciones,11,7).
5093 (Utilidad de las tentaciones): Primero, para que te des cuenta de que ahora
eres ya más fuerte. Luego, para que tengas moderación y humildad y no te engrías
por los dones recibidos, pues las tentaciones pueden muy bien reprimir tu
orgullo. Además de eso, la malicia del demonio, que acaso duda de si realmente
le has abandonado, por las pruebas de las tentaciones puede tener certidumbre
plena de que te has apartado de él definitivamente. Cuarto motivo: las
tentaciones te hacen más fuerte que el hierro mejor templado. Quinto: te dan la
mejor prueba de lo preciosos que son los tesoros que se te han confiado, porque
si no viera el demonio que estás ahora constituido en más alto honor, no te
hubiera atacado (SAN JEAN CRISOSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,13).
5094 La tentación nos es absolutamente necesaria para sostenernos en la humildad
y en la desconfianza de nosotros mismos, así como para obligarnos a recurrir al
Señor (SAN TO CERA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).
5095 El peor mal para todo cristiano es el no ser tentado, ya que da lugar a
creer que el demonio le considera ya cosa suya, y aguarda sólo la hora de la
muerte para arrastrarle al infierno (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre las
tentaciones).
5096 Hijo, cuando te propongas servir a Dios, prepara tu alma para la tentación.
Cuando intentes servir a Dios, piense cada uno que entra en el lagar; será
pisoteado, triturado, prensado; no para que perezca en este mundo, sino para que
sea guardado en la despensa de Dios. Queda libre de las cáscaras y raspajos de
sus deseos carnales. Todo ello se consigue con la trituración; por eso se llaman
almazaras las iglesias de Dios en este tiempo. (S. AGUSTÍN Coiiient. sobre el
Salmo 83).
5097 Cuando el hombre bueno es atribulado, o tentado, o afligido con malos
pensamientos, entonces conoce tener de Dios mayor necesidad, pues ve claramente
que sin El no puede nada bueno. (Imitación de Cristo,1,12,2).
5098 No temas nunca la tentación si tienes bien templado el ánimo, porque la
tentación no daña, sino que produce la paciencia (Romn 5,3) [. . . ]. El fuego
no perjudica al oro, ni la tribulación al alma generosa, sino que ambos se
purifican. (S. JUAN CRISÓSTOMO, Sermón al volver del destierro).
5099 La tentación nos era necesaria para ser conscientes de nuestra pequeñez.
(SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).
5100 Las tentaciones nos dan la dimensión de nuestra propia debilidad. (J.
ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,160).
5101 Lejos de desanimarnos al vernos tentados, hemos de experimentar consuelo y
hasta regocijarnos, puesto que solamente son tentados con porfía aquellos de los
cuales el demonio prevé que con su manera de vivir habrían de ganar el cielo
(SANTO CURA DE ARS, Sermón las tentaciones).
5102 Las tentaciones muchas veces son utílísimas al hombre, aunque sean graves y
enojosas; porque en ellas es humillado, purgado y enseñado. Todos los santos por
muchas tribulaciones y tentaciones pasaron, y aprovecharon (Imitación de
Cristo,1,13,2).
5103 Como general competente que asedia un fortín, estudia el demonio los puntos
flacos del hombre a quien intenta derrotar, y lo tienta por su parte más débil
(SANTO TOMÁS, Sobre el Padrenuestro, l. c. , p. 162).
El demonio y la tentación
5104 Y el demonio ayuda mucho a hacerles inhábiles, cuando ve un poco de temor.
No quiere él más para hacernos entender que todo nos ha de matar y quitar la
salud; hasta tener lágrimas nos hace temer de cegar. He pasado por esto, y por
eso lo sé; y no sé yo qué mejor vista ni salud podemos desear que perderla por
tal causa. Como soy tan enferma, hasta que me determiné en no hacer caso del
cuerpo ni de la salud, siempre estuve atada sin valer nada, y ahora hago bien
poco. Mas como quiso Dios entendiese este ardid del demonio, y como me ponía
delante el perder la salud, decía yo: Poco va en que me muera. Si el descanso,
no he menester descanso, sino cruz. Así otras cosas. Vi claro que en muy muchas,
aunque yo de hecho soy harto enferma, que era tentación del demonio, o flojedad
mía; que después que no estoy tan mirada y regalada, tengo mucha más salud
(SANTA TERESA, Vida,13,4).
5105 Las cosas que proceden de la naturaleza y las que parten de nuestra
voluntad, son de poca importancia, comparadas con la guerra implacable que nos
tiene declarada (el demonio) (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol.
1P 374).
5106 Decir que no eres tentado, es como afirmar que no existe el demonio, o bien
que ha perdido toda su rabia contra los cristianos. "Si no experimentáis
tentación alguna, dice San Gregorio, es porque los demonios son vuestros amigos,
vuestros pastores y vuestros guías; mientras os dejan pasar con tranquilidad
vuestra pobre vida, al fin de vuestros días os arrastrarán a los abismos" (SANTO
CURA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).
5107 Mientras vivimos en el mundo no podemos estar sin tribulaciones y
tentaciones, según está escrito en Jb. Tentación es la vida del hombre sobre la
tierra (Jb 7,1). Por eso cada uno debe tener cuidado, y vele en oración contra
sus tentaciones, porque no halle el diablo lugar de engañarlo: que nunca duerme,
buscando por rodeos a quien devorar. Nadie hay tan santo ni tan perfecto que no
sea alguna vez tentado (Imitación de Cristo,1,13,1).
5108 Del demonio dice Jb: En la tierra nadie se le iguala a él, que fue creado
intrépido (Jb 41,25). Ningún poder humano puede ser comparado con el suyo y sólo
el poder divino lo puede vencer y tan sólo la luz divina puede desenmascarar sus
ardides.
El alma que hubiere de vencer la fuerza del demonio no lo podrá conseguir sin
oración, ni podrá entender sus engaños sin mortificación y sin humildad (SAN
JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual,3,9).
5109 Cuando el demonio se aparta de alguno, acecha el instante oportuno, y
cuando le ha inducido a un segundo pecado, acecha la ocasión para el tercero (ORIGENES,
en Catena Aurea, vol. III, p. 346).
5110 El lobo roba y dispersa las ovejas, porque a unos los arrastra a la
impureza, a otros inflama con la avaricia, a otros los hincha con la soberbia, a
otros los separa por medio de la ira, a éste le estimula con la envidia, al otro
le incita con el engaño. De la misma manera que el lobo dispersa las ovejas de
un rebaño y las mata, así también hace el diablo con las almas de los fieles por
medio de las tentaciones (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 14 sobre los Evang. ).
5111 Si preguntáis a ese parroquiano de la taberna si el demonio le tienta, os
responderá sencillamente que no, que nada le inquieta. Interrogad a esa joven
vanidosa cuáles son sus luchas, y os contestará riendo que no sostiene ninguna,
ignorando totalmente en qué consiste ser tentado. Esta es la tentación más
espantosa de todas: no ser tentado; éste es el estado de aquellos que el demonio
guarda para el infierno. Me atreveré a deciros que se guarda bien de tentarlos
ni atormentarlos acerca de su vida pasada, temiendo no abran los ojos ante sus
pecados (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).
Medios para vencer
5112 Acude a tu Custodio, a la hora de la prueba, y te amparará contra el
demonio y te traerá santas inspiraciones (J. Es-CRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n.
567).
5113 O el infierno o la huida, no hay término medio (SANTO CURA DE ARS, Sermón
sobre la perseverancia).
5114 Hemos de huir siempre del pecado; pero la tentación de
pecado hay que vencerla unas veces huyendo y otras ofreciendo resistencia.
Huyendo cuando el continuo pensamiento aumenta el incentivo del pecado, como
sucede en la lujuria [. . . ]. Resistiendo, empero, cuando el pensar
detenidamente en el objeto que la provoca ayuda a alejar el peligro, que
precisamente nace de no considerarlo bien. Tal es el caso de la pereza
espiritual o acidia, porque cuanto más pensamos en los bienes espirituales más
nos agradan, y más desaparece el tedio que provocaba el conocerlos
superficialmente (SANTO TOMAS Suma Teológica,2-2, q. 35, a. 1).
5115 Al veros tentados, rechazad al momento la tentación, y, si tenéis
oportunidad, haced devotamente la señal de la cruz, pensad en los tormentos que
deben experimentar los réprobos por no haber sabido resistir la tentación;
elevad al cielo vuestra mirada, y veréis así cuál es la recompensa del que
lucha; llamad en vuestro socorro al ángel de la guarda; echaos prontamente en
brazos de la Virgen Santísima, implorando su protección: con eso tenéis la
seguridad de salir victoriosos de vuestros enemigos, a los cuales veréis al
punto llenos de confusión (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la perseverancia).
5116 Hay que orar no para dejar de ser tentado -cosa imposible- sino para no ser
enredados por la tentación, como sucede a los que son atrapados y vencidos por
ella (ORIGENES, Trat. sobre la oración,29).
5117 Hemos de orar con frecuencia, pero debemos redoblar nuestras oraciones en
las horas de prueba, en los momentos en que sentimos el ataque de la tentación
(SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la oración).
5118 Cuando se llama continuamente en la oración, se concede pronto auxilio en
la tentación (SAN GREGORIO MACN(), ['orn. 35 sobre los Evang. ).
5119 Pero él (Bartimeo) clamaba mucho más fuerte: porque cuanto más fuerte es el
tumulto de nuestros pensamientos, tanto más debemos insistir en la oración (SAN
GREGORIO MAGNO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 326).
5120 Es necesario tener mucha humildad, sin confiar jamás en que con solas
nuestras fuerzas podamos escaparnos de sucumbir; únicamente ayudados por la
gracia divina estaremos exentos de caer. Dichoso el que a la hora de la muerte
podrá decir como San Pablo: He combatido mucho, pero, con la gracia de Dios, he
vencido; por esto espero alcanzar la corona de gloria que el Señor otorga al que
le ha sido fiel hasta la muerte (2 Tiin 4) (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre las
tentaciones).
Acudir a la Virgen en la tentación
5121 Todos los pecados de tu vida parece como si se pusieran en pie. -No
desconfíes. -Por el contrarío, llama a tu Madre Santa María, con fe y abandono
de niño. Ella traerá el sosiego a tu alma (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n.
498).
5122 ¡Madre! -Llámala fuerte, fuerte. -Te escucha, te ve en peligro quizá, y te
brinda, tu Madre Santa María, con la gracia de su Hijo, el consuelo de su
regazo, la ternura de sus caricias; y te encontrarás reconfortado para la nueva
lucha (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 516).
Citas de la Sagrada Escritura
El camino del perezoso está lleno de espinas. [. . . ] Pr 15,19.
en su nombre", es dentro de mi como fuego abrasador. Jr 20,9.
Pasé junto al campo del perezoso y junto a la viña del insensato. Y todo eran
cardos y ortigas que habían cubierto su haz y su albarrada estaba destruida. A
su vista me puse a reflexionar; aquello fue para mi una lección. Un poco dormir,
un poco adormilarse, un poco cruzar las manos descansando. Y sobreviene como
vagabundo tu miseria, y como hombre armado tu indigencia. Pr 24,30-34.
Conozco tus palabras y que no eres ni frio ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o
caliente! Mas, porque eres tibio, y no eres ni caliente ni frío, estoy para
vomitarte de mi boca. Porque dices: Yo soy rico, me he enriquecido, y de nada
tengo necesidad, y no sabes que eres un desdichado, un miserable, un indigente,
un ciego y un desnudo; te aconsejo que compres de mi oro acrisolado por el
fuego, para que te enriquezcas y vestiduras blancas para que te vistas y no
aparezca la vergúenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos a fin de que
veas. Ap 3,15-18.
La senda de los justos es como la luz de aurora, que va en aumento hasta ser
pleno día.
Pr 4,18.
Sed diligentes sin flojedad, fervorosos de espíritu, como quienes sirven al
Señor.
Rm 12,11.
Y aunque me dije: "No me acordaré de él, no volveré a hablar. Este pueblo me
honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
Mt 15,8.
Maldito el que ejecute negligentemente la obra de Yavé 1. . . ].
Jr 48,10.
Habiendo comenzado en Espíritu, ¿ahora acabáis en carne?
Ga 3,3.
Tenía uno plantada una higuera en su viña, y vino en busca del fruto y no lo
halló.
Lc 13,6.
Estad alerta, velad, porque no sabéis cuándo será el tiempo.
Mc 13,33.
Velad, pues vosotros no sabéis cuándo vendrá el amo de la casa. .
Despierta tú que duermes y levántate de entre los muertos, y te iluminará
Cristo.
Ep 5,14.
Estáte alerta y consolida lo demás, que está para morir, pues no he hallado
perfectas tus obras en la presencia de mi Dios.
Ap 3,2.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos está en
tensión, y los esforzados lo arrebatan.
Mt 11,12.
Los designios del diligente prosperan, mas para el negligente todo son pérdidas.
Pr 21,5.
Todo sarmiento que en mí no lleve fruto, lo cortará; y todo el que dé fruto, lo
podará, hasta que dé más fruto.
Jn 15,2.
Ya está puesta el hacha a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen
fruto será cortado y arrojado al fuego.
Mt 3,10.
Tristeza y pereza en el trato con Dios. Causas
5123 Una cierta tristeza, por la que el hombre se vuelve tardo para realizar
actos espirituales a causa del esfuerzo que comportan (SANTO TOMÁS, Suma
Teológica,1, q. 63, a. 2 ad 2).
5124 Tristeza ante el bien espiritual y divino (SANTO TOMAS, Suma Teológica,2-2,
q. 35, a. 3).
5125 No es razón que amemos con tibieza a un Dios que nos ama con tanto ardor
(SAN ALFONsO M. DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento,4).
5126 No por causa de faltas aisladas merece uno el reproche de ser tibio. La
tibieza es más bien un estado que se caracteriza por no tomar en serio, de un
modo más o menos consciente, los pecados veniales, un estado sin celo por parte
de la voluntad. No es tibieza el sentirse y hallarse en estado de sequedad, de
desconsuelo y de repugnancia de sentimientos contra lo religioso y lo divino,
porque, a pesar de todos estos estados, puede subsistir el celo de la voluntad,
el querer sincero. Tampoco es tibieza el incurrir con frecuencia en pecados
veniales, con tal de que se arrepienta uno seriamente de ellos y los combata.
Tibieza es el estado de una falta de celo consciente y querida, una especie de
negligencia duradera o de vida de piedad a medias, fundada en ciertas ideas
erróneas: que no debe ser uno minucioso, que Dios es demásiado grande para ser
tan exigente en las cosas pequeñas, que otros también lo practican así, y
excusas semejantes (B. BAUR, La confesión frecuente, p. 103).
5127 La diferencia entre la caridad y la devoción es la misma que hay entre el
fuego y la llama [. . . J. Así que la devoción sólo añade al fuego de la caridad
la llama que la hace pronta, activa y diligente (SAN FRANCISCO DF SALES, Introd.
a la vida devota,1,1).
5128 Esa tristeza es una carencia de grandeza de ánimo; no quiere proponerse la
empresa grande propia de la naturaleza del cristiano. La "acedía" es una
humildad pervertida; noquiere aceptar los bienes sobrenaturales, porque implican
esencialmente una exigencia para el que los recibe
La "acedia" es, en la medida en que pasa del terreno del afecto al de la
decisión espiritual, una aversión consciente, una auténtica huida de Dios. El
hombre huye ante Dios porque le ha elevado a un modo de ser superior, divino, y
le ha obligado, por tanto, a una norma superior de deber. La "acedia"
finalmente, es una franca "detestatio boni divinis", lo cual significa la
monstruosidad de que el hombre tenga la convicción y el deseo expreso de que
Dios no le deberia haber elevado sino "dejado en paz".
La pereza como pecado capital es la renuncia malhumorada y triste, estúpidamente
egoísta, del hombre a la "nobleza que obliga" de ser hijos de Dios (J. PIEPER,
Sobre la Esperanza, PP. 61-63).
5129 Y pierden del todo el agua, sin beber poca ni mucha, ni de charco ni de
arroyo (SANTA TERESA, Camino de perfección,21,5).
5130 ¡Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas!, ¿qué
hacéis?, ¿en qué os entretenéis? ¡Oh miserable ceguera de los ojos de vuestra
alma; pues para tanta luz estáis ciegos, y para tan grandes voces sordos! (SAN
JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual,39).
5131 Suelen tener tedio (los principiantes) en las cosas que son más
espirituales y huyen de ellas, como son aquellas que contradicen el gusto
sensible [. . . J. Y así por esta acedia posponen el camino de perfección (SAN
JUAN DE LA CRUZ, Noche oscura,1,7).
5132 Debemos observar que el siervo inútil llama duro a su señor, a quien sin
embargo rehusa servir, y dice que temió negociar con el talento recibido el que
sólo debía temer devolvérselo a su señor sin lucro alguno. Pues hay muchos
dentro de la Santa Iglesia de los que es una viva imagen este siervo, los cuales
temen emprender el camino de mejor vida y no temen permanecer en la indolencia;
y considerándose pecadores, tiemblan de entrar en las vías de la santidad, y no
tiemblan de seguir en sus vicios (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 9 sobre los Evang. ).
Síntomas de Ea tibieza
5133 [. . . ] porque de razón de tibieza es no se le dar mucho, ni tener
solicitud interior por las cosas de Dios [. . . ]. Lo que es sólo sequedad
purgativa tiene consigo ordinaria solicitud con cuidado y pena, como digo, de
que no sirve a Dios [. . . ] (SAN JUAN DE LA CRUZ, Noche oscura,1,9).
5134 Nadie atribuya su descarrío a un repentino derrumbamiento, sino a haber
seguido malos consejos o haberse apartado de la virtud poco a poco, por una
pereza mental prolongada. De ese modo es como comienzan a ganar terreno
insensiblemente los malos hábitos, y sobreviene una situación extrema. El
derrumbamiento -se lee en los Proverbios- viene precedido por un deterioro y
éste por un mal pensamiento (Pr
16,18). Sucede lo mismo que con una
casa: se viene abajo un buen día sólo en virtud de un antiguo defecto en los
cimientos, o por una desidia prolongada de sus moradores. Gotitas muy pequeñas
penetran imperceptiblemente, corroyendo los soportes del techo; y gracias a esa
falta de atención repetida, se agrandan los boquetes y los desperfectos. Después
la lluvia y la tempestad penetran a mares (CASIANO, Colaciones,6).
5135 (La curiosidad) embaraza los sentidos, inquieta el ánimo y derrámala en
muchas partes, y así impide la devoción (SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, Trat. de la
oración y meditación,2,3).
5136 Así se apodera poco a poco el enemigo del todo, por no resistirle al
principio. Y cuanto uno fuere más perezoso en resistir, tanto cada día se hace
más flaco, y el enemigo contra él más fuerte (Imitación de Cristo,1,13,5).
5137 El alma tibia no está aún absolutamente muerta a los ojos de Dios, ya que
no están enteramente extinguidas en ella la
fe, la esperanza y la caridad, que constituyen su vida espiritual. Pero su fe es
una fe sin celo; su esperanza, una esperanza sin firmeza; y su caridad, una
caridad sin ardor
(SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la tibieza).
5138 Otro extremo contrario es el de los regalados, que, so color de discreción,
hurtan el cuerpo a los trabajos, el cual,
aunque en todo género de persona es muy dañoso, mucho más lo es en los que
comienzan, porque [. . . J siendo aún nuevo y mozo, comienza a tratarse y
regalarse como viejo (SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, Trat. de la oración y
meditación,2,5).
5139 (El tibio) se parece a una persona que Sintiese deseos de pasear en carro
triunfal, mas no se dignase ni tan sólo levantar el pie para subir a él (SANTO
CURA DE ARS, Sermón sobre la tibieza).
5140 Eres tibio si haces perezosamente y de mala gana las cosas que se refieren
al Señor; si buscas con cálculo o "cuquería" el modo de disminuir tus deberes;
si no piensas más que en ti y en tu comodidad; si tus conversaciones son ociosas
y varías; si no aborreces el pecado venial; si obras por motivos humanos (J.
ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 331).
Consecuencias
5141 Muchos hay que envejecen en la tibieza y relajación que han contraído en su
adolescencia, intentando granjearse autoridad no por la madurez de su vida, sino
por su edad avanzada (CASIANO, Colaciones,2).
5142 Con el cuerpo pesado y harto de mantenimiento, muy mal aparejado está el
ánimo para volar a lo alto (SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, Trat. de la oración y
meditación,2,3>.
5143 (Los demonios, a quienes están metidos en la tibieza y no hacen nada por
salir de ella) empiezan a despojarles del te mor y recuerdo de Dios, así como de
la meditación espiritual. Luego, una vez desarmados del socorro y protección
divinos, se abalanzan osados sobre sus victimas como sobre una presa fácil. Y
así acaban por establecer allí su morada, cual si fuera una posesión que ha sido
entregada en sus manos (CASIANO, Colaciones,7).
5144 (De la tibieza) nace la malicia, el rencor, la pusilanimidad, la falta de
esperanza, la indolencia en lo tocante a los mandamientos, la divagación de la
mente por lo ilícito (SAN GREGORIO MAGNO, Moralia,31).
5145 Las imperfecciones de aquellos que caminan con tibieza a la perfección, por
más que las sufran los fuertes y tolerantes, los mismos imperfectos no pueden
soportarlas. Mejor dicho, no pueden sufrir que les sufran. Viven en su corazón y
están connaturalizadas con ellos las causas de sus enojos; por eso no les dejan
vivir en paz y armonía. Les sucede lo que a los enfermos, imputan a negligencia
de los cocineros o de sus domésticos las repugnancias de su estómago enfermizo.
Y por mucho que se esmere uno en atenderles, no dejan de hacer responsables a
los sanos de su abatimiento morboso, sin percatarse de que éste se encuentra en
sí mismos y responde al estado anormal de su salud quebrantada (CASIANO,
Colaciones,16).
5146 En fin, van siempre errantes al albur de una imaginación sin freno. Ni pasa
por sus mentes lamentarse cuando se ven alejados de la divina contemplación, que
es algo único y simplicísimo. Más: no tienen nada cuya pérdida puedan deplorar.
Abriendo su alma de par en par a todo pensamiento que la invade, no tienen
ningún objeto en que afincarse y que polarice todos sus deseos (CASIANO
Colaciones,23).
5147 Porque dormir es morir. Dormitar antes del sueño significa debilitarse la
salud; porque por la enfermedad se llega al sueño de la muerte (SAN GREGORIO
MAGNO, Hom. 12 sobre los Evang. ).
5148 (Palabras de S. Basilio a un monje poco entregado). "Et senatorem
perdidisti, et monachum non fecisti": Has sacrificado al senador y no has hecho
al monje (CASIANO, Instituciones,7).
5149 La devoción, que Santo Tomás define como "voluntad decidida para entregarse
a todo lo que pertenece al servicio de Dios", desaparece en el estado de tibieza
(cfr. SANTO TOMÁS, Suma Teológica,2-2, q. 82, a. 1).
5150 A medida que el alma se vea endurecida con sus acciones, cuesta más el
ablandarla para las cosas que pertenecen al amor de Dios (SAN GREGORIO MAGNO,
Hom. 17 sobre los Evang. ).
5151 Todo le indigna, todo le exaspera; el trabajo le causa tedio y es motivo
para que murmure sin cesar. No conoce moderación ninguna, y como un caballo
indómito corre vertiginoso y sin freno hacia el precipicio. Vive descontento de
todo; del régimen de vida, del vestido, de la convivencia con los hermanos. Y
dice paladinamente que no podrá soportar por mucho tiempo tal estado de cosas
(CASIANO, Instituciones,7).
5152 Las más de las veces se funda en no haber renunciado en un principio con
sinceridad a todas las cosas y en un amor tibio hacia Dios (CASIANO,
Instituciones,7).
Remedios
5153 Nosotros somos los vasos, Cristo es la fuente (SAN AGUSTIN, Sermón 289).
5154 Hemos de huir siempre del pecado; pero la tentación del pecado hay que
vencerla unas veces huyendo y otras ofreciendo resistencia. Huyendo cuando el
continuo pensamiento aumenta el incentivo del pecado, como sucede en la lujuria
[. . . ]. Resistiendo, empero, cuando el pensar detenidamente en el objeto que
la provoca, ayuda a alejar el peligro, que precisamente nace de no considerarlo
bien. Tal es el caso de la pereza espiritual o acidia, porque cuanto más
pensamos en los bienes espirituales más nos agrada, y más desaparece el tedio
que provocaba el conocerlos superficialmente (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,2-2,
q. 35, a. 1).
5155 Tener gran confianza, porque conviene mucho no apocar los deseos, sino
creer de Dios, que si nos esforzamos poco a poco, aunque no sea enseguida,
podremos llegar con su favor a lo mismo que muchos santos (SANTA TERESA,
Vida,13,2).
5156 Me duele ver el peligro de tibieza en que te encuentras cuando no te veo ir
seriamente a la perfección dentro de tu estado. -Di conmigo: ¡no quiero
tibieza!: "confige timore tuo carnes meas!" -¡dadme, Dios mío, un temor filial,
que me haga reaccionar! (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 326).
5157 Que siempre vuestros pensamientos sean animosos, que de aquí vendrá el que
el Señor OS dé gracias para que lo sean las obras (SANTA TERESA, Meditaciones
sobre los cantares,2,19).
5158 Cristo es fuente de vida: acércate, bebe y vive; es luz: acércate,
ilumínate y ve. Sin su influjo estarás seco y ciego (SAN AGUSTíN, Sermón 284).
El amor a la Virgen, remedio contra la tibieza
5159 El amor a nuestra Madre será soplo que encienda en lumbre viva las brasas
de virtudes que están ocultas en el rescoldo de tu tibieza (J. ESCRIVA DE
BALAGUER, Camino, n. 492).
Citas de la Sagrada Escritura
Todo tiene su momento y todo cuanto se hace debajo del sol tiene su tiempo. Hay
tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo
plantado; tiempo de [. . . ].
Si 3,1-8.
Os digo, pues, hermanos, que el tiempo es corto.
1Co 7,29.
Porque dice: "En el tiempo propicio te escuché y en el día de la salud te
ayudé". Este es el tiempo propicio, éste el día de la salud.
2Co 6,2.
Que la buena vejez no es la de los muchos años, ni se mide por el número de
días.
Sg 4,8.
Les dijo Jesús: por poco tiempo está aún la luz en medio de vosotros. Caminad
mientras tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas, pues el que camina
en tinieblas no sabe por dónde va.
Jn 12,35.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Mt 28,20.
¡. . . 1 vino Jesús a Galilea, predicando el Evangelio de Dios y diciendo: Se ha
cumplido el tiempo, y el reino de Dios está cerca; arre-pentios y creed en el
Evangelio.
Mc 1,14-15.
Llevo tanto tiempo con vosotros, ¿y no me has conocido, Felipe?
Jn 14,9.
[. . . ] andad con prudencia, no como necios, sino como sabios, aprovechando
bien el tiempo 1. . . ]
Ep 5,15-16.
Contestó Jesús: [. . . ] Es preciso que yo haga las obras de Aquel que me ha
enviado, mientras dure el día; viene la noche cuando ya nadie puede trabajar.
Jn 9,4.
Mirad que vengo enseguida, y traigo conmigo el premio, para recompensar a cada
uno según sus obras.
Ap 22,12.
El que anda observando el viento no siembra nunca, y el que se queda mirando las
nubes jamás se pondrá a segar.
Si 11,4.
[. . . J No andéis acongojados por el día de mañana, que el día de mañana harto
cuidado traerá por sí: baste a cada día su propio afán.
Mt 6,34.
Velad, porque no sabéis a qué hora ha de venir nuestro Señor; estad ciertos de
que si el padre de familia supiera a qué hora había de venir el ladrón, estaría
seguramente en vela y no dejaría que le minasen la casa. Pues así mismo estad
vosotros igualmente prevenidos, porque a la hora que menos penséis ha de venir
el Hijo del hombre.
Mt 24,42-44.
SELECCIÓN DF TEXTOS
El paso del tiempo nos acerca a Dios
5160 ¿No has oido con qué tono de tristeza se lamentan los mundanos de que "cada
día que pasa es morir un poco"? Pues, yo te digo: alégrate, alma de apóstol,
porque cada día que pasa te aproxima a la Vida (J. EScRIvÁ OF BALAGUER, Camino,
n. 737).
5161 No es otra cosa el tiempo de esta vida sino una carrera hacia la muerte
(SAN AGUSTÍN, La Ciudad de Dios,13).
5162 Esté cerca o lejos el fin del mundo, el de cada uno en particular no puede
hallarse lejos: el tiempo de esta vida es breve. Cada uno, pues, ha de
disponerse para su fin; que, cierto, nada le perjudicará el día último a quien
viene pensando que cualquier día puede ser el último (SAN AGUSTIN, Sermón 20).
5163 Ved, pues, que está ya próximo a volver el que marchó de viaje (SAN
GREGORIO MAGNO, Hom. 9 sobre los Evang. ).
Tiempo para merecer, tiempo para reparar
5164 Ahora es el tiempo de misericordia, entonces será sólo tiempo de justicia;
por eso, ahora es nuestro momento, entonces será sólo el momento de Dios (SANTO
TOMÁS, Sobre el Credo,7,1. c. , p. 86).
5165 Vendrá cuando desearás un dia o una hora para enmendar, y no te será
concedida (Imitación de Cristo,1,23,4).
5166 Entonces se arrepentirán, pero su penitencia no será fructuosa, porque no
encontrarán perdón los que pierden ahora el tiempo provechoso para el perdón
(SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 12 sobre los Evang. ).
5167 Cada situación humana es irrepetible, fruto de una vocación única que se
debe vivir con intensidad, realizando en ella el espíritu de Cristo (J. EScRIvA
DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,112).
5168 El que ha prometido el perdón al que se arrepienta, no ha prometido al
pecador el día de mañana (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 12 sobre los Evang. ).
"El tiempo es corto para amar"
5169 Verdaderamente es corto nuestro tiempo para amar, para dar, para
desagraviar. No es justo, por tanto, que lo malgastemos, ni que tiremos ese
tesoro irresponsablemente por la ventana: no podemos desbaratar esta etapa del
mundo que Dios confía a cada uno (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,39).
5170¿Cuánto dura la vida de un hombre en esta vida? ¿No es como un airecillo de
la mañana? (SAN AGUSTÍN, Coment. sobre el Salmo 36).
5171 Isaías te llama a este retiro: Anda, pueblo mío, entra en los aposentos y
cierra la puerta por dentro; escóndete un breve instante [. . . ] (Is
26,20). El breve instante de este
momento de la vida temporal. (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual,1,10).
5172 Mira, pues, cuán breve parecerá entonces a los malos todo el tiempo de esta
vida; pues realmente allí se les figurará que apenas vivieron un día, sino que
luego fueron trasladados del vientre a la sepultura. De donde se sigue que todos
los placeres y contentamientos de este mundo les parecerán allí unos placeres
soñados, que parecían placeres y no lo eran (FR. LUIS DE GRANADA, Guía de
pecadores,1,3,28).
5173 Aunque toda la vida es corta, y algunas cortísimas; y, ¿qué sabemos si será
la nuestra tan corta, que desde una hora o momento que nos determinemos a servir
del todo a Dios se acabe? Posible sería que, en fin, todo lo que tiene fin no
hay que hacer caso de ello; y pensando que cada hora es la postrera, ¿quién no
la trabajará? (SANTA TERESA, Camino de perfección,12,2).
5174 Dios nos concede quizá un año más para servirle. No pien- ses en cinco, ni
en dos. Fíjate sólo en éste: en uno, en el que hemos comenzado [. . . ] (J.
EScRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios,47).
El valor cristiano del tiempo
5175 Y aconteció que pasando por Jericó estaba un ciego sentado. . . Y para que
el paso del Señor no fuese inútil, hizo en el camino el milagro del ciego, dando
a sus discípulos este testimonio para que procuremos hacer siempre cosas de
utilidad, y para que no haya nada ocioso en nosotros.
(SAN TEÓFILO DE ANTIOQUíA, en Catena Aurea, vol. VI, p. 322).
5176 Los que andan en negocios humanos dicen que el tiempo es oro. Me parece
poco: para los que andamos en negocios de almas, el tiempo es ¡gloria! (J.
ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 355).
5177 Ejercítate en las obras, trabaja en la viña; al terminar el día, pide el
salario (SAN AGUSTIN, Sermón 2).
5178 En fin, puesto que ignoramos en qué tiempo vendrá la muerte y después de la
muerte ya no podemos obrar, resta que aprovechemos con afán el tiempo que se nos
concede (SAN GREGORIO MAGNO, Moralia,13).
5179 El tiempo es un tesoro que se va, que se escapa, que discurre por nuestras
manos como el agua por las peñas altas. Ayer pasó, y el hoy está pasando. Mañana
será pronto otro ayer. La duración de una vida es muy corta. Pero, ¡cuánto puede
realizarse en este pequeño espacio, por amor de Dios! (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER,
Amigos de Dios,52).
5180 No nos retraigamos porque estas cosas sean difíciles y supongan esfuerzos,
sino que al recordar a aquel que recomendaba que cada uno escogiera para sí el
método de vida que más le conviniera y que esperara que con la costumbre
llegaría a serle llevadero y agradable, pongamos manos a la obra en lo mejor.
Porque sería mala cosa perder el tiempo ahora, y evocar después el tiempo
pasado, cuando ya no sirve más que para aumentar nuestra tristeza (SAN BASILíO.
Discurso a los jóvenes).
5181 El tiempo es precioso, el tiempo pasa, el tiempo es una fase experimental
de nuestra suerte decisiva y definitiva. De las pruebas que demos de fidelidad a
los propios deberes depende nuestra suerte futura y eterna.
El tiempo es un don de Dios: es una interpelación del amor de Dios a nuestra
libre y -puede decirse- decisiva respuesta. Debemos ser avaros del tiempo, para
emplearlo bien, con la intensidad en el obrar, amar y sufrir. Que no exista
jamás para el cristiano el ocio, el aburrimiento. El descanso si, cuando sea
necesario (cfr.
Mc 6,31), pero siempre
con vistas a una vigilancia que sólo en el último día se abrirá a una luz sin
ocaso (PABLO VI, Homilía 1-1-1976).
5182 No digas que los tiempos pasados fueron mejor que los presentes: las
virtudes hacen bueno cualquier día, los vicios los hacen malos (SAN JERÓNIMO,
Hom. sobre la Iglesia,14).
5183 Quienes van reuniendo con cuidado de cada cosa algo útil y provechoso, les
pasa lo que a los ríos más importantes, que de todas partes les viene gran
cantidad de agua para aumentar su caudal (SAN BASILIO, Discurso a los jóvenes).
5184 Eres caminante, la vida presente es un hostal. Usa de la riqueza como el
viajero usa en hostal la mesa, el cáliz, las copas, el lecho; con ánimo de
dejarlo todo, no de permanecer (SAN AGUSTÍN, Trat. Evang. 5. Juan,40).
5185 Naciendo en Belén de María Virgen, como Hombre, Dios-Verbo acepta el
tiempo. Entra en la historia. Se somete a la ley del fluir humano. Cierra el
pasado; con El termina el tiempo de espera, esto es, la Antigua Alianza. Abre el
futuro: la Nueva Alianza de la gracia y de la reconciliación con Dios. Es el
nuevo "Comienzo" del Tiempo Nuevo. Todo nuevo año participa de este Comienzo. Es
el año del Señor (JUAN PABLO II, Hom. 1-1-79).
Citas de la Sagrada Escritura
Tomó Yahvé Dios al hombre, y le puso en el jardín de Edén para que lo cultivase
y guardase.
Gn 2,15.
Seis días trabajarás, y descan sarás al séptimo, para que descansen también tu
buey y tu asno y se recobre el hijo de tu esclava y el extranjero.
Ex 23,12.
¿No es éste el hijo del carpinte ro? ¿Su madre no se llama Maria [. . . ]? .
Vosotros sabéis que a mis necesidades y a las de los que me acompañan han
suministrado estas manos.
Ac 20,34.
Saldrá el hombre a su trabajo y a sus labores, hasta la tarde [. . . ].
Ps 104,23.
Tr abajad como para el Señor, y no para los hombres.
Col 3,23.
Allí encontró a un judío llamado Aquila [. . . ], con Priscila, su mujer [. . .
] y como era del mismo oficio que ellos, se quedó en su casa y trabajaban
juntos, pues eran ambos fabricantes de lonas.
Ac 18,2-3.
Os exhortamos, hermanos, a progresar más y a que os esforcéis por llevar una
vida quieta, laboriosa, en vuestros negocios, y trabajando con vuestras manos
como os lo hemos recomendado.
1Th 4,11.
Mientras estuvimos entre vosotros, os advertimos que el que no quiera trabajar
no coma. .
A estos tales les recomendamos y exhortamos en el Señor Jesucristo que,
trabajando sosegadamente, ganen su pan.
2Th 3,11.
Medio y camino de santidad y de apostolado
La oración no consiste sólo en las palabras con que invocamos la clemencia
divina, sino también en todo lo que hacemos en obsequio de nuestro Creador
movidos por la fe (SAN BEDA, Coment. Evang. S. Marcos).
El ejemplo de Jesucristo
5186 Esta verdad, según la cual a través del trabajo el hombre participa en la
obra de Dios mismo, su Creador, ha sido particularmente puesta de relieve por
Jesucristo, aquel Jesús ante el que muchos de sus primeros oyentes en Nazareth
permanecían estupefactos y decían: ¿De dónde le vienen a éste tales cosas, y qué
sabiduría es ésta que le ha sido dada? . . . ¿No es acaso el carpintero? (Mc
6,2-3). En efecto, Jesús no solamente
lo anunciaba, sino que ante todo, cumplía con el trabajo el "evangelio" confiado
a él, la palabra de la Sabiduría eterna. Por consiguiente, esto era también el
"evangelio del trabajo", pues el que lo proclamaba, él mismo era hombre del
trabajo, del trabajo artesano al igual que José de Nazareth (cfr.
Mt 13,55). (JUAN PABLO
II, Enríclica Laborens exercens, V,26).
5187 Lo habréis notado a lo largo de los Evangelios: Jesús no hace milagros en
beneficio propio. Convierte el agua en vino, para os esposos de Caná (cfr.
Jn 2,1-11); multiplica
los panes y los peces, para dar de comer a una multitud hambrienta (cfr.
Mc 6,33-46). Pero El
se gana el pan, durante largos años, con su propio trabajo (J. ESCRIVÁ DE
BALAGUER, Es Cristo que pasa,61).
5189 En vuestra ocupación profesional, ordinaria y corriente, encontraréis la
materia -real, consistente, valiosa- para realizar toda la vida cristiana, para
actualizar la gracia que nos viene de Cristo (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo
que pasa,49).
5190 Del mismo modo que al decir que las aves del cielo no siembran no reprobó
el que se sembrara, sino el excesivo cuidado, así, cuando dice no trabajan ni
hilan, no condena el trabajo, sino el excesivo celo de él (SAN JUAN CRIsÓsTOMO,
en Catena Aurea, vol. VI, p. 90).
5191 Nazaret es la mansión del Hijo del carpintero. Aquí quisiéramos comprender
y celebrar la ley severa y redentora del trabajo humano; restaurar la conciencia
de la nobleza del trabajo; recordar que el trabajo no puede ser un fin en si
mismo, sino que su liberación y su nobleza le viene, mas que de su valor
económico, de los valores que lo inspiran (PABLO VI, Abc. en Nazaret,5-1-1964).
5192 Es toda una trama de virtudes la que se pone en juego al desempeñar nuestro
oficio, con el propósito de santificarlo: la fortaleza, para perseverar en
nuestra labor, a pesar de las naturales dificultades y sin dejarse vencer nunca
por el agobio; la templanza, para gastarse sin reservas y para superar la
comodidad y el egoísmo; la justicia, para cumplir nuestros deberes con Dios, con
la sociedad, con la familia, con los colegas; la prudencia, para saber en cada
ca so qué es lo que conviene hacer, y lanzarnos a la obra sin dilaciones. . . Y
todo, insisto, por Amor, con el sentido vivo e inmediato de la responsabilidad
del fruto de nuestro trabajo y de su alcance apostólico (J. ESCRIVÁ DL BALA GUFR,
Amigos de Dios,72).
5193 Todos, efectivamente, sabemos que en el trabajo del hombre está
profundamente grabado el misterio de la cruz, la ley de la cruz. ¿Acaso no se
comprueban ahí las palabras del Creador, pronunciadas después de la caída del
hombre: Con el sudor de tu rostro comerás el pan (Gn
3,19)? Ya sea el antiguo trabajo de
los campos que hace nacer el trigo, también las espinas y los cardos, ya sea el
nuevo trabajo de los altos hornos y las nuevas fundiciones, siempre se realiza
con el sudor de la frente. La ley de la cruz está inscrita en el trabajo humano.
Con el sudor de la frente ha trabajado el agricultor. Con el sudor de la frente
trabaja el obrero siderúrgico. Y con el sudor de la frente, con tremendo sudor
de la muerte, agoniza Cristo en la cruz.
No se puede separar del trabajo humano la cruz. No se puede separar a Cristo del
trabajo humano (JUAN PABLO II, en Mogila 9-VI-1979).
5194 Los cristianos, lejos de pensar que las conquistas logradas por el hombre
se oponen al poder de Dios y que la criatura racional pretende rivalizar con el
Creador, están, por el contrario, persuadidos de que las victorias del hombre
son signo de la grandeza de Dios y consecuencia de su inefable designio. Cuanto
más se acrecienta el poder del hombre, más amplía es su responsabilidad
individual y colectiva. De donde se sigue que el mensaje cristiano no aparta a
los hombres de la edificación del mundo ni los lleva a despreocuparse del bien
ajeno, sino que, al contrarío, les impone como deber el hacerlo (CONC. VAT. II,
Const. Gaudium et spes,34).
5195 No debe enojarte sufrir los pequeños asaltos de la preocupación y los
disgustos de tus múltiples deberes domésticos; antes, ello ha de servirte de
ejercicio para la práctica de las virtudes más gratas al Señor. No lo dudes, la
verdadera virtud no prospera en una vida descansada, como tampoco se nutren los
peces delicados en las aguas insalubres de los pantanos (SAN FRANCIsCO DE SALES,
Epistolario, fragm. 57,1. c. , p. 691).
5196 La oración, que en todo trabajo humano aporta referencia a Dios Creador y
Redentor, contribuye al mismo tiempo a la total "humanización" del trabajo. "El
trabajo existe. . . para que nos elevemos" (C. K. Norwid). Precisamente el
hombre, qúe por voluntad del Creador ha sido llamado desde el principio a
dominar la tierra mediante el trabajo, ha sido creado también a imagen y
semejanza de Dios mis-mo. De ningún otro modo puede encontrarse a sí mismo,
confirmar que es él, si no es buscando a Dios en la oración. Buscando a Dios,
encontrándose con El en la oración, el hombre debe encontrarse necesariamente a
sí tuismo, siendo semejante a Dios. No puede encontrarse de otro modo a sí
mismo, si no es en su Prototipo. No puede, a través del trabajo, confirmar su
"dominio" sobre la tierra si no es orando contemporáneamente (JUAN PABLO II, en
Czestochowa,6-VI- 1979).
5197 Una mujer ocupada en la cocina o en coser una tela puede siempre elevar su
pensamiento al cielo e invocar al Señor con fervor. Uno que va al mercado o
viaja solo, puede fácilmente rezar con atención. Otro que está en su bodega,
ocupado en coser los pellejos de vino, está libre para levantar su ánimo al
Maestro. El servidor, si no puede líegarse a la iglesia porque ha ido de compras
al mercado o está con otras ocupaciones, o en la cocina, puede siempre rezar con
atención y con ardor. Ningún lugar es indecoroso para Dios (SAN JUAN CRISÓSTOMO,
Hoin. sobre la profetisa Ana,4,6).
Frutos sobrenaturales y humanos del trabajo
5198 El trabajo debe ayudar al hombre a hacerse mejor, espiritualmente más
maduro, más responsable, para que pueda realizar su vocación sobre la tierra,
sea como persona irrepetible, sea en comunidad con los demás, y sobre todo en la
comunidad humana fundamental que es la familia. El hombre y la mujer, uniéndose
en esta comunidad, cuyo carácter ha sido establecido por el mismo Creador, desde
el principio, dan vida a nuevos hombres. El trabajo debe hacer posible a esta
comunidad humana encontrar los medios necesarios para formarse y para
mantenerse. (JUAN PABLO II, en Czestochowa,6-VI-1979).
5199 [. . . j pensad que con vuestro quehacer profesional realizado con
responsabilidad, además de sosteneros económicamente, prestáis un servicio
directísimo al desarrollo de la sociedad, aliviáis también las cargas de los
demás y mantenéis tantas obras asistenciales -a nivel local y universal-en pro
de los individuos y de 105 pueblos menos favorecidos (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER,
Amigos de Dios,121).
5200 Como a hijos y enfermos, les da un consejo provechoso que es al propio
tiempo un remedio para sus heridas: A estos tales les ordenamos y rogamos por el
amor del Señor Jesucristo que, trabajando sosegadamente, coman su pan. Médico
experto entre muchos, cura sus llagas y conjura el peligro atacando directamente
la causa, la ociosidad, echando mano de un solo precepto: el trabajo. Sabe
perfectamente que todas las enfermedades que pululan en un tronco común
desaparecen al instante si se logra eliminar la infección principal que las
origina (CASIANO, Instituciones,10).
5201 De donde aquella preciosa máxima -muy en boga entre los monjes egipcios-
que nos legaron los antiguos Padres:
"El monje que trabaja no tiene más que un demonio para tentarle, mientras que al
ocioso y holgazán lo tortura una legión de espíritus malvados" (CASIANO,
Instituciones,11).
5202 El agua estancada se corrompe, mas la que corre y se derrama por mil
arroyos conserva su propia virtud. El hierro que yace ocioso, consumido por la
herrumbre, se torna blando e inútil; mas si se lo emplea en el trabajo, es mucho
mas útil y hermoso y apenas si le va en zaga por su brillo a la misma plata. La
tierra que se deja baldía no se ve que produzca nada sano, sino malas hierbas,
cardos y espinas y árboles infructuosos; mas la que goza de cultivo se corona de
suaves frutos. Y, para decirlo en una palabra, todo ser se corrompe por la
ociosidad y se mejora por la operación que le es propia. Ya, pues, que sabemos
cuánto sea el daño de la ociosidad y el provecho del trabajo, huyamos
de aquélla y démonos a éste [. . . ] (SAN JUAN CR[sOsOMO, Hom. sobre Priscila y
Aquila).
5203 Y vuestro fruto permanezca. Todo cuanto hacemos en este mundo apenas tiene
duración hasta la muerte; y llegando ésta, arranca el fruto de nuestro trabajo.
Pero cuando trabajamos de cara a la vida eterna, el fruto de nuestro trabajo
permanece [. . i. Cuando se ha llegado al conocimiento de las cosas eternas,
dejan de tener importancia los frutos temporales (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 27
sobre los Evang. ).
El trabajo y la dignidad del hombre
5204 Cristo no aprobará jamás que el hombre sea considerado o se considere a sí
mismo solamente como un instrumento de producción; que sea apreciado, estimado y
valorado según ese principio. ¡Cristo no lo aprobará jamás! Por esto se ha hecho
clavar en la cruz, como sobre el frontispicio de la gran historia espiritual del
hombre, para oponerse a cualquier degradación del hombre, también a la
degradación mediante el trabajo. Cristo permanece ante nuestros ojos sobre su
cruz, para que todos los hombres sean conscientes de la fuerza que El les ha
dado: Les ha dado el poder de llegar a ser hijos de Dios (Jn
1,12). De esto deben acordarse tanto
los trabajadores como los que proporcionan trabajo; tanto el sistema laboral,
como el de retribución. Lo deben recordar el Estado, la Nación y la Iglesia
(JUAN PABLO II, en Mogila,9-VI-1979).
5205 Todo el que llegue a vosotros en nombre del Señor, sea recibido; luego,
examinándole, le conoceréis [. . . J. Si el que llega es un caminante, no
permanecerá entre vosotros mas de dos días o, si hubiera necesidad, tres. Pero
si quiere establecerse entre vosotros, teniendo un oficio, que trabaje y así se
alimente. Mas si no tiene oficio, proveed según vuestra prudencia, de modo que
no viva entre nosotros ningún cristiano ocioso. Si no quiere hacerlo así, es un
traficante de Cristo; estad alerta contra los tales (Didaché,12).
5206 El trabajo, todo trabajo, es testimonio de la dignidad del hombre, de su
dominio sobre la creación. Es ocasión de desarrollo de la propia personalidad.
Es vínculo de unión con los demás seres, fuente de recursos para sostener a la
propia familia; medio de contribuir a la mejora de la sociedad, en la que vive,
y al progreso de toda la Humanidad (J. ESCRIVÁ DL BALAGUER, Es Cristo que
pasa,47).
5207 De hecho, la problemática contemporánea -¿solamente contemporánea?- del
trabajo humano, en último término, no se reduce [. . . J ni a la técnica, ni
tampoco a la economía, sino a una categoría fundamental: a la categoría de la
dignidad del trabajo, es decir, de la dignidad del hombre. La economía, la
técnica y tantas otras especialidades y disciplinas tienen su razón de ser en
aquella única categoría esencial. Si no la alcanzan, si se constituyen fuera de
la dignidad del trabajo humano, están en el error, son nocivas, están contra el
hombre.
Esta categoría fundamental es humanística. Me permito decir que esta categoría
fundamental -la categoría del trabajo como medida de la dignidad del hombre- es
cristiana. La encontramos, en su más alto grado de intensidad, en Cristo (JUAN
PABLO II, en Afogila,9-VI-1979).
5208 Los hombres y las mujeres que, mientras procuran el sustento para sí y su
familia, realizan su trabajo de forma que resulte provechoso y en servicio de la
sociedad, con razón pueden pensar que con su trabajo desarrollan la obra del
Creador, sirven al bien de sus hermanos y contribuyen de modo personal a que se
cumplan los designios de Dios en la historia (CONC. VAT. II, Const. Gaudium et
spes,34).
5209 El buen trabajador recibe con libertad el pan de su trabajo; pero el
perezoso y holgazán no se atreve a mirar la cara del amo (SAN CLEMENTE, Epístola
a los Corintios,34,1).
5210 Todos los males han venido a la vida de que muchos consideran como la
máxima dignidad no poner la mano en sus propios oficios y como la suprema
ignominia parecer que saben una palabra de ellos. Pablo no se avergonzaba de
manejar la lezna y cortar las pieles y hablar a la vez a los más altos
dignatarios; más bien alardeaba de ello en el momento mismo en que venían a él
un sinnúmero de hombres ilustres y distinguidos. Y no sólo no se abochornaba de
su trabajo, sino que en sus espístolas [. . . ], dejó inscrito para la
posteridad el oficio que practicaba. Así, pues, lo que desde el principio
aprendió eso sigúió luego ejerciendo, aun después de haber sido arrebatado al
tercer cielo, aun después de haber sido trasladado al paraíso y haber tenido
p4rte en las palabras inefables de Dios (SAN JUAN CRISOS-TOMO, Hom. sobre
Priscila y Aquila).
5211 De ahí que Pablo trabajara continuamente, no sólo durante el día, sino
durante la noche misma, y así pudo decir:
Trabajando día y noche, a fin de no gravar a ninguno de vosotros (1Th
2,9). Y no se dedicaba Pablo al
trabajo simplemente por recreo y distracción, como lo hacían muchos de sus
hermanos, sino que desplegab en él esfuerzo tal que podía subvenir a las
necesidades de los otros [. . . ]. Un hombre que imperaba a los démones, que era
maestro de todo el universo, a quien se le confiaron los habitantes todos de la
tierra y todas la iglesias situadas bajo el sol, el que cuidaba con toda
solicitud de pueblos, naciones y ciudades, ese hombre, repito, trabajaba día y
noche [. . . ]. Nosotros, empero, que no tenemos una milésima parte de sus
preocupaciones [. . . ], ¿qué excusas [. . . ] tendremos? (SAN JUAN CRISÓSTOMO,
Hom. sobre Priscila y Aquila).
Citas de la Sagrada Escritura
Se derrite mi alma de pesadumbre; levántame tú según tu palabra.
Ps 118,28.
La angustia del corazón deprime al hombre, mas una palabra buena la alegra.
Pr 12,25.
Corazón alegre es buen remedio; mas el espíritu abatido seca los huesos.
Pr 17,22.
Corazón alegre hace buena cara, pero la pena del corazón abate el alma.
Pr 15,13.
Echar vinagre sobre el natrón es cantar canciones al corazón afligido.
Pr 25,20.
Mirando bien que ninguno sea privado de la gracia de Dios, que ninguna raíz
amarga, al brotar, cause turbación, inficionando a muchos.
He 12,15.
Alegraos siempre en el Señor; de nuevo os digo: alegraos.
Ph 4,4.
Pero los que confían en Yavé renuevan sus fuerzas, echan alas como de águila,
corren sin cansarse y caminan sin fatígarse.
Is 40,31.
Jesús, poniendo en él los ojos, le amó y le dijo: Una sola cosa te falta: vete,
vende cuanto tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego
ven y sigue-me. Ante estas palabras se anubló su semblante y se fue triste,
porque tenía mucha hacienda.
Mc 10,21-22.
Levantándose de la oración, vino a los discípulos, y encontrándolos adormilados
por la tristeza 1. . . 1.
Lc 22,45.
En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se
alegrará; vosotros os entristeceréis, pero vuestra tristeza se volverá en gozo.
La mujer, cuando pare, siente tristeza, porque llega su hora; pero cuando ha
dado a luz un hijo, ya no se acuerda de la tribulación, por el gozo que tiene de
haber venido al mundo un hombre. Vosotros, pues, ahora tenéis tristeza; pero de
nuevo os veré, y se alegrará vuestro corazón, y nadie será capaz de quitaros
vuestra alegría.
Jn 16,20-22.
Si alguno me contristó, no me contrístó a mí, sino en cierto modo, para no
exagerar, a todos vosotros. Bástele a ése la corrección de tantos, pues casi
habríamos de perdonarle y consolarle, para que no se vea consumido por excesiva
tristeza. Por eso os ruego que públicamente le ratifiquéis vuestra caridad.
2Co 2,5-8.
Porque si con la epístola os entristecí, no me pesa. Y si estaba pesaroso viendo
que aquella carta, aunque por un momento, os había contristado, ahora me alegro,
no porque os entristecisteis, sino porque os entristecisteis para penitencia. Os
contristasteis según Dios, para que no recibieseis daño alguno de nuestra parte.
Pues la tristeza según Dios es causa de penitencia saludable, de que jamás hay
por qué arrepentirse; mientras que la tristeza según el mundo produce la muerte.
Ved cuánta solicitud os ha causado esa misma tristeza según Dios, y qué excusas,
qué enojos, qué temores, qué deseos, qué celo y qué vindicaciones. Totalmente
limpios os habéis mostrado en este asunto.
2Co 7,8-11.
Cada uno haga según se ha propuesto en su corazón, no de mala gana ni obligado,
que Dios ama al que da con alegría.
2Co 9,7.
Guardaos de entristecer al Espíritu Santo de Dios, en el cual habéis sido
sellados para el día de la redención.
Ep 4,30.
No queremos, hermanos, que ignoréis lo tocante a la suerte de los que durmieron,
para que no os aflijáis como los demás que carecen de esperanza. Pues si creemos
que Jesús murió y resucitó, así también Dios por Jesús tomará consigo a los que
se durmieron en El.
1Th 4,13-14.
5212 Hay dos clases de tristeza. Unas veces se origina al contener los brotes de
la ira, y es consecuencia de un daño -que alguien nos ha inferido o, también, de
un deseo contrariado. La segunda surge de una irracional ansiedad o abatimiento
del espíritu (CASIANO, Colaciones,5).
5213 A aquellos a quienes el pesar de sus pecados pasados les tiene sumidos en
la tristeza y desazón, derramad en su alma a manos llenas la alegría de la
ciencia espiritual, cual si fuese un vino que alegra el corazón humano (Sal
103,15). Infundid alientos en esos corazones apesadumbrados, llenándolos con la
palabra de salvación, no sea que, acosados por la mortal desesperación, sucumban
a la excesiva tristeza (cfr.
2Co 2,7).
Mas de aquellos que viven en el tedio y la negligencia, sin tener en el corazón
el más leve remordimiento, he aquí cómo habla la Escritura: El que se da buena
vida y no sabe de dolores, vivirá siempre en la indigencia (Pr
14,2) (CASIANO, Colaciones,14).
5214 Piadosa es esa tristeza y, en cierto modo, dichosa compasión sentir pena
por los vicios ajenos y no estar implicado
en ellos; dolerse, y no unirse a ellos; encogerse con el dolor y no ser
arrastrado (SAN AGLISTIN, Sermón 2).
5215 Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. El llanto, al que
aquí se promete el consuelo eterno, nada tiene que ver con la tristeza de este
mundo [. . . ]. La tristeza religiosa es la que llora los pecados propios o bien
las faltas ajenas (SAN LEÓN MAGNO, Sermón sobre las bienaventuranzas).
Origen de la tristeza
5216 La tristeza es un vicio causado por el desordenado amor de sí mismo, que no
es un vicio especial sino la raíz general de todos ellos (SANTO TOMÁS, Suma
Teológica,2-2, q. 28, a. 4).
Dos clases de tristeza
5217 El dolor del ánimo, que se llama tristeza, es un disgusto de las cosas
contrarias que nos sucedieron (SAN AGUSTíN, Sobre la Trinidad,1).
5218 Quien despreciando los mandamientos de Dios anda vagando siempre con su
concupiscencia, no puede llegar nunca a la alegría (SAN BEDA en Catena Aurea,
vol. IV, p. 100).
5219 Aquel muchacho rechazó la insinuación, y cuenta el Evangelio que abiit
tristis (Mt
19,22), que se retiró entristecido [.
. . ], perdió la alegría porque se negó a entregar su libertad a Dios (J.
ESCRIVÄ DE BALAGUER, Amigos de Dios,24).
5220 Es la envidia un pesar, un resentimiento de la felicidad y prosperidad del
prójimo. De aquí que nunca falte al envidioso ni tristeza, ni molestia. ¿Está
fértil el campo del prójimo? ¿Su casa abunda en comodidades de vida? ¿No le
falta ni los esparcimientos del alma? Pues todas estas cosas son alimento de la
enfermedad y aumento de dolor para el envidioso. De aquí que éste no se
diferencia del hombre desarmado, que por todo es herido (SAN BASILIO, Hom. Sobre
la envidia).
5221 La tristeza causada por un arrepentimiento saludable es propia del hombre
obediente, afable, humilde, dulce, suave y paciente, en cuanto que deriva del
amor de Dios. Sufre infatigable el dolor físico y la contrición del espíritu,
gracias al vivo deseo que le anima de perfección. Es también alegre y en cierto
modo se siente como robustecido por la esperanza de su aprovechamiento; conserva
de continuo el hechizo y el encanto de la afabilidad y de la longanimidad, y
posee en sí todos los frutos del Espíritu Santo (CASIANO, Instituciones,9).
Consecuencias
5222 Hase de advertir que no todos los que tienen este humor son tan trabajosos,
que cuando cae en un sujeto humilde y en condición blanda, aunque consigo mismos
traen trabajo, no dañan a los otros, en especial si hay buen entendimiento. Y
también hay más y menos de este humor. Cierto, creo, que el demonio en algunas
personas le toma por medianero, para si pudiese ganarlas; y si no andan con gran
aviso, así hará (SANTA TERESA, Fundaciones,7,2).
5223 Tristeza, apabullamiento. No me extraña: es la nube de poivo que levantó tu
caída. Pero, ¡basta!: ¿acaso el viento de la racia no llevó lejos esa nube?
Después, tu tristeza -si no la rechazas- bien podría ser la envoltura de tu
soberbia. -¿Es que te creías perfecto e impecable? (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER
Camino, n. 260).
5224 [. . . ] pero después (de cometido el mal) el diablo exageró de tal manera
su tristeza que llegó a perder al desgraciado. Algo semejante pasó en Judas,
pues después que se arrepintió no supo contener su corazón, sino que se dejó
llevar por la tristeza inspirada por el diablo, la cual le perdió (ORIGENEs, en
Catena Aurea, vol. III, p. 346).
5225 La tristeza [. . . ] es áspera, impaciente, dura, llena de amargor y
disgusto, y le caracteriza también una especie de penosa desesperación. Cuando
se apodera de un alma, la priva y aparta de cualquier trabajo y dolor saludable
(CASIA-NO, Instituciones,9).
5226 Es propio de un alma cobarde que carece de la virtud vigorosa de confiar en
las promesas del Señor el abatirse demásiado y sucumbir ante las adversidades
(SAN BASILIO, Hom. sobre la alegría).
5227 El hombre triste se porta mal en todo momento. Y lo primero en que se porta
mal es en que contrista al Espíritu Santo, que le fue dado alegre al hombre. En
segundo lugar, comete una iniquidad, por no dirigir súplicas a Dios ni alabarle;
y, en efecto, jamás la súplica del hombre triste tiene virtud para subir al
altar de Dios (PASTOR DE HER\IAS, Mandamientos, X. 3. 2,1. c. , Pp. 994-995).
Remedios
5228 Cada vez que nos reunimos en la Eucaristía, somos fortalecidos en la
santidad y renovados en la alegría, pues la alegría y la santidad son el
resultado inevitable de estar más cerca de Dios. Cuando nos alimentamos con el
pan vivo que ha bajado del cielo, nos asemejamos más a nuestro Salvador
resucitado, que es la fuente de nuestra alegría, una alegría que es para todo el
pueblo (Lc
2,10).
Que la alegría y la santidad abunden siempre en vuestras vidas y florezcan en
vuestros hogares. Y que la Eucaristía sea [. . . ] el centro de vuestra vida, la
fuente de vuestra alegría y de vuestra santidad (JUAN PABLO II, Hom.
16-11-1981).
5229 "Laetetur cor quaerentium Dominum". -Alégrese el corazón de los que buscan
al Señor. -Luz, para que investigues en los motivos de tu tristeza
(J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 666).
Citas de la Sagrada Escritura
Que todos sean una misma cosa, y que, como tú, Padre, estás en mi y yo en ti,
así sean ellos una misma cosa en nosotros [. . . j.
Jn 17,21.
Solicitos en conservar la unidad del espíritu en el vinculo de la paz.
Ep 3,3.
Un solo cuerpo y un solo espintu, así como fuisteis llamados en una misma
esperanza de vuestra vocación: un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Un
solo Dios y Padre de todos, el cual está sobre todos, por todos y en todos.
Ep 4,6-9.
Hay diversidad de operaciones, pero uno mismo es el Dios, que obra todas las
cosas en todos. 1. . 1 Porque también todos nosotros hemos sido bautizados en un
solo Espíritu, para constituir un solo cuerpo, y todos, ya judíos, ya gentiles,
ya siervos, ya libres, hemos bebido del mismo Espíritu. 1. . . 1 De esta suerte,
si padece un miembro, todos los miembros padecen con él; y si un miembro es
honrado, todos los otros a una se gozan.
1Co 12,6
1Co 13
1Co 26.
Amándoos los unos a los otros con amor fraternal, honrándonos a porfía unos a
otros.
Rm 12,10.
Pero no ruego solamente por éstos, sino también por cuantos han de creer en mí
por medio de su predicación. Que todos sean una misma cosa, y que como tú,
Padre, estás en
"La caridad es madre de la unidad"
5230 No están todos los herejes por toda la tierra, pero hay herejes en toda la
superficie de la tierra. Hay una secta en Africa, otra herejía en Oriente, otra
en Egipto, otra en Mesopotamia. En países diversos hay diversas herejías, pero
todas tienen por madre la soberbia, como nuestra única madre católica engendró a
todos los fieles cristianos repartidos por el mundo. No es extraño, pues, que la
soberbia engendre división, mientras la caridad es madre de la unidad (SAN
AGUSTIN, Sermón 46, sobre los pastores).
5231 El templo del Rey tiene unidad; el templo del Rey no está arruinado, ni
agrietado, ni dividido. El cemento de las piedras vivas es la caridad (SAN
AGUSTÍN, Coment. sobre el
Salmo 44).
5232 Corred todos a una como a un solo templo de Dios, como a un solo altar, a
un solo Jesucristo que procede de un solo Padre (SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA Carta
a los Magnesio5,6).
5233 Para poder encomendar a Pedro sus ovejas, sin que con ello pareciera que
las ovejas quedaban encomendadas a otro pastor distinto de sí mismo, el Señor le
pregunta:
"Pedro, ¿me amas?" El respondió: "Te amo". Y le dice por segunda vez: "¿Me
amas?". Y respondió: "Te amo". Y le pregunta aún por tercera vez: "¿Me amas?". Y
respondió: "Te amo". Quería fortalecer el amor para reforzar así la unidad. De
este modo, el que es Unico apacienta a través de muchos, y los que son muchos
apacientan formando parte del que es único (SAN AGUsTÍN Sermón 46, sobre los
pastores).
5234 Cuando nuestras ideas nos separan de los demás, cuando nos llevan a romper
la comunión, la unidad con nuestros hermanos, es señal clara de que no estamos
obrando según el espíritu de Dios (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que
pasa,17).
5235 Colaborad mutuamente unos con Otros, luchad unidos, corred juntamente,
sufrid con las penas de los demás, permaneced unidos en espíritu aun durante el
sueño, así como al despertar, como administradores que sois de Dios, como sus
asistentes y servidores (SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, Carta a 5. Policarpo de
Esmirna).
5236 La caridad no se demuestra solamente con la limosna, sino sobre todo con el
hecho de comunicar a los demás las enseñanzas divinas y prodigarles cuidados
corporales (SAN MÁXIMO, Sobre la caridad,1).
5237 Siervo soy de la Iglesia y principalmente de sus miembros más débiles, ya
que somos miembros del mismo cuerpo (SAN CIPRIANO, Sobre el trabajo de los
monjes,29).
Unidad de la Iglesia
Hemos sido agregados al mismo Cuerpo de Cristo, mediante la fe y el bautismo en
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; es el mismo Espíritu el que
nos justifica y el que anima nuestra vida cristiana: Sólo hay un cuerpo y un
Espíritu, como también habéis sido llamados con una misma esperanza, la de
vuestra vocación. Sólo un Señor, una fe, un bautismo (Ep
4,4-5). Esta es la única fuente que
conduce y requiere, tanto hoy como en el alba de la Iglesia, "la unidad en la
doctrina de los apóstoles, en la mutua unión, en la fracción del pan y en las
oraciones" (Lumen gentium,13). La estructura misma de la Iglesia, con su
jerarquía y sus sacramentos, no hace más que traducir y realizar esta unidad
esencial recibida de Cristo-Cabeza. Finalmente, esta unidad interior en la
Iglesia de Cristo, constituye "para todo el género humano, un germen segurísimo
de unidad, de esperanza y de salvación" (Lumen gen(ium,9) (JUAN PABLO II, Abc.
30-XII-1980).
Todo el coro innumerable de los pastores se reduce al cuerpo de un solo Pastor
(SAN AGUsTÍN, Sermón 16).
En la Santa Iglesia los católicos encontramos nuestra fe, nuestras normas de
conducta, nuestra oración, el sentido de la fraternidad, la comunión con todos
los hermanos que ya desaparecieron y que se purifican en el Purgatorio
-Iglesia purgante-, o con los que gozan ya -Iglesia triunfante- de la visión
beatífica, amando eternamente al Dios tres veces Santo. Es la Iglesia que
permanece aquí y, al mismo tiempo, trasciende la historia. La Iglesia, que nació
bajo el manto de Santa Maria, y continúa -en la tierra y en el cielo- alabándola
como Madre (J. ESCRíVA DE BALAGUER, Hom. El fin sobrenatural de la Iglesia,28-V-
1972).
Yo estoy en la Iglesia católica, cuyos miembros son todas las iglesias, que, por
las Escrituras canónicas, sabemos deben su origen, y también su firmeza, a los
trabajos de los apóstoles; según la ayuda que me diere el Señor, no abandonaré
su comunión ni en Africa ni en ninguna parte (SAN AGUsTíN, Contra el donatista
Cresconio,3).
Unidad de vida
La espiritualidad no puede ser nunca entendida como un conjunto de prácticas
piadosas y ascéticas yuxtapuestas de cualquier modo al conjunto de derechos y
deberes determinados por la propia condición; por el contrario, las propias
circunstancias, en cuanto respondan l querer de Dios, han de ser asumidas y
vitalizadas sobrenaturalmente por un determinado modo de desarrollar la vida
espiritual, desarrollo que ha de alcanzarse precisamente en y a través de
aquellas circunstancias (A. DEL PORTILLo, Escritos sobre el sacerdocio,113).
No soportamos los cristianos una doble vida: mantenemos una unidad de vida,
sencilla y fuerte en la que se fundan y compenetran todas nuestras acciones (J.
ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,126).
Nosotros somos en todo y siempre iguales y acordes con nosotros mismos, pues
servimos a la razón y no la violentamos (ATENAGORAS, Legación 35).
5242 Leemos que, ya desde los orígenes de la predicación apostólica, se
observaba esta norma tan importante: La multitud de los creyentes no era sino un
solo corazón y una sola al,na. Tal, en efecto, debe ser el pueblo de Dios: todos
hermanos bajo un mismo Padre, todos una sola cosa bajo un solo Espíritu, todos
concurriendo unánimes a una misma casa de oración, todos miembros de un mismo
cuerpo que es único (SAN HILARIO, Trat. sobre el Salmo 132).
5243 Si alguno de vosotros sigue a alguien que fomenta los cismas no poseerá el
reino de Dios; el que camina con un sentir distinto al de la Iglesia no tiene
parte en la pasión del Señor (SAN IGNACIO DE ANTIOQU lA, Carta a los de
Filadelfia,1).
5244 La unidad de misión y de sacerdocio exigen que el presbítero no se sienta
una "pieza suelta", sino que experimente
vitalmente una peculiar comunión con todos los demás miembros del Pueblo de Dios
llamados a participar de esa misma tarea (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el
sacerdocio, Pp. 46-47).
5245 Os exhorto, hermanos, por la santidad de estas nupcias:
amad a esta Iglesia, vivid en tal Iglesia, sed esta Iglesia. Amad al buen
Pastor, hombre tan bueno que a nadie engaña y quiere que todos se salven. Rogad
también por las ovejas dispersas; vengan también ellas, reconozcan ellas, amen
también ellas, para que haya un solo rebaño y un solo Pastor (SAN AGUSTIN,
Coment. sobre el Salmo 139).
Unidad, fortaleza y eficacia
5246 Recibimos nosotros el Espíritu Santo si amamos a la Iglesia, si vivimos
unidos en caridad y nos gloriamos del noinbre de católicos y de la fe. Creamos,
hermanos: en la proporción en que ama cada uno a la Iglesia, recibe el Espíritu
Santo (SAN AGUsTíN, Trat. Evang. 5. Juan,32).
5247 En tu empresa de apostolado no temas a los enemigos de fuera, por grande
que sea su poder. Este es el enemigo imponente: tu falta de "filiación" y tu
falta de "fraternidad"
(J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 955).
5248 ¿Ves? Un hilo y otro y muchos, bien trenzados, forman esa maroma capaz de
alzar pesos enormes.
-Tú y tus hermanos, unidas vuestras voluntades para cumplir la de Dios, seréis
capaces de superar todos los obstáculos (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n.
480).
5249 [. . . ] El (vínculo) de la caridad crece con el tiempo, aquiere nuevas
formas por su duración y escapa a la guadaña de la muerte, que lo siega todo,
excepto la caridad. La caridad es tan fuerte como la muerte y más dura que el
hierro. Este es nuestro lazo, éstas son nuestras cadenas, las cuales, cuanto más
nos unan y estrechen, mayor ventaja y libertad nos darán. 5' fuerza no es sino
suavidad, su violencia no es sino dulzura; nada hay tan blando como esto, y nada
como esto tan firme (SAN FRANCISCO DE SALEs Epistolario, fragm. 1,1. c. , p.
635).
5253 "Y ¿en un ambiente paganizado o pagano, al chocar este ambiente con mi
vida, no parecerá postiza mi naturalidad?", me preguntas.
-Y te contesto: Chocará sin duda, la vida tuya con la de ellos: y ese contraste,
por confirmar con tus obras tu fe, es precisamente la naturalidad que yo te pido
(J. ESCRIVÁ D BALAGUER, Camino, n. 380).
La Sagrada Eucaristía, fuente de unidad
5254 Este gran sacramento que nos confiere la participación en la vida de Cristo
nos une también los unos a los otros, a todos los demás miembros de la Iglesia,
a todos los bautizados sin diferencia de edad o de continente. Aunque los que
pertenecemos a la Iglesia nos hallemos dispersos por todo el mundo, aunque
hablemos diferentes lenguas, tengamos diferentes entornos culturales y seamos
ciudadanos de diferentes naciones, porque el pan es uno, somos muchos en un solo
cuerpo, pues todos participamos de este único pan (1Co
10,17) (JUAN PABLO II, Hom.
Pakistán,16-II-1981).
Maria, "Madre de la unidad"
5255 La experiencia del cenáculo no reflejaría la hora de gracia de la efusión
del Espíritu, si no tuviese la gracia y la alegría de la presencia de María. Con
María, la Madre de Jesús (Ac
1,14), se lee en el gran momento de
Pentecostés [. . . ]. Ella, Madre del amor y de la unidad, nos une profundamente
para que, como la primera comunidad nacida del Cenáculo, seamos un solo corazón
y una sola alma. Ella, "Madre de la unidad", en cuyo seno el Hijo de Dios se
unió a la humanidad, inaugurando místicamente la unión esponsalicia del Señor
con todos los hombres, nos ayude para ser "uno" y para convertirnos en
instrumentos de unidad entre nuestros fieles y entre todos los hombres
(JUAN PABLO II, Hom. 24-111-1980).